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Los tejidos que rodean los ovarios son esenciales para la fertilidad femenina

Redacción Ciencia, 9 oct (EFE).- Entre los 25 y los 40 años la probabilidad de concebir de las mujeres disminuye drásticamente. Durante décadas, se pensaba que esto sucedía porque, con el tiempo, los óvulos pierden calidad, pero una investigación ha descubierto que el ovario y los tejidos que lo rodean son esenciales para la fertilidad.

Mediante una nueva técnica de imagen, científicos de la Universidad de California (UCSF) y del Chan Zuckerberg Biohub de San Francisco han descubierto que todo un ‘ecosistema’ determina la maduración de los óvulos (desde ovocitos a óvulos maduros listos para la fecundación) y el envejecimiento de los ovarios.

Los detalles del estudio se han publicado este jueves en la revista Science.

«Durante mucho tiempo hemos creído el envejecimiento ovárico simplemente como un problema de calidad y cantidad de óvulos», explica la autora principal del estudio y profesora de Ciencias Reproductivas de la UCSF, Diana Laird, «pero lo que hemos visto es que el entorno alrededor de los óvulos, las células de apoyo, los nervios y el tejido conectivo también van cambiando con la edad».

Tras la menopausia o la extirpación de los ovarios, aumenta el riesgo de muchas enfermedades. Ralentizar el envejecimiento ovárico podría ayudar a reducir estos riesgos.

Por eso, comprender bien estos cambios puede ser clave no solo para extender la fertilidad, sino también para mejorar la salud de las mujeres.

«Al combinar la imagen de vanguardia del laboratorio Laird con la experiencia del Biohub en dos tipos de secuenciación de células individuales, pudimos entender el ovario con un detalle sin precedentes», detalla Norma Neff, de la Plataforma Genómica del San Francisco Biohub, y coautora del estudio.

«Este enfoque impulsado por la tecnología nos permitió descubrir nuevos tipos de células, que son una base para futuros descubrimientos en salud reproductiva», resume.

Hace falta un ecosistema completo para criar un huevo

Para saber cómo es el envejecimiento normal en los ovarios de ratones y humanos, el equipo de Laird desarrolló una nueva técnica de imagen tridimensional que les permitió visualizar los óvulos en los ovarios sin tener que cortar los órganos en capas finas, como se había hecho antes.

En ratones que equivalían a 30 a 40 años humanos, observaron una caída dramática tanto en ovocitos (óvulos inmaduros) en reposo que esperan en reserva como en óvulos en crecimiento que comienzan a madurar para la ovulación. Y al igual que las mujeres en sus 30, los ratones no concebían fácilmente con fertilización in vitro (FIV).

Cuando los científicos extendieron su imagen 3D a los ovarios humanos, descubrieron un hallazgo inesperado: los ovocitos no están distribuidos uniformemente en el ovario sino que se agrupan en «bolsillos». Además, con la edad, la cantidad de ovocitos decrece.

Después, asociados con el equipo del Biohub, aislaron meticulosamente los óvulos individuales a mano para separarlos de otras células y después de estudiar casi 100.000 células de ratón y humano, identificaron 11 tipos de células principales en los ovarios, entre ellas, ‘glia’, unas células asociadas a los nervios y presentes en el cerebro.

También descubrieron que los nervios simpáticos -involucrados en la respuesta de «lucha o huida»-, forman densas redes en los ovarios que se vuelven aún más densas con la edad.

Cuando los investigadores cortaron estos nervios en ratones, los animales tenían más óvulos en reserva pero menos cantidad de óvulos maduros, lo que sugiere que los nervios ayudan a decidir cuándo comienzan a crecer los huevos.

Estos hallazgos sobre glía y nervios simpáticos sugieren un nuevo papel para el sistema nervioso en la salud ovárica, subraya el estudio.

Además, otras células llamadas fibroblastos también cambiaron con la edad, desencadenando inflamación y cicatrización en los ovarios de las mujeres en sus 50 años.

«Todo esto apunta a una nueva línea de investigación sobre cómo los nervios, los vasos sanguíneos y otros tipos de células se comunican con los óvulos. Lo que indica que el envejecimiento ovárico no se trata solo de las células del óvulo, sino de todo su ecosistema», concluye Laird.

Implicaciones para la fertilidad y más allá

Para los investigadores, una de las conclusiones más importantes del nuevo trabajo es la similitud entre los ovarios humanos y los de los ratones: «Las similitudes que vimos en este estudio nos hacen confiar en que podemos avanzar con los ratones y aplicar esas lecciones a los humanos», según Laird.

El equipo quiere estudiar ahora cómo cambia el envejecimiento ovárico en diferentes situaciones, averiguar si algunos medicamentos podrían cambiar el momento o la velocidad del envejecimiento ovárico y descubrir formas de ralentizar o retrasarlo. EFE

ecg/crf

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