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¿Comienza a resquebrajarse la «operación del siglo» de UBS?

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Sergio Ermotti, director general del UBS, califica la propuesta del gobierno helvético como «absolutamente excesiva». Keystone / Michael Buholzer

Los directivos de UBS y la ministra suiza de Finanzas, Karin Keller-Sutter, apenas se dirigen la palabra. A dos años de que el banco interviniera para adquirir al Credit Suisse en un rescate impulsado por el Estado, el gobierno suizo se dispone a imponer nuevas y estrictas normas de capital al expandido prestamista, y a la elite política que encabeza estas cruciales reformas no le apetece mostrarse conciliadora.

«Se han sostenido varios contactos al más alto nivel entre el Ministerio de Finanzas y UBS», declaró el Ministerio de Finanzas al Financial Times. «Sin embargo, estas conversaciones no son negociaciones y sería un error considerarlas como tales».

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Las reformas pendientes, que podrían obligar a UBS a constituir una reserva de capital adicional de hasta 25.000 millones de dólares (22.000 millones de francos suizos), han confrontado al principal banco de Suiza con la clase política y reguladora del país iniciando una disputa que se torna cada vez más febril.

Después de que hace dos años un político suizo calificara la adquisición del Credit Suisse como «la operación del siglo», con un beneficio contable de 29.000 millones de dólares, UBS pelea hoy desde una posición defensiva. Una saga que ha lastrado la cotización de las acciones del banco y que podría obligarle a reconsiderar algunos de sus planes estratégicos de largo plazo, según analistas y personas con acceso a información privilegiada.

«La parte que UBS puede controlar va bien: la integración, la reducción de activos no estratégicos, la reestructuración», dijo Andreas Venditti, analista bancario senior de Vontobel. «Pero la razón por la que el precio de la acción se ha visto afectada, y el valor ha tenido un rendimiento inferior al de sus homólogos estadounidenses y europeos, es la incertidumbre regulatoria».

En el centro del debate está una propuesta de reforma que obligaría a UBS, que tiene un volumen importante de operaciones en el Reino Unido y Estados Unidos, a respaldar a sus filiales extranjeras con el equivalente al 100% de su capital, frente al 60% actual. FINMA, la autoridad reguladora financiera suiza, y el banco central del país han decidido alinearse con esta propuesta antes de la revisión de la regulación financiera del país, a cargo de Keller-Sutter.

Este cambio incrementaría el denominado ratio core equity tier 1 de UBS, una medición crucial de la solidez del capital, que tendría que pasar de su nivel actual de alrededor del 14% de los activos ponderados por riesgo hasta un 19%. Lo anterior exigiría al banco tener un capital significativamente mayor que el que poseen muchos competidores mundiales, aumentando sus necesidades de capital entre 15.000 y 25.000 millones de dólares, según las estimaciones de los analistas.

Absolutamente excesiva

Sergio Ermotti, director general del UBS, ha calificado la propuesta de «absolutamente excesiva», y el banco ejerce una fuerte presión en contra de ésta. UBS podría vivir con un «ajuste menor», dicen fuentes cercanas al tema. El banco dijo que apoyaba «en principio» las propuestas gubernamentales para reforzar la estabilidad financiera suiza, pero que se oponía a «medidas desproporcionadas».

Otros miran la propuesta con mejores ojos. «Si yo fuera la autoridad reguladora suiza, haría exactamente lo mismo», dijo un alto ejecutivo de otro gran banco europeo. «UBS tendrá que aceptar que deberá tener un mayor capital».

Este debate se produce en un momento en el que la opinión pública suiza se ha distanciado del UBS, y la clase política ha expresado su malestar con respecto a la talla del banco fusionado, cuyo balance actual supera a la economía de Suiza.

Meses antes, representantes del poder legislativo de Suiza criticaron duramente a FINMA -bajo su anterior dirección- por conceder a Credit Suisse exenciones de los requisitos de capital en los años previos a que se produjera su quiebra. Ahora, con el alemán Stefan Walter a cargo, la autoridad reguladora y el Ministerio de Finanzas están alineados.

