
Irán considera construir una nueva capital ante la “insostenible” Teherán
Jaime León
Teherán, 10 oct (EFE).- Contaminación, subsidencia, falta de agua y un espeso tráfico. A Teherán se le acumulan los problemas y ante ello el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, ha llamado a levantar una nueva capital en la costa del sur del país, una propuesta muy criticada por ser considerada “inviable”.
El reformista Pezeshkian ha sacado a relucir al menos en tres ocasiones la “obligación” de construir una nueva capital administrativa para aliviar la “insostenible” Teherán, y ha tratado la cuestión con el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, según dijo la semana pasada.
“Hoy ya no hay margen de elección; estamos obligados a hacerlo. La vida en Teherán se volverá insostenible”, aseguró el mandatario en una visita a la ciudad portuaria de Bandar Abás, situada en el golfo Pérsico.
Pezeshkian citó como problemas de la capital la subsidencia -colapso gradual del terreno debido a la sobreexplotación de acuíferos- que en algunas zonas alcanza 30 centímetros y la escasez de recursos hídricos en una ciudad que consume una cuarta parte del agua del país.
Situada a los pies de las montañas de Alborz, Teherán es el centro político, administrativo y económico de Irán desde que fue designada como capital por el rey de la dinastía Qajar Agha Mohammad Khan en 1786.
El último censo realizado en 2015 situó su población en 12 millones de habitantes, pero las estimaciones la colocan ahora en unos 18 millones de personas.
Pezeshkian apuntó al golfo Pérsico como el mejor lugar para mover la capital ya que “proporciona acceso directo a aguas abiertas y al desarrollo de relaciones comerciales y económicas”.
La portavoz del Gobierno, Fatemeh Mohajerani, por su parte señaló a principios de año a la región de Makran como uno de los lugares “que están siendo considerados seriamente”.
Makran es una zona costera semi desierta situada en el golfo de Omán en la empobrecida y conflictiva provincia de Sistán y Baluchistán, vecina de Pakistán.
Esta provincia tiene una población mayoritariamente suní y es la más conflictiva del país con continuos choques entre las fuerzas de seguridad y grupos extremistas contrarios al Gobierno chií de Teherán. Críticas a un plan calificado de inviable
El proyecto de Pezeshkian se ha encontrado con numerosas críticas, algo que el mismo ha admitido.
Los críticos señalan como obstáculos el coste de una nueva ciudad, estimado en unos 80.000 millones de dólares por medios iraníes, en medio de una crisis económica y con el país sancionado recientemente por Naciones Unidas por su programa nuclear, además de un plazo estimado de dos décadas para finalizar el proyecto.
También existen dudas de si mover la administración del país solucionaría los problemas de Teherán, además de la defensa de una capital cerca del mar.
“Desde mi punto de vista, trasladar la capital no es una medida adecuada y en la práctica no es viable”, dijo a EFE el geofísico y jefe del Departamento de Sismología y Riesgo Sísmico del Centro de Investigación del Ministerio de Carreteras y Desarrollo Urbano, Alí Beitolahi.
Para el experto, el traslado de la capital no solucionaría los problemas de Teherán de subsidencia o escasez de agua y en su opinión solo un 10 % se movería a la nueva urbe y su lugar lo ocuparían nuevos residentes procedentes de otras ciudades.
Beitolahi también puso en duda que el país se pueda permitir la millonaria inversión necesaria, además de su capacidad para llevar a grandes proyectos. Puso como ejemplos la autopista Teherán-Norte y la mezquita Masala de Teherán que llevan más de 30 años en construcción y aún no han sido finalizadas, siendo obras modestas.
El analista conservador Ali Qalehki también apuntó a la inacabada mezquita Masala de Teherán tras varias décadas de trabajos para bromear con que la construcción de una nueva capital llevaría un siglo y cientos de miles de millones de dólares.
“Probablemente ninguno de nosotros vivirá para ver terminada esa obra”, dijo a la agencia Fars.
También señaló a cuestiones de seguridad: “Una capital en el golfo Pérsico no tendría ninguna seguridad, absolutamente ninguna”, aseguró.
Pezeshkian dijo que si el centro político y económico se traslada fuera de Teherán la población les seguirá, pero en las calles de la capital no lo tienen tan claro.
El taxista Reza se mostró a favor de mover la capital para aliviar Teherán, pero él no se mudaría.
“Yo me quedaría aquí, se viviría mejor”, dijo a EFE este vecino de la capital de mediana edad. EFE
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