Los accionistas del UBS niegan la absolución a la era Ospel
En una decisión histórica, el 52,7% de las voces representadas en la asamblea general ordinaria rechazaron exonerar al consejo de administración de 2007, responsable de la debacle financiera del banco.
La decisión podría implicar una lluvia de demandas civiles contra los responsables de la época. En cambio, los accionistas avalaron –con 55% votos a favor- las remuneraciones millonarias para los directivos actuales.
Tras arrepentirse por los excesos cometidos antes de la crisis de los ‘subprime’, que vulneraron a tal grado las finanzas del banco que se tradujeron en pérdidas superiores a los 21.500 millones de francos y que aproximaron al UBS a la quiebra, el banco saneó sus finanzas, pero requería la absolución de sus accionistas para ‘pasar página’.
No lo consiguió.
En una decisión histórica, y tras siete horas de debate en la sede del UBS en Basilea, alrededor de 2.400 accionistas se negaron a absolver al consejo de administración que operaba en 2007 por las decisiones que tomó durante ese ejercicio fiscal.
La decisión impactó pues frontalmente a Marcel Ospel, presidente del UBS entre 2001 y abril de 2008, así como Peter Wuffli y Marcel Rohner, quienes encabezaron la dirección general del banco en distintos periodos de 2007.
Y la votación de los accionistas abre la puerta para que se desgranen múltiples demandas civiles contra los personajes citados. Procesos que serían caros y complejos, pero perfectamente viables.
No hubo mala fe
Tras la decisión, Kaspar Villiger, actual presidente del UBS, aseguró que el consejo de administración “tomó nota del descontento de los accionistas y lo considerará con una gran seriedad para toda decisión futura”.
Sabemos hasta que punto el UBS ha decepcionado al pueblo helvético y trabajamos en ganar toda la confianza perdida, dijo.
Algunas horas antes, en su discurso inaugural, Villiger había puesto el dedo en la llaga porque sabía que el tema generaría controversia.
Reconoció que los antiguos responsables del UBS tomaron decisiones que hundieron a Suiza en la catástrofe económica más importante de su historia, pero destacó que fueron decisiones tomadas siempre de buena fe.
Ninguno de estos hombres quería dañar al UBS, sin embargo, aceptaron sus errores. Por ello Marcel Ospel, Peter Wuffli, Stephan Haeringer y Marco Suter, entre otros, renunciaron voluntariamente a bonos y reembolsaron 70 millones de francos al grupo, destacó Villiger.
Creo sinceramente, afirmó el presidente del UBS, que “es tiempo de pasar la página” y les pido que los descarguen de responsabilidad.
Los accionistas, no obstante, no estuvieron de acuerdo y aplicaron mano de hierro para el ejercicio 2007.
En contrapartida, el consejo de administración fue eximido de responsabilidad para los ejercicios 2008 (con 77% de votos a favor) y 2009 (con 85% de votos favorables).
Ethos: ‘no’ a la impunidad
El UBS fue el banco europeo más afectado por la crisis de los ‘subprime’ –créditos hipotecarios estadounidenses de mala calidad. El banco tomó riesgos excesivos en busca de las ganancias fáciles.
Y esta es una línea de acción que muchos accionistas no disculpan.
Dominique Biedermann, director de la Fundación Ethos y luchador incansable en la tarea de frenar la discrecionalidad en las empresas, encabezó durante la asamblea al ala de accionistas que no estaban dispuestos a olvidar el pasado.
Durante su intervención como orador, afirmó que el grueso de los accionistas no pueden acudir a los tribunales porque se trata de procesos muy costosos, por lo que es el propio consejo de administración actual el que debe actuar “o serán vistos como cómplices de sus antecesores”.
Tras la votación, Biedermann se dijo profundamente satisfecho. “Es la primera vez que los accionistas de una gran empresa suiza hacen algo como esto. Han enviado una gran señal, al no absolver al consejo de administración por sus decisiones de 2007 y también al haberse manifestado con un 40% de votos contra las remuneraciones de sus directivos”.
