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El bailaor Manuel Liñán: «La sociedad no está preparada para ver a un hombre con falda»

Raúl Bobé

Londres, 1 jun (EFE).- Para Manuel Liñán (Granada, 1980) el baile forma parte de su existencia desde que tiene uso de razón y, a través de él, ha logrado su libertad personal y romper estigmas en el mundo del flamenco, pero también le ha llevado a soportar críticas e insultos a lo largo de su vida.

En una entrevista telemática con EFE, el bailaor recuerda que, a los 5 años, se le quedó grabada la imagen de una mujer bailando con una falda y le fascinó su movimiento y los círculos que hacía en el aire, hasta el punto de decirle a su madre: «Mamá, quiero bailar».

A sus 45 años, Liñán no solo lo ha conseguido, sino que ha hecho de la falda y la bata de cola su orgullosa seña de identidad ‘queer’ en el baile. Sin embargo, este fue también el motivo que le llevó a recibir una oleada de miles de comentarios de odio e insultos homófobos en redes sociales después de que un vídeo de uno de sus espectáculos se hiciese viral hace unas semanas.

«Los comentarios no hacían referencia al criterio artístico. Iban dirigidos simplemente a una tendencia sexual y a una apariencia física, que es un hombre con una falda. Y cuando los comentarios de odio y homófobos se centran en eso, la verdad es que es muy triste (…) Es como que la sociedad no está preparada», reflexiona el granadino.

En ese sentido, explica que aunque no es la primera vez que un hombre aparece con una bata de cola, la mayoría de las veces anteriores, los bailaores que se han ataviado con ella se «travestían» para hacer un personaje y eso la sociedad lo procesa como si fuera un disfraz de carnaval.

«Lo que a la sociedad no le encaja es que un lunes un tío se ponga una bata de cola y un mantón y baile. Que no tenga que ser ningún personaje, sino que sea él con barba, con bata de cola y mantón y en un día cualquiera de la semana que no es carnaval», añade Liñán.

Una revolución en el flamenco

El bailaor confiesa que, cuando decidió usar la bata de cola en su anterior espectáculo, ‘¡Viva!’, también tuvo que encajar críticas por parte de otros compañeros del gremio, que le acusaban de querer «cargarse» el flamenco por apropiarse de este accesorio, tradicionalmente femenino.

«Algunos artistas que primero me pusieron en el paredón, luego vinieron y me dieron la enhorabuena», cuenta.

Liñán ha conseguido revolucionar el mundo del flamenco y romper estereotipos con su arriesgada propuesta artística, pues, a su juicio, el verdadero secreto del género es su capacidad de experimentación y de aunar «lo clásico, lo tradicional, lo popular, lo moderno y lo vanguardista».

El bailaor ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Nacional de Danza en 2017 y en 2023 estuvo nominado en los Premios Olivier, los más prestigiosos de las artes escénicas en el Reino Unido, por su coreografía en ‘¡Viva!’.

Este 2 de junio regresa al territorio británico (esta vez, sin la bata de cola) para presentar en el teatro Sadler´s Wells de Londres su último trabajo, ‘Muerta de Amor’, como parte del 20 aniversario del Festival de Flamenco que tiene lugar en la ciudad del Támesis.

¿Qué es el amor?

Según relata el granadino, este ‘show’ nace de la pregunta: «¿qué es el amor?» y ofrece un «gran abanico de posibilidades y de diversidad» como respuesta, además de explorar temas como el deseo, la provocación, la toxicidad o cómo nuestro cuerpo reacciona ante la necesidad del contacto humano, basados en su propia experiencia vital.

«Las primeras veces que me enamoré lo tuve que hacer a escondidas porque tenía miedo de que me insultaran y en la primera relación que tuve le pedí perdón a Dios. Entonces, mi vida en ese aspecto no ha sido clara, y eso se ha reflejado en mi baile», declara.

El amor es también la forma en la que Liñán habla de la danza: «El baile forma parte de mí, es como mi lenguaje. El escenario para mí es la vida. Es la realidad, el sentido de mi vida está en el escenario porque es donde puedo hablar realmente, donde mi medio de expresión funciona», describe.

Cuando se sube a las tablas, el andaluz se olvida del público y baila para él, para recuperar a aquel niño pequeño que soñaba con hacerlo y al que ahora le diría sin miedo: «Ponte la falda, baila lo que te de la gana y deja a la gente que diga lo que quiera». EFE

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(foto)

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