
Los sirios continúan su regreso desde Líbano a un país al que apenas recuerdan
Anna María Guzelian
Trípoli (Líbano) 9 oct (EFE).- Al amanecer de este jueves Nazem hacía fila con su esposa y sus cuatro hijos en Trípoli, en la costa libanesa, sosteniendo una bolsa de plástico descolorida que contenía sus únicos documentos, con una leve sonrisa en el rostro mientras esperaba regresar a Siria, su tierra natal.
Durante catorce años, el Líbano ha sido su único hogar como refugiado con recursos limitados y sin cesar de intentar dar una vida mejor a sus hijos.
«Gracias a Dios que ahora estamos liberados», dijo a EFE, más que nada para tranquilizarse a sí mismo. Estamos regresando a hogares destruidos, pero regresamos».
Cuando las bombas comenzaron a caer sobre la ciudad siria de Idlib, huyó con su familia, cargando a su hijo menor sobre sus hombros. «Barriles y misiles estaban sobre nosotros», recuerda a EFE. «Nuestra esperanza en Dios es grande».
Hoy, esa esperanza era lo único que le queda, pues soñaba con darles a sus hijos una mejor educación, pero ahora en el Líbano no es posible.
«Cada uno necesita 1.500 dólares para ir a la escuela», declaró a EFE. «Yo solo tengo 100 dólares». Planea quedarse con ellos en Siria unos meses y luego regresar al Líbano para trabajar y enviarles dinero.
El cambio de régimen en Siria, y la mejora en las condiciones de vida en su país de origen le permiten ahora regresar a casa a probar fortuna nuevamente, auspiciado por las autoridades libanesas y Naciones Unidas, que está ayudando a que cientos de miles de sirios regresen a sus hogares.
Cientos de miles de refugiados
El recinto ferial internacional Rachid Karami de Trípoli es una sala de espera para la salida. Los autobuses se alinean en la entrada, mientras más refugiados sirios entran por la puerta. Personal del ACNUR -la agencia de Naciones Unidas para los refugiados- con chalecos azules y oficiales de la Seguridad General libanesa se movían entre ellos, verificando nombres, sellando documentos y realizando la inspección de equipaje.
«Unas 160 personas regresarán hoy desde aquí», declaró a EFE la portavoz de prensa del ACNUR, Lisa Abu Khaled.
«Desde principios de año, estimamos que alrededor de 300.000 refugiados sirios han regresado a Siria desde el Líbano», añadió Khaled, quien explicó además que la estimación de retorno para finales de año superaría los 400.000 sirios.
Indicó que el movimiento formaba parte del programa de retorno coordinado de la ONU con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y ACNUR, algunos mediante convoyes organizados como el de hoy, otros mediante lo que denominan «retornos autoorganizados».
Quienes optaron por regresar recibieron 100 dólares por persona antes de partir y podrían tener derecho a 600 dólares adicionales por familia tras su llegada a Siria.
«Seguimos trabajando con la Seguridad General para garantizar que los retornos sean seguros (…), lo que incluiría la eliminación de las tasas de salida para los refugiados que sobrepasaron el plazo de su permiso de residencia», señaló.
Restaurar vidas
Tras 14 años de guerra en Siria, 1,2 millones de refugiados sirios aún permanecen en territorio libanés, según Abu Khaled.
«Aunque vemos un número creciente de refugiados que regresan a su país, seguimos insistiendo en que las personas en Siria necesitarán mucho apoyo para que su regreso sea sostenible, para que puedan reintegrarse, reiniciar sus vidas y reconstruir sus vidas en su país. Al fin y al cabo, Siria es un país que ha pasado por unos 14 años de guerra; ha habido una destrucción masiva y los servicios públicos se han visto afectados», dijo.
Hanan permanece sentada junto a la puerta de entrada en silencio tras despedirse de su hermana. «Salí de Homs -en el centro de Siria- cuando desapareció mi marido», declaró a EFE. «Se lo llevaron en un puesto de control en 2013 y ya nunca lo volví a ver».
Sus dos hijos estaban a su lado; uno de ellos sostenía una gran bolsa de basura negra llena de objetos personales. «Ahora es lo suficientemente seguro para que mis hijos y yo regresemos; probablemente ni siquiera recuerden cómo es nuestro barrio; simplemente no quería que se los llevaran, como a su padre, lejos de mí».
Hanan explicó a EFE que regresará a casa de su familia antes de visitar la suya. «No sé cómo está mi casa ahora; sé que está en ruinas y me costará verlo, pero con la ayuda de Dios podremos restaurarla».
La mujer recibe junto con sus hijos una credencial con un número del personal del ACNUR y forma fila con ellos. Al levantarse para despedirse, añadió: «Al menos estaremos en nuestra propia casa». EFE
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(foto y vídeo)