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¿Qué depara el año 2026 para la democracia en el mundo?

la cabeza de una mujer por detrás, con un lazo de la bandera de EE.UU. en el pelo
A 250 años de la Declaración de Independencia, la democracia estadounidense es un tema controvertido. EPA / Olga Fedorova

En 2026, la inteligencia artificial acabará infestando la red, un país líder de la democracia iliberal afronta comicios electorales difíciles y la nación precursora de la democracia liberal celebra el 250º aniversario de su fundación.

Probablemente, desde tiempos inmemoriales se congregaban las comunidades humanas para tomar decisiones colectivas o para elegir a sus representantes. Sin embargo, las democracias, como hoy las entendemos, serían impensables si no se rigiesen por el principio de igualdad y no respetasen los derechos individuales que otorgan los estados modernos liberales.

En 2026, esta forma liberal de la democracia tendrá una gran cita con la historia: hace 250 años, trece colonias secesionistas declararon que «todos los hombres nacen iguales» y acabaron fundando los Estados Unidos de América, una nación que sigue existiendo.

En 1778, todavía antes de la celebración de las primeras elecciones presidenciales de EE.UU., Johann Rudolph Valltravers, un político y hombre de negocios de la villa suiza de Biena, pidió en una carta a Benjamín Franklin: «¡Defendamos juntos los derechos de la humanidad, la libertad legal, la tolerancia y la propiedad conseguida con honrada laboriosidad! ¡Disfrutemos las merecidas bendiciones de la paz, promovamos las artes y la ciencia y ofrezcamos refugio a todos sus defensores oprimidos!»

Este llamamiento es tan relevante hoy como lo fue en su día, aunque es posible que el año que viene no sea suficiente, puesto que la democracia tendrá que someterse a varias pruebas en el mundo.

1. La línea entre democracia y seguridad seguirá desdibujándose

No es ninguna novedad que los defensores de la democracia estén preocupados por los intentos externos de debilitarla.

En 2026, el Consejo de Europa quiere hacer explícita esta amenaza, al asegurar que el incremento de la seguridad militar en el continente y el fortalecimiento de la seguridad democrática van de la mano. Su “Nuevo Pacto Democrático” impulsará el debate entre los 46 Estados miembros sobre temas como la integridad electoral. El Consejo también está trabajando para alcanzar un Convenio sobre desinformación e injerencia extranjera.

Una iniciativa similar está promoviendo la Unión Europea. Su “Escudo Europeo de la Democracia” incluye medidas para proteger la libertad de expresión, las instituciones democráticas y la sociedad civil entre los 27 países miembros. El plan estratégico prevé ayudas económicas al periodismo independiente, la promoción de los medios de comunicación y de la alfabetización digital, así como la creación de un nuevo Centro Europeo para la Resiliencia Democrática. «La defensa de la democracia es nuestra primera línea de frente», declaró el comisario de la UE Michael McGrath durante la presentación el pasado noviembre.

Suiza, por su parte, ha procurado abordar estos temas con cautela: mientras reconoce que actores extranjeros –sobre todo Rusia y China– están promoviendo campañas de influencia, se ha abstenido, hasta hora, de aprobar leyes específicas para combatir la desinformación.

>> Lea más sobre cómo lo que comienza como un “simple” daño de reputación puede convertirse en una amenaza para la seguridad:

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2. Contenidos basura de la IA inundarán las grandes campañas electorales

En 2026, vídeos e imágenes de producción barata, creados con inteligencia artificial (IA) y distribuidos masivamente, inundarán las campañas electorales de todo el mundo.

Ya en 2025, la basura digital de la IA «se ha masificado en las capas exteriores de nuestras instituciones culturales y esferas sociales» como una «roca sedimentaria», escribió recientemente el periodista cultural Brian Merchant. Lo mismo puede decirse de la comunicación política si pensamos en las ridículas imágenes de paisajes producidos por el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. o en los vídeos que muestran a Donald Trump volando sobre Nueva York en un avión de combate y vertiendo sobre los manifestantes en las calles grandes cantidades de un material que se asemeja a heces.

Con su irrupción en la Casa Blanca, la basura de la IA ha conseguido desparramarse por las instituciones del Estado en un período de tiempo muy breve. Es más que probable que también se utilizará como recurso en muchas elecciones de 2026.

Una de las consecuencias serán más campañas negativas. Hace algunos años, por cada vídeo de campaña que se quería producir había que planificar un presupuesto; hoy, estos vídeos se pueden fabricar gratis. Y dado que los contenidos se pueden generar artificialmente y enviar desde cuentas anónimas, los actores políticos van a tener aún menos reparo en mandar mensajes agresivos y falsos.

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3. Las conmemoraciones del año fundacional coinciden con las elecciones de mitad de legislatura en EE.UU.

Hace algunos años, hubiese sido simplemente un aniversario: la conmemoración de la fundación de la primera república moderna que dio por sentado que las personas –al principio, sólo se refería a los hombres blancos– nacían iguales. La gente hubiese mirado al pasado y hubiese reflexionado sobre la historia de la esclavitud en EE.UU. y lo mucho que costó para que el principio de igualdad se extendiera a las mujeres y a las personas de color.

