Perspectivas suizas en 10 idiomas

G-20, el nuevo reto del secreto bancario suizo

Gordon Brown, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy señalan la evasión fiscal. Keystone

En medio del escándalo fiscal del UBS en EEUU, un selecto grupo de potencias desarrolladas y emergentes se reunirá en Londres, en abril, y discutirá la validez del secreto bancario helvético. Suiza no está invitada a la cita.

El secreto bancario nació en Ginebra en el siglo XVII. Hoy, es la sólida figura que explica que Suiza sea el polo financiero más rentable del orbe.

Aunque el secreto bancario forma parte de la vida cotidiana de Suiza desde el siglo XVII fue sólo en 1934, cuando se promulgó la ‘Swiss Federal Banking Act’ (SFBA) o ley bancaria de Suiza, que adquirió estatus jurídico.

Hoy, todo el mundo habla sobre las ventajas y bemoles de la discreción de la banca suiza, pero ¿en qué consiste exactamente?

Esencialmente, es el derecho que tiene todo cliente bancario a que sus coordenadas (nombre y domicilio), así como las características y montos de sus inversiones, y/o créditos, sean confidenciales.

El artículo 47 de la SFBA cita a la letra:

“Todo aquel que, en su carácter de empleado bancario, liquidador, comisionado, miembro de una autoridad supervisora del sector financiero o trabajador de una firma auditora revele algún secreto que le fue confiado durante su desempeño profesional; y todo aquel que incite a otro a violar el secreto profesional será condenado a prisión por un máximo de seis meses, o a una fianza de hasta 50.000 francos suizos”.

“En caso de información filtrada por negligencia, el castigo será hasta de 30.000 francos suizos. Y la violación del secreto bancario será castigada incluso después de haber concluido la relación laboral con una institución financiera”.

Las reglas pues son claras.

Excepciones al secreto bancario

El secreto bancario, pilar de la plaza financiera suiza, se tambalea desde el pasado miércoles (18.02), cuando el UBS decidió revelar el nombre de cerca de 300 clientes estadounidenses que, con ayuda del banco, defraudaron al Internal Revenue Service (IRS), el fisco de EEUU.

Según estimaciones del propio IRS, el encubrimiento puede contemplar hasta a 52.000 clientes de todas las tallas.

El UBS se doblegó por el temor a perder su licencia de operación en EEUU, un mercado que, en tiempos normales, representa un tercio de sus ganancias en el mundo.

Sin embargo, el poderío estadounidense ya ha sometido antes al secreto bancario suizo. El caso más importante son las denominadas ‘cuentas dormidas’ del nazismo.

En agosto de 1998, y tras la intensa presión que ejerció una comisión encabezada por Alfonse D’Amato, entonces presidente del Comité Bancario del Senado de EEUU, Suiza aceptó desde Nueva York abrir el secreto bancario y devolver fondos de víctimas del Holocausto.

Hasta esa fecha reclamar fondos había sido imposible, porque el secreto bancario impedía revelar información sobre los clientes originales.

Se publicaron más de 21.000 nombres y poco más de 3.000 herederos reclamaron los haberes de sus antecesores.

El secreto bancario también ha sucumbido a expedientes políticos, como los abusos probados de dictadores como el filipino Ferdinand Marcos o el nigeriano Sani Abacha, cuyos gobiernos solicitaron, con éxito, la devolución de fondos depositados en Suiza.

Mostrar más

Mostrar más

Secreto bancario

Este contenido fue publicado en El secreto bancario suizo garantiza la confidencialidad de las informaciones a los clientes de los bancos suizos tanto frente a la administración como frente a las personas privadas. Sin embargo, el secreto bancario tiene límites. Puede levantarse por orden de una autoridad judicial si hay sospechas de una actividad criminal, aunque no en el caso…

leer más Secreto bancario

La agenda del G-20

El secreto bancario no es exclusividad de Suiza, opera también en Hong Kong, Singapur, Bélgica, Austria, Luxemburgo, Chile, Panamá, México o Perú.

Con la diferencia de que ninguno de esto mercados, administra más de 3,2 billones de francos suizos anuales, según la Asociación Suiza de Banqueros (ASB), lo que equivale a cerca de un tercio de la riqueza depositada en el sistema financiero mundial.

