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La N-VA flamenca presentará candidatos en Valonia, territorio del que se quiere separar

Bruselas, 16 abr (EFE).- El partido nacionalista N-VA, que gobierna en Flandes y defiende la independencia esa región del resto de Bélgica, prepara un movimiento inédito para las elecciones federales del próximo junio: presentará candidatos en todas las provincias de Valonia, territorio del que aspira a separarse. La formación dice que pretende hacer pedagogía sobre las ventajas que a su juicio tendrían las tesis separatistas para el conjunto de Bélgica, también para Valonia. La N-VA quiere que Bélgica pase de ser una monarquía parlamentaria organizada como una federación con comunidades lingüísticas diferenciadas a una nueva república confederal, donde cada región gestione de forma independiente las competencias en materias como la seguridad social y compartirían la defensa o la política exterior. Algunos analistas entienden que el confederalismo sería un paso previo a la creación de una «república independiente» en Flandes, como la N-VA defiende en el artículo primero de sus estatutos. Otros consideran que abordan el debate con una «cierta ambigüedad» y con el objetivo, en todo caso, de convertir al Estado «en un cascarón vacío», dice a EFE el especialista del Centro de Investigación y de Información Sociopolítica (CRISP), Benjamin Biard. El analista cree que la N-VA tiene tres motivos para presentarse en Valonia: «reforzar» el debate sobre el confederalismo, desgastar a sus rivales de la familia liberal y recaudar fondos, pues cada voto conseguido aporta cerca de 5 euros anuales de dinero público al partido. En 2019, el partido flamenco de extrema derecha independentista Vlaams Belang presentó candidatos en Valonia y, aunque sólo obtuvo 18.077 votos y ningún diputado, por esas papeletas ha cosechado unos 450.000 euros de subvenciones en un lustro. Un país dividido Los sondeos de las elecciones federales, que coinciden con las regionales y las europeas, arrojan un resultado dispar según los territorios y estabilidad respecto al paisaje actual: la derecha separatista domina el norte y la izquierda unionista el sur, mientras Bruselas queda en el medio como una isla. En Flandes, los nacionalistas de la N-VA aspiran a mantenerse como primera fuerza política, Su cabeza de lista será el fundador del partido y alcalde de Amberes, Bart de Wever, quien se presenta por primera vez a las elecciones federales que podrían auparle a la jefatura del Gobierno de Bélgica para «salvaguardar la prosperidad de Flandes». Pero las encuestas no son halagüeñas para la formación gobernante en Flandes, que en el Parlamento Europeo se sienta con el partido español VOX o los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni. Un barómetro de Ipsos publicado en marzo proyecta para la N-VA una intención de voto de sólo el 20,4 %, lejos del 27,4 % del Vlaams Belang, formación de ultraderecha al alza que en la Eurocámara comparte grupo con Reagrupación Nacional de la francesa Marine Le Pen, La Liga del italiano Mateo Salvini o Alternativa por Alemania. Los socialistas de Vooruit obtendrían un 11,4 y los liberales flamencos de Open VLD, el partido del primer ministro, Alexander de Croo, caerían cinco puntos hasta el 8,3 %. De Croo aspira a revalidar en el cargo, pero dice que desearía una coalición más ágil, con menos partidos que los siete que actualmente necesita su gobierno para sostenerse. En Valonia, el gobernante Partido Socialista se mantendría como fuerza más votada, con un 21,3 % y por delante de los liberales francófonos del MR, que cosecharían un 20,5 %. Les seguirían el nuevo partido Engagés, heredero de formaciones sociocristianas y de centro humanistas, que con el 16,8 % sería tercera fuerza, por delante del izquierdista PTB (14,9 %). En Bruselas, región central y bilingüe que ejerce de sede de las principales instituciones de la Unión Europea, los liberales francófonos ganarían las elecciones con el 21,8 % de los sufragios, seguidos de el PTB (17,5 %), del Partido Socialista (15,4 %) y de los verdes de Ecolo (14,7 %), primeros en 2019 y cuartos en las encuestas. El complejo mapa político de Bélgica invita a sospechar que existe un «riesgo de polarizar más la vida política», con avances de la extrema derecha y la extrema izquierda, y que «será complicado conseguir una mayoría», para gobernar dice Biard. En 2019 Bélgica necesitó 493 días para formar un nuevo gobierno desde las elecciones, marcando un total de 650 días de interinidad desde la caída del anterior Ejecutivo. Superó así su propio récord mundial establecido entre 2010 y 2011, cuando el país pasó 541 días sin un gobierno establecido. EFE jaf/cat/jgb

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