En 2026, las celebraciones serán seguramente más tensas. Ahora que algunas personas intelectuales están observando un movimiento significativo hacia la autocracia en EE.UU. y que se avecinan unas elecciones cruciales al Congreso, es probable que el 250º aniversario de la fundación de la nación se convierta en un campo de batalla para una contienda histórica por la interpretación más acertada de este acontecimiento. Probablemente, la oposición demócrata se centrará, principalmente, en los valores de la Declaración de Independencia; mientras que los republicanos de Trump recalcarán la importancia de la lucha por la soberanía nacional en la Guerra de Independencia.

Un año más tarde, en 2027, Suiza también podrá celebrar un aniversario, pues conmemorará 180 años desde la última guerra librada en suelo nacional, antes de que el país alpino, por su parte, se constituyera en un Estado federal, a semejanza del modelo norteamericano. De hecho, el Parlamento suizo, conformado por el Consejo de los Estados y el Consejo Nacional, está inspirado en el sistema bicameral estadounidense. En cualquier caso, es poco probable que el aniversario suscite mucha controversia en Suiza: si bien sus instituciones reflejan, en parte, las de su gran “república hermana”, la polarización es mucho menos acusada en la nación alpina.

>> Lea más sobre los lazos transatlánticos entre Estados Unidos y Suiza en nuestra página temática:

4. El país pionero de la “democracia iliberal” se enfrenta a un test electoral mayor

En un discurso pronunciado en Zúrich en 2023, el primer ministro húngaro Viktor Orbán dijo que su país y Suiza tenían un gran problema en común: la UE, una organización «llena de burócratas en lugar de políticos».

Suiza y Hungría comparten menos cuando se trata de comparar los estándares democráticos. Desde la llegada al poder de Orbán en 2010, las enmiendas constitucionales y legales llevadas a cabo por su partido Fidesz han debilitado progresivamente el Estado de derecho, la libertad de prensa y los derechos de las minorías, a resultados de lo cual Hungría se convirtió en un «régimen híbrido de autocracia electoral», según la óptica del Parlamento Europeo. Mientras se queja por ser denigrado por Occidente, Orbán se muestra muy franco con respecto a su proyecto conservador: el objetivo es construir una democracia «iliberal», dijo en 2014.

grupo de políticos
Durante su viaje a Suiza en noviembre de 2023, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán (derecha), también se reunió con el entonces presidente suizo, Alain Berset. Keystone / Marcel Bieri

En 2026, sin embargo, el mandatario magiar tendrá que luchar para mantener a flote su proyecto. Meses antes de las elecciones parlamentarias de abril, las encuestas apuntan que su partido se está quedado por detrás de Tisza, un grupo fundado en 2024 por Péter Magyar, un antiguo aliado de Orbán. Es difícil vaticinar lo que significaría si saliera elegido un nuevo primer ministro: en una entrevista con el periódico ‘Financial Times’, Magyar se presentó como un político anti-Orbán, menos amigable con Rusia y más comprometido con la UE y la OTAN.

Pero sea cual sea el resultado, dada la fascinación que Orbán suscita entre grupos derechistas del exterior, incluido EE.UU., las elecciones húngaras se seguirán de cerca en muchas partes. En Europa, dichos comicios también constituirán una fecha importante del calendario político de 2026, un año en el que apenas se prevén otras citas electorales importantes.

5. Bangladesh, Brasil e Israel: elecciones en tiempos de retrocesos democráticos

Fuera de Europa se celebrarán varias elecciones cruciales en 2026, todas ellas en países donde la democracia ha tenido que afrontar retos de distintos tipos a lo largo de los últimos años.

En febrero, Bangladesh celebrará sus primeras elecciones desde que su exprimera ministra Sheikh Hasina tuvo que huir del país en medio de protestas estudiantiles en agosto de 2024. Muhammad Yunus, jefe del gobierno interino, calificó las elecciones como una oportunidad para fundar un «nuevo Bangladesh» tras años de autocratización bajo el régimen de Hasina. Simultáneamente a los comicios electorales, tendrá lugar un referéndum sobre la “Declaración de Julio”, un borrador programático para un Estado de derecho democrático y pluralista en el país.

En Brasil, las dos elecciones presidenciales previas destacaron por su relación simétrica con los sucesos políticos de EE.UU.: en 2018, en pleno primer mandato de Donald Trump en Washington, el ultraderechista Jair Bolsonaro ganó en Brasil; y en 2022, durante la presidencia de Joe Biden, volvió al poder Luiz Inácio Lula da Silva. Este año, no parece que se vaya a reproducir el mismo patrón: Bolsonaro no volverá a presentarse como candidato, después de la condena por su participación en el intento fallido de golpe de Estado. Mucho dependerá de la suerte de sus aliados. Si salen elegidos, podrán indultarlo o respetar la condena, que ha sido descrita como un «momento histórico para la rendición de cuentas» en el país sudamericano. Lula da Silva, que ya tiene 80 años, volverá a presentarse.

Finalmente, también se prevén este año elecciones en Israel, donde el veterano primer ministro Benjamín Netanyahu volverá a estar en el primer plano. Su actual mandato no sólo estuvo marcado por la guerra en Gaza, sino también por varios interrogantes acerca de los

estándares democráticos de su gobierno: en 2023, un proyecto de reforma de la justicia desató protestas en las calles; y en el plano personal, Netanyahu tendrá que enfrentarse a cargos de corrupción de larga data. Las encuestas indican que su partido Likud deberá luchar para retener el poder. En cualquier caso, podrá contar con el apoyo de un famoso patrocinador: el presidente estadounidense Donald Trump.

Editado por Mark Livingston/ts y adaptado del inglés al español por Antonio Suárez Varela y Patricia Islas

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