Las autoridades argumentan que Suiza necesita reforzar la estabilidad y la reputación del sector financiero tras la extinción del Credit Suisse, y que debe protegerse contra un posible rescate futuro del UBS, que se ha convertido en una entidad mucho más grande y que supone, por lo tanto, un riesgo mucho mayor para el país.

«UBS ya es uno de los bancos mejor capitalizados del mundo», declaró la entidad financiera al FT en un comunicado.

Esto no es suizo

Las relaciones entre ambas partes se han deteriorado en las últimas semanas, y el debate ha tenido lugar en los medios de comunicación y en Internet a través de filtraciones y amenazas, incluida la posibilidad de que UBS esté considerando cambiar de sede. Una acritud inusual en Suiza, país en donde tradicionalmente prevalecen el pragmatismo y el enfoque conciliador en las negociaciones.

A principios de mes, Ermotti dedicó una carta abierta de 3.600 palabras a las personas empleadas del banco en la que criticaba a las autoridades por convertirse en el «principal obstáculo para lograr un resultado satisfactorio» para UBS y Suiza, mientras Keller-Sutter contraatacaba la «intensa» presión ejercida por el banco. «Represento los intereses de la población contribuyente… UBS representa sus intereses comerciales», declaró recientemente.

Una persona a nivel ejecutivo de la banca suiza dijo: «Esto no es suizo. Se trata de una política al estilo Trump, en la que se hacen públicas las presiones y las posturas, y en la que ninguna de las partes entabla directamente un debate sensato y sosegado. Muchas personas de la industria se encuentran consternadas de que se haya llegado a esto».

El proyecto de ley relativo a las nuevas normas de capital será presentado ante el Poder Legislativo de Suiza en junio. Sin embargo, la decisión adoptada en febrero por el Ministerio de Finanzas de que las reformas se apliquen por vía legislativa y no ejecutiva significa que es poco probable que los cambios entren en vigor antes de 2028. La incertidumbre existente pesa en las perspectivas que tiene la comunidad inversora sobre UBS.

El banco no sacó provecho del repunte sin precedentes de las acciones de los bancos europeos durante el último año. Aunque las acciones del prestamista suizo cotizan aún 60% por arriba del nivel que tenían al pactarse la adquisición del Credit Suisse, su valor se ha estancado durante los últimos 12 meses.

Simultáneamente, las acciones de otras grandes entidades prestamistas del continente se han disparado durante el último año, incluidas las de UniCredit y Santander, que han subido cerca de un 50% y casi un 40%, respectivamente. El índice Euro Stoxx Banks, que agrupa a los mayores prestamistas de la zona euro, ha subido más de un 40% en ese periodo, y casi un 100% desde que UBS adquirió a su rival en marzo de 2023.

Estrategia trienal

Los ejecutivos de UBS consideran que el debate sobre el capital es un «enorme lastre» para la evolución de la cotización del banco, expresaron especialistas en el asunto.

El prestamista suizo sigue siendo uno de los bancos más valiosos de Europa, y cotiza a 1,2 veces su valor contable. Sin embargo, esperaba que la adquisición del Credit Suisse le ayudara a reducir la diferencia de valoración con sus homólogos estadounidenses, ya que le permitiría seleccionar los activos, clientela y planilla laboral más atractivos del negocio de gestión de patrimonios y también del banco de inversión de su antiguo rival.

UBS ha intentado replicar los movimientos que realizó Morgan Stanley en los últimos años: banco en el que Colm Kelleher, actual presidente de UBS, pasó la mayor parte de su carrera y que también tiene un elevado nivel de gestión de patrimonios, pero que a diferencia del banco suizo cotiza a alrededor de dos veces su valor contable.

El año pasado, Ermotti anunció una nueva estrategia trienal centrada en impulsar el negocio de la gestión de patrimonios, especialmente en Estados Unidos y Asia. El objetivo era aumentar los activos invertidos en el área de gestión de patrimonios de 3,8 billones de dólares a más de 5 billones para 2028, y atraer 100.000 millones de dólares de nuevos activos netos pare el año para 2025.

Pero actualmente hay dudas sobre la viabilidad de este objetivo del UBS para cerrar la brecha con sus homólogos de Estados Unidos, lo que podría irritar a la base de accionistas del banco que es cada vez más exigente.

