La Catedral de Santiago estrena un espacio funerario obra de Álvaro Siza

Santiago de Compostela, 11 mar (EFE).- La Catedral de Santiago de Compostela cuenta desde este viernes con un nuevo espacio funerario diseñado por el prestigioso arquitecto portugués Álvaro Siza, que hoy ha participado en la presentación de esta intervención arquitectónica en el templo de la capital gallega.

El espacio se halla en un hueco entre la capilla del Cristo de Burgos y la capilla de la Comunión, fruto de las diferentes intervenciones que el templo ha tenido a lo largo de su dilatada historia, y, aunque no fue destinado al culto en ningún momento, sirvió para distintas necesidades de la vida cotidiana de la catedral.

En él se ha instalado un sepulcro de mármol blanco con vetas y más de cuatro toneladas de peso con espacio para tres tumbas, junto con un par de bancos, unas lámparas de iluminación tenue, un altar de madera y un crucifijo de plata, así como una virgen de piedra del siglo XIII de los fondos del museo catedralicio.

Todo ello, a excepción de la escultura, diseñado por Siza, que en rueda de prensa ha manifestado que recibió el encargo como «un sueño», aunque temeroso de que se convirtiese en «una pesadilla» por la enorme responsabilidad que implicaba actuar en un templo considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y meta de millones de peregrinos cada año.

El veterano arquitecto portugués ha explicado que su idea con esta estructura era acentuar y mostrar el contrate entre el granito oscuro de la catedral y el puro blanco del mármol sin que hubiese «piezas metálicas para ligar los elementos».

«Yo quería que pareciese una cosa hecha de una sola vez», ha remarcado, como justificación a las enormes losas de mármol que conforman el sepulcro y cuyo cuidadoso montaje requirió de dos días para terminar encajando «como un reloj suizo».

Siza -autor de dos edificios en Compostela, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo y la Facultad de Ciencias de la Comunicación- ha contado que, en un origen, su intención era revestir el citado museo de mármol, una idea que tuvo que abandonar por su elevado coste, por lo que ahora ha podido resarcirse.

El arquitecto también ha narrado sus esfuerzos para que la luz no fuese excesiva ni «violenta» en este nuevo espacio funerario y ha aclarado que él mismo diseñó el crucifijo instalado, ante la falta de atrevimiento de los escultores que consultó para hacer este encargo, aunque no fue capaz de representar el cuerpo de Cristo y optó por una abstracción.

«Tras varios intentos entendí que no era capaz de hacerlo y entonces opté por una especie de sugerencia de la presencia del cuerpo. De una forma es una fuga de la responsabilidad, pero por otra parte es una forma de representar lo que significa la cruz independientemente de tener el cuerpo de Cristo colgado», ha expuesto.

Siza ha destacado los cambios que ha sufrido la catedral compostelana desde su primera visita en los años 40, de la que recuerda «una cosa oscura, húmeda» y que ahora se ha convertido en un edificio «verdaderamente deslumbrante» tras las varias reformas acometidas en las últimas décadas.

El director de la Fundación Catedral, Daniel Lorenzo, ha comentado que este nuevo sepulcro está pensado para que reposen los cuerpos de los próximos arzobispos de la archidiócesis de Santiago de Compostela y ha subrayado la dificultad de adecuar correctamente un espacio en el templo para este fin, dada la cantidad y complejidad del patrimonio allí presente.

«Sola y sin más evoca y permite percibir ese sentimiento de que estamos ante algo que nos impulsa a lo alto, no a lo subterráneo, no a lo oscuro y no simplemente a la materia», ha dicho sobre la estructura, que, ha señalado, transmite la sensación de trascendencia y «vida eterna». EFE

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