‘Sí’ a remuneraciones millonarias
El reporte sobre las remuneraciones pagadas por el UBS a sus principales directivos en 2009, contenido en el Informe Anual del grupo presentado en febrero, protagonizó las primeras cuatro horas y media de acalorado debate en la asamblea.
Y aunque enfrentó un 39,4% de votos en contra y un 5,9% de abstenciones, consiguió un 54,7% votos a favor, suficientes para que el tema fuera aprobado.
Nuevamente, durante su discurso inaugural, Kaspar Villiger, había reconocido que las percepciones son un “tema espinoso”. Pero esgrimió: “Enfrentamos un permanente dilema, el llamamiento de la opinión pública a la moderación (en los premios financieros) y la necesidad simultánea de sobrevivir ante la competencia”.
Durante la crisis, explicó, fuimos el primer grupo bancario suizo que ajustó rigurosamente las percepciones de sus directivos, pero esto entrañó la pérdida de equipos completos, y con ello, de clientes y capitales.
Villiger aseguró que un solo banco es incapaz de transformar unilateralmente las prácticas de todo un sector a escala internacional.
Lo que sí podemos hacer, es conseguir la fidelidad de nuestros banqueros en el largo plazo, no premiar la inmediatez y tampoco el riesgo, dijo.
El UBS escribió ayer un ‘antes’ y un ‘después’. El banco sabe hoy que los tiempos de la discrecionalidad quedaron en el pasado.
Andrea Ornelas, swissifo.ch
Mientras la asamblea general de accionistas del UBS se desarrollaba, el gobierno suizo anunció que somete al Parlamento un proyecto de decreto para que el UBS pague 40 millones de francos suizos por los gastos que ha generado al Estado la disputa fiscal que enfrente el UBS con el fisco de EEUU.
El proyecto incluye el pago del personal que se ha hecho cargo de las negociaciones y que derivó en un acuerdo extrajudicial firmado en Washington en agosto pasado, que comprometió al UBS a transferir información confidencial de 4.450 clientes evasores para evitar enfrentarse a la justicia.
Dicho acuerdo está en riesgo de incumplirse después de que el Tribunal Administrativo Federal (TAF) de Suiza anunciara en enero pasado que se trata de un pacto que viola las leyes helvéticas.
Durante su asamblea, el UBS reconoció que es responsable del problema fiscal con EEUU, pero pidió al Parlamento que apruebe la entrega de dicha información “o la credibilidad de Suiza y el futuro de la plaza financiera helvética estarían en juego”.
La Asamblea Anual del UBS se celebra cada año durante los seis meses posteriores a un cierre fiscal. Su función es reunir a los accionistas para votar sobre los temas relevantes del grupo, como la ratificación o renovación del directorio ejecutivo, los resultados financieros o cualquier otro tema importante para el futuro de la institución.
La exoneración (conocida en la banca internacional como ‘discharge’) de la presidencia y dirección general del grupo protege a quien la recibe de futuros juicios civiles o demandas penales.
El tema de la responsabilidad de los directivos posee una elevada carga política en Suiza. El Partido Socialista Suizo asegura que Marcel Ospel merece ir a prisión por los errores que cometió y critica que el Gobierno esté obligado a rescatar a grupos como UBS bajo el argumento de que su quiebra podría en jaque a la economía y a la plaza financiera íntegra.
UBS tiene presencia en 50 países y 65.000 empleados.
En 2009, el banco registró pérdidas por 2.700 millones de francos suizos. En el primer trimestre de 2010 abandonó los ‘números rojos’ y ganó 2.500 millones de francos.
En el presente, un tercio de las acciones del UBS son controladas por inversionistas anglosajones.
Los más importantes: DTC (8,42%), Chase Nomines (11,63%), Capital Group (4,75%), Black Rock (3,45%) y Mellon Bank (3,21%).
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