De ahí que la discreción suiza genere prurito.

La cruzada estadounidense contra el secreto bancario suizo fue aprovechada de inmediato por la Unión Europea (UE).

El domingo (22.02), el ministro del Tesoro de Gran Bretaña, Alistair Darling, tachó de “intolerable que haya quien esconda al fisco la magnitud de su fortuna, mientras otros no tienen más remedio que pagar impuestos”.

En una entrevista publicada por el diario británico ‘The Observer’ afirmó que “si Suiza quiere ser parte de la comunidad internacional, debe ser más abierta y transparente”.

Darling sigue la línea marcada por su jefe, el primer ministro, Gordon Brown, quien ha puesto en la mira a Suiza dentro de una estrategia para reformar el sistema que regula la fiscalidad internacional y la operación de la banca internacional.

Estos temas serán debatidos en la cumbre del G-20 que se celebrará el próximo 2 de abril en Londres, un encuentro al que Suiza no ha sido invitada.

En cambio, asistirán los Jefes de Gobierno de las economías más desarrolladas, como Japón, Gran Bretaña, Alemania o Francia, y también gigantes emergentes como China, India o Brasil.

Alemania, por su parte, lanzó su propia embestida en octubre pasado, cuando el ministro de Finanzas, Peer Steinbrück, pidió en París que Suiza y Liechtenstein figuren en la ‘lista negra’ de paraísos fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Un comentario que valió un debate diplomático entre Suiza y Alemania. Las reglas fiscales entre Suiza y la UE son perfectamente claras.

Desde el 2005, Suiza aceptó, por medio de la Directiva sobre la Fiscalidad del Ahorro, transferir a los países miembros de la UE los impuestos correspondientes a las ganancias que generan (actualmente un 25% de las mismas).

No da nombres, pero está al día con los erarios públicos correspondientes.

El debate sobre el secreto bancario en el siglo XXI, no obstante, apenas inicia, y sus mejores capítulos están por escribirse.

swissinfo, Andrea Ornelas

El secreto bancario fue un ‘traje a la medida’ fabricado para el monarca francés Luis XIV, que en 1685 revocó el Edicto de Nantes, por lo que anuló la libertad religiosa y los derechos civiles de los protestantes.

La mayoría de los banqueros franceses de aquella época eran protestantes y se vieron obligados a mudarse. Muchos eligieron Ginebra como nuevo destino, desde ahí restablecieron relaciones con sus antiguos clientes.

Paradójicamente, la realeza encabezaba a su selecta clientela. La corona, incapaz de reconocer que el rey era financiado por ‘herejes’, exigió un compromiso de discrecionalidad absoluta.

Así surgió en Ginebra el secreto bancario, una figura que, con el paso de los años, Suiza se ha encargado de pulir y capitalizar.

La Directiva sobre Fiscalidad del Ahorro, que entró en vigor entre Suiza y la Unión Europea (UE) el 1 de julio de 2005, obliga a los bancos helvéticos a retener impuestos a sus clientes europeos para transferirlos al fisco de sus respectivos países de origen. No así a revelar sus nombres.

Entre el 1 de julio de 2005 y el 30 de junio de 2008, la retención equivalió al 15% de las ganancias generadas por cada inversión.
A partir del 1 de julio de 2008, aumentó al 25% y el 1 de julio de 2011 pasará al 35% de las ganancias.

Austria, Bélgica y Luxemburgo, miembros de la UE, se sumaron a Suiza y utilizan la misma fórmula de ‘pago de impuestos’ sin violación del secreto bancario.

El secreto bancario suizo pierde vigencia en estos casos: proteger la confidencialidad de un cliente que traficó drogas, armas o blanqueó dinero; si existen litigios por herencias o divorcios, y cuando existe fraude fiscal.

En 1930, durante la Gran Depresión y tras el colapso de Wall Street, EEUU presionó a Suiza para darle información sobre clientes estadounidenses que se habían declarado en bancarrota en EEUU, pero que tenían cuentas en Suiza. El intento fue en vano, ya que el secreto bancario protegió a dicha clientela.

En cumplimiento de los estándares JTI

Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI

Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.

Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR