
Pierre Courtial, discípulo del maestro: «Pierre Cardin me lo enseñó todo, de la A a la Z»
Isabel Rodríguez Ramiro
París, 7 oct (EFE).- El diseñador francés Pierre Courtial, discípulo y amigo de Pierre Cardin durante sus últimos cinco años de vida, transformó la herencia del maestro en su propia marca con una moda artesanal y hecha a mano en su taller en el centro de París.
Entre hilos de colores, maniquíes y el murmullo de las máquinas de coser, Pierre Courtial recibe a EFE mientras da forma a una gorra de fieltro con la precisión de un artesano y la mirada de un creador consciente de su herencia.
Natural de un pequeño pueblo de Drôme (este), en la Provenza francesa, Courtial llegó a París hace más de una década para estudiar moda. Apenas dos años después, presentó sus primeros trabajos a Pierre Cardin.
El maestro lo miró sorprendido y le preguntó, casi en broma: «¿Me estás copiando?», a lo que Courtial le respondió que no: «Simplemente teníamos un espíritu creativo similar», recuerda.
Lo que comenzó como unas prácticas se convirtió en cinco años de intensa colaboración. Durante los primeros dos años, Cardin le enseñó personalmente la alta costura, desde la construcción del vestido hasta la perfección de cada puntada.
Courtial absorbió técnicas, disciplina y la exigencia por la calidad que caracterizaba al maestro. Luego pasó a ser su director artístico, creando colecciones completas bajo su supervisión y demostrando que había comprendido la esencia del ADN creativo de la casa Cardin.
En los últimos años, trabajó directamente en las colecciones de la casa, mientras su relación con Cardin evolucionaba hacia una amistad profunda y afectuosa: «Era como un abuelo, un padre y un amigo a la vez. La diferencia de edad de más de 60 años nunca importó; nuestra amistad era natural y profunda», rememora Courtial.
Tras la muerte de Cardin y los cambios internos en la casa, Courtial decidió fundar su propia marca. La primera boutique, un espacio pequeño que le enamoró por su fachada evocadora del París antiguo, se convirtió en el escaparate de su firma.
«No fue fácil. Trabajaba solo, transportando tejidos a mano, haciendo pruebas con clientes que debían recorrer una hora para venir al taller», apunta. Con esfuerzo y paciencia, logró consolidar su negocio en París, que antes estaba en las afueras.
Las gorras de fieltro que ahora son su sello personal nacieron de un consejo directo del maestro.
Mientras probaba sus propias creaciones, Courtial llevó una gorra de fieltro rosa al taller; Cardin la vio, la examinó y se sorprendió: «Nunca había visto algo así», dijo. Fascinado por la originalidad, le dio un consejo que marcaría su futuro: «No la incluyas en la colección, guárdala para ti; un día será el inicio de tu propia marca».
Esa gorra se convirtió así en símbolo de la herencia, libertad creativa y la confianza que Cardin depositó en él.
La filosofía del diseñador se refleja también en su compromiso con el ‘hecho en Francia’. Todo lo que produce, desde la selección de tejidos hasta la confección final, se realiza en París, con materias primas francesas y un equipo de artesanos locales.
«Para mí es primordial mantener y transmitir la historia de la costura francesa», explica. La elección de materiales naturales y la atención al detalle permiten que cada pieza sea un reflejo del ‘saber hacer’ artesanal, frente a una industria dominada por grandes conglomerados y producción masiva.
«El reto es ser competitivo sin renunciar a la calidad ni al carácter artesanal de cada creación», señala.
Más allá de la técnica, Courtial habla de moda como expresión del ser humano: el vestido, el sombrero o la gorra no solo cubren, sino que transmiten personalidad, alma y estilo.
«El ‘look’, la forma de moverse, de vestirse, de mirar… es un marcador humano que revela belleza e identidad», afirma, mostrando la pasión que lo acompaña desde niño, cuando vendía pequeños bolsos hechos a mano a sus compañeros de escuela.
Ahora, con 34 años, Courtial mira al futuro con la misma determinación que Pierre Cardin le transmitió.
«Pierre Cardin me lo enseñó todo, de la A a la Z», dice Courtial. «No solo la técnica o el rigor, sino también la libertad de imaginar sin límites, de no tener miedo a crear algo diferente. Aprendí de él que la moda es una aventura personal, no una fórmula». EFE
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