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“La puerta siempre está abierta”

Gabriela Fischer, al frente del Proyecto Educativo, en la mesa de trabajo donde se ocupa de sus estudiantes. swissinfo.ch

Para jóvenes y adultos con problemas de toxicodependencias existe en Berna un proyecto –único en Suiza- que ofrece respaldo educativo a aquellos con la voluntad de dar de nuevo el paso.

Clases gratuitas y asesoramiento pedagógico en un ambiente que invita a recobrar la confianza en sí mismo son las herramientas de tres especialistas de Contact Netz.

En el barrio bajo del casco viejo de la ciudad, a orillas del río Aar, se encuentran las oficinas del Proyecto Educativo (Schulproject) de la organización Contact Netz, que forma parte de una oferta integral para aquellos que en el campo de batalla, -en la sociedad y la economía local-, han perdido o han estado a punto de perder su sitio.

La drogadicción se encuentra en la punta del iceberg de ese proceso de aislamiento.

Frente a uno de los ordenadores de la sala de computación se encuentra Hansuli Stoller, pedagogo, y en la oficina contigua, Daniel Steinmann, maestro de secundaria especializado en la formación de adultos, quien acaba de iniciar una clase particular con una joven de unos 20 años de edad.

Ella forma parte del grupo de jóvenes que “consumen algunas drogas como la marihuana y el éxtasis, o los combinan con otras tabletas; y quienes están en peligro de caer en una dependencia fuerte”, explica Gabriela Fischer, responsable desde hace ocho años del ‘Schulproject’ de Contact.

Con una historia a cuestas

“No sé cómo aprender. Tengo la sensación de no dar la talla”, indica Romana*, otra chica de 17 años de edad, cuyos padres tienen problemas de alcohol. La hermana, de drogas. Y ella misma asegura y repite sin cesar que no tiene dependencia alguna, “como máximo tomaré una copa”.

Su cuadro escolar de enseñanza básica: los primeros cinco años en la clase dedicada a los niños con deficiencias en el aprendizaje (y en la que se trabaja un programa escolar anual en el doble de tiempo) y del sexto al noveno, en el nivel de primaria (en el que permanecen los jóvenes que no alcanzaron las calificaciones suficientes para pasar a la secundaria).

Un camino que sólo conduce al aprendizaje de un oficio, pero que aún así cuesta a la joven librarlo: llega tarde a las prácticas y muy agotada, tras constantes noches de desvelo a causa de sus salidas nocturnas.

Su maestra, luego de contactar a los padres de la adolescente, pidió la asesoría del Servicio de Consejería de Contact Netz y el acuerdo es que Romana acuda al Proyecto Educativo para darle una mano en su desempeño y, por su puesto… asentar la importancia de dormir regularmente.

Ya en las clases en la Mühlenplatz 15, no puede concentrarse y habla sobre sus problemas familiares y las dificultades con las que se topa en el aprendizaje de su oficio.

La mayoría no acude por decisión propia

“Los más jóvenes son los que tienen problemas con los padres, en la escuela, fuman algún derivado del cannabis, prueban otras drogas y tienen entre 15 y 24 años de edad”, explica Fischer.

“La mayoría de los que únicamente consumen el cannabis cree que no tiene problema alguno y no necesariamente vienen voluntariamente, es decir, son enviados por los padres, por el maestro o por la policía, que los denuncia por el consumo de droga ilegal. El Tribunal de Menores les impone la condición de asistir dos veces al servicio de consejería de nuestra organización, esto es como un castigo, entre comillas. Algunos acuden más de dos veces y los mandan con nosotros, al Proyecto Escolar, porque requieren apoyo en los estudios.”

¿Cómo enseñarles? “Intentamos transmitir el aprendizaje de manera lúdica, con algo que les interesa”, responde la maestra.

“La motivación no resulta tan sencilla con los jóvenes. Dicen encontrarse en una situación ‘cool’: reciben su mesada de la asistencia social y viven con sus padres; y si bien la cantidad recibida es un mínimo destinado a la sobrevivencia básica, para ellos resulta un dinero extra en el caso de no tener que pagar su manutención o la renta de una vivienda. Es como su dinero para gastos personales.”

“Aprender no genera dinero y hay muchos chicos que no pueden ver que se trata de su beneficio”. Por eso, al constatar el desgano, se invita a la persona a volver cuando el interés este presente, para dejar así el lugar a otra en lista de espera.

De los jóvenes que son enviados aquí, “tal vez el 20% o el 30% vendrá con regularidad”, para los otros, “la puerta siempre está abierta”.

Otros tres grupos de toxicómanos -con historiales mucho más graves- acuden al Proyecto. (CONTINÚA EN MÁS SOBRE EL TEMA: ‘Entre más mayores, más motivados’)

swissinfo, Patricia Islas Züttel

(*: nombre cambiado)

Berna ha tenido una figura pionera en la estrategia en el combate antidroga.

Fue primera en el mundo en abrir hace 21 años un centro de acogida para toxicómanos, una forma de limpiar las escenas de la droga en la vía pública y dar atención a los afectados.

Y Berna también instauró hace 25 años el Proyecto Educativo de Contact Netz.

Este servicio tiene un presupuesto de alrededor de 300.000 francos suizos anuales.

Es respaldado casi enteramente por la Dirección de Asistencia Social y Salud del Cantón de Berna, principal sostén de la organización Contact Netz.

De acuerdo a la más reciente encuesta del Instituto Suizo para la Prevención del Alcoholismo y otras toxicomanías, en Suiza alrededor del 30% de los chicos de 15 años han probado el Cannabis.

Los derivados de esta sustancia son bien conocidos entre los jóvenes mayores de los 16 años, aunque poco se sabe sobre sus efectos.

En lo que respecta a las drogas fuertes, como la heroína, El problema alcanzó su paroxismo en Suiza en la segunda mitad de los años 80. 400 toxicómanos morían anualmente.

Por ello, en 1991, el gobierno helvético lanzó una estrategia basada en cuatro pilares, cuya aplicación es competencia de los cantones:

-la prevención,
-la represión,
-la terapia, y
-la reducción de los daños.

Los resultados de está política han sido notorios en la salud de los implicados. (Las muertes se redujeron a la mitad: 200)

No obstante, el mercado ilegal sigue abriéndose nuevos caminos con nuevos productos.

Lo más notorio es el incremento en el consumo de cocaína (aunque no hay cifras concretas al respecto)

En cuanto a los dependientes de la heroína, se cifran en unos 25.000. Dos de cada tres de sus consumidores siguen programas terapeuticos.

Sobre el consumo del alcohol, se calcula que hay unos 300.000 adictos a él en Suiza.

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