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El alto el fuego del PKK: las incógnitas de un proceso que acaba de empezar

Estambul, 1 mar (EFE).- El anuncio del Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía, de un alto el fuego inmediato y un futuro proceso de desarme, siguiendo el llamamiento de su fundador, Abdullah Öcalan, alimenta la esperanza de poner fin a un conflicto de 40 años con más de 45.000 muertos, pero también suscita numerosas preguntas por ahora sin resolver.

Segundo intento

Es el segundo intento de un desarme del PKK mediante una negociación entre la guerrilla, su fundador y aún guía, Abdullah Öcalan, encarcelado en Turquía desde 1999, y el Gobierno dirigido por Recep Tayyip Erdogan, todo ello con mediación del partido de la izquierda prokurda, hoy DEM, antes HDP.

El primer proceso se lanzó en marzo de 2013 mediante una carta de Öcalan similar a la actual pero el proceso se abortó en 2015, tras unas elecciones generales que debilitaron el AKP, el partido islamista de Erdogan, que gobierna Turquía desde 2002.

Fin del independentismo

Tanto en 2013 como hoy, Öcalan y el PKK renuncian de forma explícita al proyecto de un Kurdistán independiente o una región autónoma y buscan la plena integración de la población kurda -unas 16 millones de personas- en el Estado y la sociedad de Turquía.

El partido DEM, que defiende los intereses de la minoría kurda, lleva tiempo impulsando esta visión, pidiendo únicamente cierta descentralización que traslade algunas competencias a los municipios en todo el país.

Lengua materna

Desde 2012, los colegios públicos turcos ofrecen la enseñanza del kurdo a partir de los 11 años, siempre que lo pidan al menos 10 alumnos en una clase y haya profesores disponibles, opción elegida en este curso por unos 25.000 alumnos. El DEM insiste que debe permitirse la enseñanza del kurdo como lengua materna, algo para lo que haría falta reformar el artículo 42 de la Constitución.

Ni Öcalan ni el PKK han hecho referencia a la enseñanza del kurdo como lengua materna, por lo que no parece necesario resolver este punto para proceder al desarme.

¿Libertad para Öcalan?

La única condición para el desarme mencionada por el PKK -aunque no por el propio Öcalan- es la «libertad física» de Abdullah Öcalan para poder «dirigir de forma práctica» el congreso del movimiento que debe proclamar la disolución de la guerrilla. Para este proceso, asegura el PKK, todos los seguidores de Öcalan deben poder comunicarse con él sin obstáculos.

Aunque el Gobierno ha descartado una amnistía general, la opción de un arresto domiciliario se evoca a menudo en la prensa y parece factible consensuar una fórmula aceptable, teniendo en cuenta que el proceso actual fue iniciado en octubre pasado por una propuesta del político ultranacionalista Devlet Bahçeli, aliado de Erdogan, de invitar a Öcalan al Parlamento para que proclame desde allí la disolución del PKK.

Los demás presos

Miles de activistas, políticos, artistas, pensadores y periodistas de la izquierda están actualmente en la cárcel, acusados de «propaganda terrorista», entre ellos los exdirigentes del HDP (hoy DEM) Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag. Nada se ha dicho de ellos hasta ahora en los mensajes de Öcalan y el PKK.

Siria

El partido AKP opina que la disolución del PKK debe incluir la de la milicia kurdosiria YPG, que controla grandes partes del noreste de Siria. El DEM asegura que la carta de Öcalan no se dirige a esta formación. Ankara ha reiterado en los últimos meses que no aceptará una transición en Siria sin la desaparición de las YPG, que considera una rama del PKK, y ha amenazado intervenir militarmente contra el grupo.

Un nuevo encontronazo entre YPG y tropas turcas podría dinamitar el proceso de paz, pero no parece inevitable, ya que las YPG reconocen el nuevo Gobierno de Siria, han adoptado su bandera y aseguran buscar fórmulas para integrarse en él, lo que, junto con el desarme del PKK, podría poner fin también a esta faceta del conflicto.

Los riesgos

El proceso de paz de 2013-2015 no se abortó por discrepancias sobre los derechos de la población kurda, sino por las dinámicas democráticas de Turquía: Erdogan esperaba que el proceso reforzara su liderazgo y le granjeara el apoyo de los votantes kurdos. Sin embargo, las elecciones de junio de 2015 mostraron que el proceso había fortalecido al partido HDP, que impulsaba el proceso de reconciliación desde posturas demócratas y laicas, opuestas a la ideología islamista de Erdogan.

La actual situación no es muy distinta. Un enfrentamiento entre Erdogan y el DEM podría volver a romper el proceso, pero una alianza entre ambos podría facilitar una reforma constitucional no solo para mejorar la integración kurda sino también para permitir a Erdogan una nueva candidatura en las elecciones de 2028, por ahora vetada, y afianzar su liderazgo, cada vez más autócrata, hasta 2033. Una perspectiva preocupante para la oposición de Turquía, incluida gran parte de los votantes del DEM.

Nada de esto parece haberse negociado aún, ya que el alto el fuego no es el final de un proceso sino su inicio, según fuentes del partido prokurdo.EFE

iut/alf

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