
Mohamed VI habla de justicia social, pero no menciona los disturbios juveniles
Mohamed Siali
Rabat, 10 oct (EFE).- El rey Mohamed VI de Marruecos defendió este viernes la «justicia social» como un objetivo estratégico de todas las políticas públicas en el país, en medio de protestas sociales juveniles, que a veces derivaron en disturbios, pero no fueron mencionadas por el monarca.
Este contenido de una alocución de menos de ocho minutos pronunciada por el monarca ante el Parlamento fue una continuidad de su discurso del pasado 29 de julio, con motivo de la fiesta del Trono, en el que advirtió de que Marruecos no puede avanzar a «dos velocidades» y que todos los marroquíes y regiones deben beneficiarse del desarrollo económico.
La justicia social, una orientación estratégica
«La justicia social y la lucha contra las desigualdades territoriales no son solo un lema vacío, ni una prioridad pasajera (…), sino que las consideramos una orientación estratégica a la que todos los actores deben comprometerse», precisó el soberano este viernes.
Este discurso había cobrado una importancia creciente tras las recientes manifestaciones juveniles, convocadas por el grupo GENZ212 -que nació en las redes sociales- en varias ciudades, y que exigía justicia social, reformas en los sectores de sanidad, educación y empleo, así como una lucha contra la corrupción.
A pesar de que Mohamed VI no mencionó las manifestaciones de los jóvenes, que arrancaron el pasado 27 de septiembre, sus dos últimos discursos han ido muy en línea con las reivindicaciones de la juventud, cuyas protestas derivaron en actos de violencia que dejaron un saldo de tres muertos, cientos de heridos y numerosos detenidos.
Según pudo constatar EFE, la intervención del monarca tuvo una audiencia sin precedentes en el canal de la televisión pública SNRT en Youtube, que lo transmitió en directo y alcanzó más de 80.000 seguidores, cuatro veces más en comparación con discursos anteriores.
Zonas más frágiles: montañas y oasis
El rey de Marruecos pidió prestar especial atención a las zonas más vulnerables, respetando sus particularidades y necesidades, especialmente las zonas montañosas y los oasis, en el marco de una «solidaridad efectiva entre las regiones».
Además, solicitó la aceleración del desarrollo sostenible de las costas del país, para lograr el equilibrio necesario entre la explotación económica de estos espacios y los requerimientos para su protección, para crear riqueza y empleo.
Asimismo, instó a desarrollar los centros rurales para que se conviertan en un eslabón efectivo para acercar los servicios administrativos, sociales y económicos a los ciudadanos del mundo rural.
El pasado 29 de julio, el monarca pidió al Ejecutivo a poner en marcha un nuevo ciclo de programas de desarrollo local, con el objetivo de corregir las desigualdades sociales y territoriales, y asegurar que los beneficios del crecimiento económico lleguen a todos los ciudadanos, en todas las regiones del país.
El soberano advirtió entonces que Marruecos no puede seguir avanzando a «dos velocidades», y subrayó que los logros en materia de desarrollo solo tienen sentido si se traducen en una mejora real de las condiciones de vida para toda la población, especialmente en cuanto a infraestructuras, empleo, educación y sanidad.
Sin mención a las protestas
El silencio del rey sobre las protestas juveniles que han sacudido el país en los últimos días se justifica, según analistas consultados por EFE, por que el discurso de este viernes no responde a una situación coyuntural sino que es la única intervención del monarca prevista en esta fecha expresamente por la Constitución.
Se trata de una cita anual obligatoria, en la que el rey se dirige al Poder Legislativo y no al pueblo directamente.
Además, este discurso marca el cierre del actual mandato parlamentario, ya que Marruecos celebrará elecciones el próximo año.
El rey llegó al Parlamento, en el centro de Rabat, acompañado del príncipe heredero Moulay Hassan, y su hermano, Moulay Rachid, y, como es tradicional, saludó desde el balcón del edificio a miles de marroquíes que habían congregado fuera horas antes en un ambiente festivo. EFE
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