La situación es «extremadamente crítica» en Túnez, avisa ministro de Economía
Túnez, 1 abr (EFE).- El ministro tunecino de Economía y Finanzas, Ali Kooli, advirtió hoy de que el país atraviesa una situación «extremadamente crítica» y que la única solución es emprender la reforma de las empresas estatales y recurrir a los prestamos internacionales.
En declaraciones a la cadena de radio local «Express FM», el exbanquero confirmó que el Gobierno ya negocia un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), principal sindicato y poder fáctico del país, para reformar siete empresas estatales cuyas pérdidas crónicas lastran la economía nacional.
«Estamos trabajando para que Túnez esté en una posición de fortaleza en estas negociaciones, sobre todo con el FMI», señaló el ministro antes de confirmar que el Gobierno ya ha emprendido «discusiones «serias» para mejorar la efectividad del sistema tributario y reformar las empresas estatales, lo que obligará a reducir las plantillas de todas ellas.
Al respecto, Kooli precisó que el convenio suscrito con la UGTT para poner en marcha planes de reforma en siete de esas empresas estatales tiene como principal objetivo salvarlas para limitar sus pérdidas.
Expertos consultados por Efe coinciden en alertar de que existe un alto riesgo de suspensión de pagos en Túnez debido a la enorme cantidad que ha alcanzado su deuda externa, próxima ya al 100% de su producto interior Bruto (PIB). Es un riesgo del que ha advertido el propio FMI, que en 2017 ya concedió a este país un préstamo por valor de más de 2.500 millones de euros a cambio de una serie de reformas estructurales basadas en la austeridad y los recortes.
Tras varios avisos, el organismo internacional congeló el último pago del préstamo ya que los sucesivos gobiernos no implantaron esas medidas –en particular la reforma fiscal y la reducción de la Administración, cuyos salarios suponen uno de los mayores desembolsos– ante la actitud de la UGTT, que amenazaba con movilizaciones si se reducían las plantillas.
Además del FMI, Túnez ha recurrido en estos años a créditos de países del golfo Pérsico, en particular Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Catar para tratar de salvar su economía, hundida desde los atentados yihadistas que en 2015 segaron la vida de 72 personas, 60 de ellos turistas extranjeros.
Pese a los efectos de la covid-19, los expertos advierten de que el problema económico de Túnez es estructural. Diez años después del triunfo de la revolución y la caída de la dictadura de Zinedin el Abedin Ben Ali, persisten el paro juvenil crónico, la corrupción generalizada, una economía muy proteccionista que no anima a la inversión, un sistema fiscal poco efectivo, una Administración que convierte al Estado en el primer empleador del país, y una falta de horizontes que espolea la fuga de cerebros y la migración irregular. EFE
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