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El nonagenario Paul Biya, un presidente «eterno» en Camerún

Nairobi, 10 oct (EFE).- El presidente de Camerún, Paul Biya, que gobierna desde 1982, buscará un octavo mandato en las elecciones del próximo domingo, a las que llega con un récord personal: es, a sus 92 años, el jefe de Estado más viejo del mundo.

Aunque sus casi cuarenta y tres años al mando de Camerún parezcan una eternidad, Biya, que es uno de los hombres más ricos de su país y competirá en los comicios con once rivales, sigue sin ser el presidente que más tiempo lleva en el poder en el mundo.

Esa marca corresponde a su homólogo de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, de 83 años, quien alcanzó el poder en la excolonia española el tres de agosto de 1979, cuando derrocó a su tío Francisco Macías en un golpe de Estado.

Reacio a tirar la toalla pese a las voces que le piden echarse a un lado para dejar paso a políticos más jóvenes, Biya nació en la aldea de Mvomeka’a, en la actual Región Sur de Camerún, el 13 de febrero de 1933, cuando esa zona era parte de una colonia francesa.

Tras completar su educación primaria, asistió a seminarios hasta 1954. Posteriormente, estudió en el Liceo General Leclerc en Yaundé, la capital; y cursó estudios superiores en Francia, donde se graduó en derecho en 1961 antes de volver al país, que ya era independiente.

En la década de 1960, ocupó diversos cargos gubernamentales hasta que, en junio de 1975, se convirtió en primer ministro en el Gobierno de Ahmadou Ahidjo, primer presidente del país.

Tras siete años como primer ministro, el líder camerunés llegó a la jefatura del Estado en 1982, al sustituir a Ahidjo, quien presentó su renuncia.

Camerún ha tenido sólo dos jefes de Estado desde su independencia y Biya es el único que la mayoría de los cameruneses -menores de 25 años- ha conocido hasta la fecha.

El «Hombre León», como se refieren afectuosamente a Biya su admiradores y su partido, la Reagrupación Democrática del Pueblo Camerunés (RDPC), aceptó a regañadientes el establecimiento de una democracia multipartita a comienzos de los años noventa.

Desde entonces, el mandatario no dejó de ganar elecciones, la última en 2018, que dio lugar a su séptimo mandato de siete años, pese a ser tildada por la oposición como fraudulentas.

Los mandatos de Biya han estado también marcados por acusaciones de corrupción y represión por parte de la oposición y organizaciones pro derechos humanos.

En la década de los años 90, acorralado por una fuerte recesión económica, Biya solicitó ayuda internacional y aplicó las medidas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los recortes en educación, sanidad y salarios y la corrupción desenfrenada generaron entonces las primeras huelgas y protestas contra el Gobierno, que, pese a ser reprimidas con dureza, sembraron la semilla del multipartidismo y una tímida reforma democrática.

Pese al descontento popular, Biya mantuvo su paso triunfal en las elecciones y reformó la Constitución para poder ser reelegido sin límite.

Un presidente «ausente»

La Presidencia del longevo gobernante se ha visto marcada también por los largos períodos de tiempo que pasa fuera de Camerún en honor a su apodo de «presidente ausente».

El destino más recurrente suele ser Europa, en concreto, la ciudad suiza de Ginebra, donde ocasionalmente se hospedaba en el hotel de cinco estrellas Intercontinental.

Suele ir acompañado de su esposa Chantal, de 55 años y con la que tiene dos hijos (Paul y Brenda); y de un séquito formado por ministros, guardaespaldas o mayordomos.

Considerado por sus colaboradores como «imprevisible, prudente y atento», Biya afronta grandes retos en seguridad y unidad nacional, dada la negativa del Estado a negociar con la minoría anglófona separatista, localizada en las regiones Suroeste y Noroeste.

Ese conflicto, que emana del pasado colonial francés y británico del país, empezó en 2016 pero desde finales de 2017 se ha recrudecido con el surgir de grupos separatistas armados, como las Fuerzas de Defensa de la Ambazonia, y la represión del Ejército.

Tras un intento de diálogo con los separatistas que fracasó en 2020, el mandatario ha respondido con el arresto de los líderes del movimiento, lo que ha motivado quejas de la oposición y una radicalización de los independentistas.

A esta violencia se han sumado los ataques del grupo yihadista nigeriano Boko Haram, que atenta en la región del Extremo Norte de Camerún.

«Completaré las acciones en curso para restablecer la paz y la seguridad en las zonas de crisis», prometió recientemente en un mensaje publicado en la red social X.

El elevado desempleo entre la juventud, que constituye en torno al 60 % de la fuerza laboral del país, es otro desafío pendiente, de ahí que el presidente considere «una prioridad personal luchar incansablemente por el empleo sostenible para los jóvenes».

En un país tan joven, Biya podría ser presidente hasta que cumpla casi un siglo, si la urnas vuelven a darle otro mandato de siete años en los que, según vaticina él, «lo mejor está por llegar». EFE

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(Recursos de archivo en www.lafototeca.com: Cód efespeleven720546, efespeleven704245, imagostock065926 y otros)

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