Los ‘hibakusha’ y su lucha por que el «tabú nuclear» no se rompa ante las guerras vigentes
María Carcaboso Abrié
Tokio, 22 dic (EFE).- Casi ocho décadas después de que EE.UU. arrojara dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, los supervivientes a dicha matanza, ganadores del Nobel de la Paz 2024, mantienen su lucha para evitar que el «tabú nuclear» desaparezca y que el uso de armas de destrucción masiva prolifere con las guerras vigentes.
Conocidas como ‘hibakusha’, las víctimas de los artefactos atómicos que en agosto de 1945 estallaron sobre Japón, unidas bajo la organización antinuclear Nihon Hidankyo, laureada en octubre por el Comité Noruego del Nobel, luchan desde 1956 por que las armas nucleares desaparezcan y su uso no se extienda en años venideros.
En palabras pronunciadas durante la recepción del galardón en Oslo por Terumi Tanaka, de 92 años y copresidente y secretario general de Nihon Hidankyo, «el tabú nuclear amenaza con romperse».
El contexto es desalentador
Terumi Tanaka, original de Nagasaki, tenía 13 años cuando Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Hiroshima y su ciudad natal, matando a unas 210.000 personas y causando daños a otras 400.000 debido a la radiactividad, según recordó en la ceremonia en la que Nihon Hidankyo recibió el Nobel, ante la presencia de los reyes Harald V y Sonia de Noruega.
En ese acto recordó el «sincero deseo» de los ‘hibakusha’: que no se permita la posesión de una sola cabeza nuclear en lugar de depender de la teoría de la disuasión nuclear, basada en que el potencial destructivo de estas armas hace que los países se abstengan de atacar con ellas.
Pero son conscientes de que el contexto es desalentador. Rusia intimida a Ucrania con el posible uso de armas nucleares en la guerra que mantienen, un ministro israelí sugiere recurrir a ellas para atacar la Franja de Gaza y Corea del Norte presume de instalaciones llenas de cascadas de centrifugadoras de uranio, quedando en el olvido las personas que perdieron la vida en el desastre de 1945 y el dolor que permaneció de por vida en quienes sobrevivieron a él.
La organización antinuclear llegó a tener presencia en cada una de las prefecturas niponas, pero su representación está en declive debido a la creciente edad de sus miembros, que supera los 85 años de media, de acuerdo a datos del Ministerio de Sanidad del país asiático.
Otro ejemplo es Keiko Ogura, que era una niña de 8 años que vivió la explosión nuclear en Hiroshima, a unos 2,4 kilómetros del epicentro. A sus 87, encabeza Intérpretes de Hiroshima por la Paz, una organización que ayuda a otros ‘hibakusha’ a contar su historia. Casi 80 años después, su deseo sigue firme: «Queremos ver este planeta sin armas nucleares».
Ogura, quien se reunió con los líderes del G7 en su cumbre de 2023 en la mencionada ciudad del oeste de Japón, rememoró en la recepción del Nobel haber visto morir a personas a quienes había dado agua tras el estallido de la bomba y admitió «años de pesadillas» relacionadas con la catástrofe.
La organización Nihon Hidankyo, como representante de los ‘hibakusha’, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2024 «por sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares y por demostrar a través del testimonio de testigos que las armas nucleares nunca deben volver a usarse». EFE
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