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Ozono: limitar la velocidad no sirve de mucho

Según los investigadores, la limitación de la velocidad reduce la tasa de ozono sólo en 1%. Keystone

Medidas a corto plazo, como la reducción de la velocidad en las autopistas, tienen un impacto prácticamente nulo sobre la concentración de ozono, especialmente durante la temporada estival.

Según un estudio, la mayor parte del ozono que se registra en Suiza llega del extranjero.

El Tesino y los Grisones fueron los primeros cantones en Suiza que redujeron la velocidad para luchar contra el ozono: en agosto de 2003, en medio de la canícula que azotó a toda Europa, las autoridades cantonales bajaron durante algunos días el límite máximo de velocidad en las autopistas de 120 a 80 km/hora.

Otros cantones se sumaron a esta decisión que fue objeto de polémica entre ecologistas y automovilistas. Estos últimos, sin embargo, pueden basarse en los resultados de algunos científicos.

De hecho, un estudio del Instituto Paul Scherrer (IPS) revela que la correlación entre velocidad y ozono es prácticamente nula. “Según nuestros modelos informáticos, la limitación de la velocidad a 80 km/h en toda Suiza comportará una disminución de la concentración máxima de ozono de apenas 1%”, señala a swissinfo André Prévot, del Laboratorio para la Química de la Atmósfera.

“Las medidas de carácter local y a corto plazo sólo sirven para calmar los ánimos”, aseguraba Albrecht Neftel, de la estación federal de investigación federal Agroscope, al dominical ‘SonntagsZeitung’.

Ozono importado

Al igual que otras emisiones preocupantes, el ozono que producen el tráfico y la industria no se detiene en las fronteras. Bajo el efecto de fuertes corrientes, el gas sube primero a los estratos de la atmósfera para luego posarse nuevamente en el suelo incluso a miles de kilómetros de distancia.

De las estimaciones del IPS resulta que el 75% del ozono medido en la Suiza de expresión alemana proviene del extranjero. “Una buena parte nos llega de Europa, pero es verosímil pensar que un pequeño porcentaje proviene también de Asia y de Estados Unidos”, indica Prévot.

En definitiva, las conclusiones de los investigadores confirman la hipótesis barajada por la Oficina Federal de Medio Ambiente que se basa en estudios efectuados en los años 90: el 20% del ozono en Suiza es producido por el hombre, el 15% es de origen natural, mientras un 65% se genera en el extranjero.

El caso del Tesino

Ligeramente diferente es la situación en el Tesino, el único cantón al Sur de los Alpes. Debido a su particular topografía y al intenso tráfico a lo largo de la autopista que lo atraviesa desde el Gotardo hasta la frontera italiana, la concentración de ozono es superior al resto del país.

“Una cantidad importante, más del 50%, llega de Lombardía, lo que convierte en prácticamente inútiles, también en el Tesino, las restricciones de velocidad”, señala André Prévot.

Un punto en el que no coincide en absoluto el responsable de la Oficina Cantonal Tesinesa para la Protección del Aire, Luca Colombo. “La limitación a 80 km/h nos ha permitido disminuir de forma significativa las emisiones de ozono en nuestro cantón, a veces incluso a la mitad”, explica.

“Y luego no está sólo el ozono. Otras sustancias nocivas, como las partículas finas, pueden combatirse gracias a estas medidas que son absolutamente útiles”, agrega Colombo.

“Los datos que presentamos no resultan de mediciones, sino de simulaciones informáticas y, por ende, hay que contemplarlos con la debida cautela”, insiste el investigador del IPS.

Velocidad reducida durante todo el verano

Las conclusiones del IPS no sorprenden a la Asociación Tráfico y Ambiente (ATA) que se dice consciente de los efectos limitados de la reducción temporal de la velocidad.

“Tales restricciones deben aplicarse antes de que se alcance el umbral crítico y durante un periodo prolongado, por ejemplo de mayo a septiembre”, declara Stefan Füglister, responsable de la campaña de la asociación ambientalista.

“El problema no radica sólo en el ozono, sino también en sus precursores como el dióxido de nitrógeno o las partículas finas, que contribuyen a la formación del ‘smog’ estival”, prosigue.

Albrecht Neftel también coincide en que las autoridades deben adoptar medidas adecuadas antes de que se registren niveles alarmantes. “Las emisiones de dióxido de nitrógeno debería disminuir entre un 60% y un 70%, de manera que el ozono que se genera sea aceptable para el ambiente”.

Se requiere un esfuerzo común

Para hacer frente al aumento de las concentraciones de ozono que pronostican para los próximos años los científicos no bastarán intervenciones de carácter locales y aislado.

Muchos países, entre ellos Suiza, abogan por el Convenio Paneuropeo sobre Contaminación Atmosférica Transfronteriza (conocido también como el Protocolo de Goteborg) para reducir de aquí a 2010 las emisiones de gas precursoras del ozono en cerca de un 40% respecto a los niveles de 1990.

“Un objetivo que podría lograrse reduciendo ulteriormente las emisiones de dióxido de nitrógeno de los motores (automóviles, camiones, aviones, maquinaria de obra y agrícola) y disminuyendo las sustancias orgánicas volantes contenidas, por ejemplo, en los solventes industriales”, concluye Martin Schiess, de la Oficina Federal de Medio Ambiente.

swissinfo, Luigi Jorio
(Traducción del italiano: Belén Couceiro)

El valor tope para el ozono es de 120 microgramos por metro cúbico.

En varias ocasiones se ha superado el umbral crítico durante el mes de julio, tanto en la llanura como en montaña.

Lugano (Tesino, ciudad): 252 microgramos por metro cúbico

Basilea (aglomeración): 184

Magadino (Tesino, campo): 232

Jungfrau (Berna, alta montaña): 141

Se encuentra en la troposfera (franja atmosférica entre la superficie terrestre y a una altitud de cerca de 10 km) y, en especial, en proximidad del suelo.

El ozono no se genera directamente de emisiones derivadas de actividades humanas, sino que se forma bajo el efecto prolongado del sol, sobre todo a partir de óxidos de nitrógeno Y de compuestos orgánicos volantes (COV).

El tráfico motorizado origina las emisiones de los óxidos de nitrógeno, mientras que la industria y las economías domésticas genera los COV.

Efectos sobre el ser humano: irritación de las mucosas, inflamaciones de las vías respiratorias, reducción de las funciones pulmonares y del rendimiento físico.

El ozono estratosférico se sitúa en los estratos más altos de la atmósfera y nos protege de los rayos ultravioletas.

La disminución de la capa de ozono en los últimos años – el famoso agujero de ozono – se debe a la utilización excesiva de sustancias como los clorofluorocarburos (CFC).

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