
Exprisioneros palestinos celebran su regreso a la libertad tras el alto el fuego en Gaza
Patricia Martínez Sastre
Ramala, 13 oct (EFE).- La mayoría de las familias que aguardaron este lunes la llegada de sus seres queridos en Ramala, capital de Cisjordania ocupada, apenas supieron un día antes que iban a ser liberados. Poco después de que Hamás entregara esta mañana a 20 rehenes israelíes, cerca de 90 palestinos recobraron aquí su libertad entre cánticos y vítores.
«Estoy feliz, así de sencillo. La gente nos recibe con los brazos abiertos. La prisión fue realmente terrible, las condiciones pésimas, sobre todo en los últimos dos años», dice a EFE Mohamed Ahmad al Khatib, condenado a 20 años en la prisión de Rimon, en la urbe palestina de Belén.
Con esos últimos dos años, Khatib se refiere a la fecha que lo cambió todo: el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás mató en suelo israelí a 1.200 personas y secuestró a 251, dando inicio a una nueva ofensiva bélica con la que Israel ha arrasado Gaza y causado al menos 67.000 muertos, la mayoría civiles.
De forma paralela, desde el 7 de octubre, el ministro israelí de Seguridad Nacional, el colono y ultranacionalista Itamar Ben Gvir, a cargo del servicio de prisiones y de la Policía, instauró una política de hambre contra los presos palestinos, limitando la comida que reciben, las duchas o cualquier asistencia médica.
«Agradezco a nuestra gente por estar siempre aquí», insiste este exreo con el rostro chupado, barba sin afeitar y una kufiya blanca (pañuelo palestino) colgada del cuello.
Según el acuerdo de alto el fuego, una vez los 20 cautivos con vida que quedaban en Gaza fueran entregados hoy al Ejército israelí y devueltos a sus fronteras, más de 1.700 palestinos serían liberados en Gaza -muchos arrestados durante meses sin cargos y juicio-, 154 presos con altas condenas serían deportados a Egipto y 88 liberados en Cisjordania o Jerusalén Este.
«Nos sorprendió ver su nombre»
Cuando a las 12.47 del mediodía (09.47 GMT) dos autobuses de la Cruz Roja aparecieron finalmente en el horizonte, muchos de los presentes se revelaron contra Israel -que les prohíbe celebrar cualquier reencuentro o manifestar alegría en público- y rompieron en lágrimas o en chillidos.
«No esperábamos que su nombre estuviera en la lista de liberados (…) Me sorprendió mucho ver su nombre. Estábamos muy felices, gracias a Dios», dice a EFE la madre de Musab Khwazeh, condenado a diez meses de prisión.
Esta madre denuncia que muchos jóvenes palestinos están siendo «muy injustamente tratados por la ocupación», en alusión a las fuerzas israelíes, que desde el inicio de la ofensiva en Gaza han incrementado también las incursiones militares contra Cisjordania ocupada y, sobre todo, sus campamentos de refugiados en las gobernaciones de Tubas, Tulkarem y Yenín.
«Muchos de ellos, incluso estudiantes, son arrestados injustamente. En las cárceles, son maltratados y torturados y algunos terminan confesando cosas que no han hecho, solo para que pare la tortura. Conozco a muchas personas que me dicen que sus hijos están confesando cosas que no hicieron», añade esta mujer.
Además de la tortura, muchos en Ramala tienen palabras también para Gaza, temerosos de que Israel renueve su ofensiva contra el enclave palestino poco después de que termine el intercambio de rehenes.
El palestino Riad afirma que lleva más de dos décadas sin ver a su hermano Mohamed. Dice estar feliz y anhela que, de alguna manera, todos los presos palestinos acaben siendo liberados. Su hermana llora a un lado, con la mirada ida mientras aguarda el desenlace, temerosa de que Mohamed sea deportado.
Pero Mohamed está en uno de los autobuses y cuando se reúnen con él las lágrimas y los abrazos sobrepasan a esta familia.
«Si Dios quiere, que todos los prisioneros sean liberados y podamos vivir en paz y seguridad, nosotros y ellos (los israelíes). Ojalá algunas de las grandes potencias intervengan para que puedan resolver lo de los dos Estados».
Pero recuerda: «Queremos recuperar nuestras fronteras de 1967, si Dios quiere», dice sobre los territorios palestinos de Cisjordania y de Jerusalén Este, desde entonces ocupados. EFE
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