Exjuez Sergio Moro cambia de partido y deja en duda candidatura presidencial
Río de Janeiro, 31 mar (EFE).- El exjuez Sergio Moro, que condenó a Luiz Inácio Lula da Silva a prisión por corrupción y abandonó el Gobierno de Jair Bolsonaro por discrepancias con el jefe de Estado, se afilió este jueves al partido Unión Brasil y dejó en duda si mantendrá su candidatura a las presidenciales de octubre próximo.
El exjuez y exministro brasileño de Justicia abandonó el partido Podemos, al que se había afiliado en noviembre pasado y que ya lo había postulado como precandidato presidencial, para vincularse al Unión Brasil, una nueva formación, también de centro-derecha, con una importante representación en el Congreso y que puede convertirse en la mayor fuerza electoral del país.
La decisión fue anunciada por el vicepresidente de Unión Brasil, el diputado Junior Bozella, en declaraciones que concedió a la prensa tras una reunión que los dirigentes de la formación tuvieron este jueves con Moro en un hotel de Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña.
Bozella, sin embargo, no confirmó si Unión Brasil postulará a Moro como candidato presidencial para que pueda convertirse en una tercera vía en unas elecciones que se muestran desde ya totalmente polarizadas entre el líder izquierdista Lula y el ultraderechista Bolsonaro.
«Moro se puso a disposición del partido, que va a definir el mejor lugar pertinente en el que se pueda encajar», aseguró Bozzella.
El dirigente partidario se abstuvo de confirmar las versiones de prensa según las cuales Moro desistió de sus aspiraciones presidenciales, debido a la aparente inviabilidad de una tercera vía en Brasil, para ser candidato a diputado federal.
«Él está habilitado para disputar diferentes cargos y trasladó su domicilio electoral a Sao Paulo, llega al partido para sumar porque tiene 10 % de intención de voto en los sondeos», afirmó el dirigente al indicar que Moro puede ser postulado como candidato a diputado por el estado más poblado de Brasil.
Unión Brasil es el partido resultante de la fusión entre los centro-derechistas Demócratas (DEM) y Partido Social Liberal (PSL). Éste último fue el partido que postuló a Bolsonaro a la presidencia en 2018 pero el jefe de Estado rompió con la formación y se llevó consigo a varios de los legisladores conocidos como «bolsonaristas».
La presidencia brasileña tendrá que definirse en una segunda vuelta, también en octubre próximo, entre Lula, el expresidente (2003-2010) que lidera todas las encuestas con cerca del 43 % de la intención de voto, y Bolsonaro, que recibiría el 26 % de los sufragios, según los últimos sondeos.
Moro aparece en tercer lugar en los sondeos con un 8 %, porcentaje que mantiene desde hace varios meses y que lo convierte en el que tiene más opciones para liderar una tercera vía en Brasil, pero que igualmente muestra la aparente inviabilidad de un tercero en unas elecciones polarizadas.
Moro se convirtió en un símbolo de la lucha contra la corrupción en Brasil por los procesos que asumió en calidad de juez decimotercero federal de Curitiba (sur), por los que condenó a decenas de políticos y empresarios por millonarios desvíos de la petrolera estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil, en lo que se llamó la operación» Lava Jato».
Entre los políticos condenados por el entonces juez estaba Lula, que llegó a purgar 580 días de prisión por corrupción en dos procesos en que fue declarado culpable pero cuyas condenas fueron anuladas por la Corte Suprema por un conflicto de competencias, ya que no podía ser juzgado por un juez de Curitiba.
La fama que ganó llevó a Bolsonaro a nombrarlo como ministro de Justicia cuando asumió su mandato, en enero de 2019, pero Moro terminó renunciando al cargo en abril de 2020 por sus discrepancias con el líder ultraderechista, al que acusó de injerencias en la Policía Federal y de quien dijo que abandonó la lucha contra la corrupción.
El exministro cambió de partido tan sólo un día después de que su esposa, Rosángela Moro, se afiliara a Podemos, también en Sao Paulo, con la intención de aspirar a un mandato en la Cámara de Diputados. EFE
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