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El mito de la primera estrella llega a las pantallas en ‘La Divina Sarah Bernhardt’

Rafael Cañas

París, 1 oct (EFE).- La película francesa ‘La divina Sarah Bernhardt’, una exploración del mito la legendaria actriz parisina que fue considerada como la mejor intérprete dramática del mundo en su época y la primera gran estrella, llegará este viernes a las pantallas españolas.

Más allá de su figura artística, el filme pone un acento especial en Bernhardt (1844-1923) como una figura de vanguardia social, promotora de la emancipación de la mujer y luchadora contra el antisemitismo.

Bajo la dirección de Guillaume Nicloux y con guion de Nathalie Leuthreau, la veterana Sandrine Kiberlain, de 57 años y cuya carrera engloba ya 80 títulos y 13 premios, asume en su madurez profesional el enorme reto de encarnar a esta leyenda.

«Puede que sea mejor que (el papel) me haya llegado ahora, cuando tengo más experiencia, tras haber probado bastantes cosas en otros filmes», explica Kiberlain en una entrevista con EFE con motivo del lanzamiento.

La Bernhardt de esta obra «engloba muchas emociones diferentes, muchas en una panoplia, como autoridad, gravedad, dulzura, alegría, risa, humor, muchas cosas. Y además exuberancia», añade.

La cinta muestra varios períodos clave de su vida, cuando ya es una estrella consagrada y se adentra en la vejez, a través de saltos temporales.

Repasa igualmente su romance intermitente con otro gran actor teatral del momento, Lucien Guitry, a su vez padre de otro famoso intérprete de teatro y cine, pero también dramaturgo, Sacha Guitry (1885-1957).

Bernhardt, más que una actriz de éxito

Kiberlain reconoce que este papel le permitió descubrir la auténtica complejidad de la mujer a la que interpretaba, más allá del mito: «Para mí, Sarah Bernhardt se limitaba a la gran actriz trágica que declama y no tenía idea de quién era a nivel social, de cómo cambió las cosas en muchos asuntos en los que se implicó».

Para su trabajo, trató de «olvidar todos los grandes superlativos que se dijeron de ella: el monstruo sagrado, la voz de oro, el sol…»

«Si pienso en todo eso -razona-, me quedo en mi habitación y me digo: No, yo no puedo hacerlo. Me propuse interpretar a estar mujer como a cualquier otro personaje».

Tampoco se dejó «intimidar por la magnitud de esta mujer», añade Kiberlain, quien destaca que guionista y realizador trabajaron con «mucha documentación», pero también con «mucha confianza» a la hora de afrontar este personaje.

La actriz confiesa que, gracias a todo eso, este papel tan desafiante le dio “un gran placer, uno de los rodajes más felices”.

Como resultado, Kiberlain fue nominada a los premios César 2025, aunque no logró la estatuilla. La película sí logró los galardones a mejor decoración y vestuario, en recompensa a una puesta en escena rigurosamente respetuosa con la época.

Por la emancipación femenina y contra el antisemitismo

La Sarah Bernhardt que vemos en el filme es una mujer muy fuerte y libre gracias a su enorme éxito, a pesar de que sus orígenes eran extremadamente humildes, ya que era hija de una madre soltera que se prostituyó durante algunos períodos.

Su éxito le permitió mostrar abiertamente una sexualidad compleja (sin esconder sus relaciones con mujeres), pero también una libertad absoluta de palabra y de acción, por ejemplo denunciando el antisemitismo del ‘Caso Dreyfus’ que partió a Francia (ella era de origen judío aunque no religiosa).

«Fue la primera que habló de forma diferente sobre las mujeres, la primera que habló del antisemitismo», resume Kiberlain, que resalta cómo iba a visitar al frente a los soldados durante la Primera Guerra Mundial (a pesar de estar confinada en una silla por sus problemas de salud) y que hacía donaciones para que los más pobres pudieran comer.

La actriz recuerda que Bernhardt apostó por dejar de usar corsé y se lanzó a interpretar personajes masculinos, algo inédito y que marcó un paso en la liberación de las mujeres. Y también llegó a ser su propia empresaria.

Para Kiberlain, fue una de esos hombres y mujeres «que ayudan al mundo a cambiar y a evolucionar, y que nos sacan de la prehistoria».

«Y todavía hay cosas prehistóricas en el mundo», dice, recordando la situación de las mujeres en países como Afganistán o Irán. «Todo debe seguir avanzando», insiste.

La película muestra incluso el horror que Sarah Bernhardt sentía por la posibilidad de ser enterrada en el cementerio parisino de Père Lachaise, última morada de tantas figuras del arte y la historia. Y sin embargo, allí fue inhumada, en la división 44, aunque en una sepultura muy discreta y casi escondida.

Para la mujer que la encarna en el cine, Bernhardt fue «una persona valiente, fuerte, libre, intensa, que eligió vivir su vida con toda libertad». EFE

rcf/ngp/alf

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