
Mark Rutte y Viktor Orban, una relación truncada por los valores europeos
Imane Rachidi
La Haya, 24 jun (EFE).- Los rifirrafes entre el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, y el húngaro Viktor Orban, están siendo episodios habituales de los consejos europeos en Bruselas durante los últimos años, reflejando visiones incompatibles sobre cuestiones como el Estado de derecho, la homosexualidad y los valores europeos.
Aunque la mayoría de los jefes de gobierno y de Estado europeos han reaccionado estos días con enfado a la nueva ley homófoba promulgada en Hungría, ha sido Rutte quien ha adoptado la posición más firme contra Orbán este jueves por haber ido “contra los valores europeos” con leyes que sitúan la homosexualidad al mismo nivel que la pedofilia.
El neerlandés tiene claro que, si ese país se niega a retirar esa legislación, Budapest solo tiene un destino: “En lo que a mi respecta, ya no pinta nada en la UE”, sentenció. Si Bruselas deja a Orbán salirse con la suya y promulgar este tipo de leyes, la UE “no será más que un bloque comercial y una moneda”, por lo que, dice, es “un punto fundamental” frenar a Hungría y exigirle el respeto a los principios comunitarios.
Pero la ministra húngara de Justicia, Judit Varga, arremetió hoy contra Rutte. “Sus declaraciones no son más que otro capítulo de la serie de chantaje político. Hungría no quiere abandonar la UE. Al revés, queremos salvarla de los hipócritas”, escribió Varga, en respuesta a la invitación de Rutte a Hungría a marcharse del bloque comunitario.
EL CHICO HOLANDÉS
“Nunca pensé cuando obtuve este trabajo (primer ministro) hace 11 años que me vería en este tipo de discusiones sobre valores tan fundamentales», lamentó hoy, a su llegada a Bruselas, donde se encuentra con sus colegas europeos hablando, entre otras cuestiones, de la homofobia de las leyes de Orbán.
Un total de 17 países han firmado una carta exigiendo a Hungría que derogue la ley, y se espera que más Estados se unan a esta alerta durante la cumbre europea.
Orbán, que bautizó a su homólogo Rutte como «the Dutch guy» (el chico holandés), defiende que su legislación no se dirige contra los derechos de los homosexuales y que da a los padres “la oportunidad de proteger a sus hijos” de libros, películas y medios de contenido que no sea heterosexual, incluidos los anuncios que presentan a las personas LGTBIQ como “normales”.
Rutte tiene claro que no será fácil convencer a Orbán para que dé un paso atrás. “Orbán es un descarado, así que seguirá adelante con esto”, lamentó Rutte.
Sin embargo, Orbán tampoco tiene fácil seguir defendiendo esta legislación porque hay un proceso en contra de su país que podría suponerle la pérdida de derecho a voto en la UE, aunque es muy difícil, y la Comisión Europea puede iniciar un abanico de procedimientos legales que podrían hacer que Hungría deje de recibir ciertas subvenciones europeas que Orban sí necesita.
UNA RELACIÓN TRUNCADA
Este no es el primer desencuentro entre Orbán y Rutte. El pasado verano, Orbán dijo que el primer ministro liberal “odia a los húngaros” porque, con la misma firmeza que pedía entonces a España e Italia someter sus sistemas financieros a estrictas reformas para recibir fondos europeos, Rutte pidió a Polonia y Hungría apegarse al Estado de derecho como «mínimo» si quieren recibir ayudas.
Si tiene que hacerse amigo de alguien en Países Bajos, a Orbán le agrada más el euroescéptico Geert Wilders, con quien se hizo una foto que publicó en redes sociales con el mensaje «A nice Dutch guy» (un chico holandés agradable).
«Un gran héroe ¡Si tan solo tuviéramos un primer ministro como Viktor Orbán! Demuestra tú también que tienes arrestos: ¿Por qué tenemos un cobarde por primer ministro?», le dijo Wilders a Rutte en una sesión parlamentaria a finales de año, tras subrayar que «el dinero de los impuestos» que aporta Países Bajos al Fondo de Reconstrucción de 750.000 millones de euros debe «gastarse» en los neerlandeses.
Rutte reaccionó entonces muy molesto: «¿Debería ser más como Orbán? ¿Debería limitar los derechos de los homosexuales y la libertad de prensa? Me alegro de no parecerme a ese hombre. ¡Qué terrible!», exclamó. EFE
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