El analista de Morningstar, Johann Scholtz, afirmó que algunos aspectos del rendimiento de UBS habían sido decepcionantes durante los últimos meses, especialmente en materia de gestión de patrimonios.

«El mercado se ha mostrado un poco decepcionado con el crecimiento de los nuevos activos netos (en el rubro de la gestión patrimonial) durante los últimos trimestres», dijo Scholtz, añadiendo que los objetivos podrían ser más ambiciosos.

Scholtz afirmó que la rama patrimonial estadounidense aún sigue lastrando la rentabilidad global del grupo, y añadió que el aumento de los requisitos de capital sólo llegaría a empeorar las cosas. Para Scholtz, las reformas podrían arriesgar la viabilidad de su estrategia de centrarse en el mercado patrimonial estadounidense.

«Si van a imponerse requisitos de capital más elevados, habrá que plantearse seriamente si tiene sentido preservar una amplia presencia en la gestión de patrimonios en Estados Unidos. Esto acrecentaría los obstáculos para el negocio estadounidense y la capacidad competitiva del banco se vería fragilizada».

Algunos accionistas han respaldado firmemente a UBS, entre ellos el inversor activista Cevian Capital, que desde febrero expresó públicamente su apoyo a la dirección y a la estrategia del grupo.

La comunidad inversora creyó en el pasado que UBS tenía el potencial requerido para alinear su valor de mercado con el de sus homólogos estadounidenses, afirmaron fuentes cercanas al banco. «Pero ahora dice: ‘Podría ser que UBS se esté pareciendo más a un banco europeo que a un homólogo estadounidense; aún está por verse’».

Opinión pública negativa

Todo esto -tanto la vorágine pública sobre los requisitos de capital como la estrategia de Ermotti y los decepcionantes resultados de su negocio patrimonial en los últimos trimestres- se produce en un momento en el que UBS tiene que gestionar la compleja integración de Credit Suisse. El proceso está entrando en la fase crucial de migración de más de un millón de cuentas de clientela minorista suiza a los sistemas de UBS.

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«Es como intentar realizar una operación a corazón abierto y tener gente en el quirófano tratando de distraerte», dijo una persona familiarizada con la situación.

Al mismo tiempo, el banco está elaborando planes de reducción de plantilla a través de programas para evitar las duplicidades, y otros mecanismos, como las bajas que se presentan espontáneamente y las jubilaciones.

El objetivo de la cúpula directiva es contar con unas 85.000 personas empleadas al final del proceso de integración en 2026, lo que significa que es probable que se supriman otros 25.000 puestos en los próximos 21 meses. Sin embargo, una persona experta en el asunto dijo que la tasa de rotación del banco -el porcentaje de personal que se marcha cada año- está por debajo de su norma histórica, lo que complica el proceso.

La UBS y la clase dirigente suiza se preparan para una larga batalla, que incluirá consultas y presiones que podrían durar hasta tres años más. E incluso en ese caso, el asunto podría someterse a un referéndum nacional.

«El impacto de la quiebra de Credit Suisse fue tan grande y fue tan negativa la opinión pública con respecto a lo ocurrido (que se) ha generado esta situación», dijo Venditti, de Vontobel, añadiendo que un referéndum «sería un mal resultado para el banco, dada la opinión pública negativa existente”.

Otro especialista del sector bancario fue incluso más contundente: «La población suiza es inteligente y está bien informada. Pero aun así podría haber personas en los pueblos lejanos votando sobre algo que es muy técnico».

Una de las 15 principales personas accionistas de UBS aseguró que la incertidumbre en torno a las reformas del capital no ayudaba, pero se dijo optimista con respecto a la posibilidad de que las dos partes encuentren una solución viable.

«Suiza siempre llega a la conclusión de que el país se beneficia enormemente de que UBS esté domiciliado y opere allí, del mismo modo que UBS se beneficia enormemente de estar en Suiza. Es una relación benéfica para las dos partes. Creemos que habrá un resultado que corresponderá a lo requerido y que prevalecerá la cordura».

Copyright The Financial Times Limited 2025

Texto adaptado del inglés por Andrea Ornelas / CW

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