Festival de toros de regalo en la octava corrida de la feria mexicana de Aguascalientes
Borja Ilián
Aguascalientes (México), 4 may (EFE).- La octava corrida de la Feria de San Marcos en Aguascalientes terminó este domingo con una oreja para el mexicano Diego Sanchez, una para el francés Sebastian Castella y sin nada para el también mexicano Octavio Garcia ‘El Payo’.
Los toros de José Barba fueron sin trapío ni casta en general. Iguales características que el de Jaral de Peñas, el de Santa Inés y lo dos de Montecristo. Se registró tres cuartos de entrada en una plaza con aforo para 15.000 personas.
Corrida de nueve toros, tres de regalo, y gran parte del público pitando cuando salían por la puerta de picadores los varilargueros. Este es el preocupante resumen de la octava de feria que como es habitual este San Marcos fue precedida de parada militar.
La única oreja reglamentaria la obtuvo Diego Sanchez al tercero de la tarde. El mexicano realizó sin ceñirse chicuelinas con el capote. El José barba metía la cabeza con decisión por el pitón derecho.
El matador tuvo valor citando con la muleta atrasada, quedándose expuesto. Pudo conformar un par de tandas de cierta hondura. De haber sido ejecutadas ortodoxamente en estos momentos hablaríamos de pasajes para el recuerdo.
Sánchez mantuvo la propuesta sin llegar a romper aunque sí se impuso al toro. Mató de bajonazo. Esto provocó muchas protestas a la oreja otorgada.
Decidido a lograr abrir la puerta grande de la Monumental de Aguascalientes recibió a puerta gayola al último de sorteo. Más emoción que corrección en las medias verónicas posteriores y fue protestada la vara por larga.
En la tela corta Sánchez sí se mantuvo firme ante el viaje del toro pero a mucha distancia. Las tandas primeras echando la muleta adelante, las últimas toreando en semi redondo. Valeroso pero desde una posición no tan comprometida. El mexicano tenía la oreja a su alcance pero falló con la espada. Fue obligado a saludar al tercio.
En el noveno de la tarde Sánchez renunció a quedarse quieto y se dedicó a aprovechar el viaje para dejar adornos. Un pinchazo hondo no le sirvió y hubo de descabellar sin acierto.
El francés Castella tuvo de inicio un animal pasado de peso que acudió con rabia pero sin ritmo a la muleta del francés. Éste primero lo toreó con estatuarios resueltos con pase de pecho, después ligó una tanda quieto y perfilado. Lo demás un querer y no poder, ni con la izquierda cruzándose, ni jugando al tremendismo.
Frustrado lanzó manotazos al manso para encelarlo. Todo por sacar algún pase sin emoción a una bestia parada. Finalizó con dos pinchazos y un descabello.
A su segundo, ejemplar muy justo de fuerza y casta, Castella le ligó tandas por bajo, plantado en la arena, abruptas y sin asomarse. La faena transitó desordena por el ruedo pues el francés persiguió al astado capturando pases sin estética ni profundidad. Más encontronazos que otra cosa. Al final erró con los aceros.
Con el suyo de regalo se dedicó a dar tirones jaleados por los espectadores. Dos veces mandó a un astado de Montecristo con algo de casta al suelo tras pegarle histéricos molinetes.
A pesar de verse superado sin ser capaz de completar un pase, Castella actuó con aires de gran lidiador. Una estocada y un descabello le facilitaron la oreja.
Por su parte Octavio García se tomó tiempo y precauciones con el segundo de la tarde para no sacar nada y dejó una estocada prendida tras entrar a matar.
Se despitorró el quinto y en su lugar salió un ejemplar anovillado del hierro de Montecristo. Muy débil y parado. El ‘Payo’ extendió una inexistente lidia a pesar de tener al público en contra por enviar dos veces al peto a la res. Hubo de descabellar tras aplicar una estocada casi entera. Pitos para toro y torero.
Pidió uno de regalo García sin que nadie se lo exigiera. Un escuchimizado bovino de Jaral de Peñas al que convocó con estatuarios. El ‘Payo’ se dedicó a dar trallazos y abrazarse a los cuartos traseros del toro para no ser derribado. Los presentes rompieron en oles.
El torero, visto el éxito, repitió hasta tres veces la fórmula. Los pases fueron todos inacabados pero eso no importó a los espectadores. A pesar de dos pinchazos pidieron la oreja. EFE
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