
¿Qué papel debería desempeñar Suiza en la consolidación de la paz internacional en el futuro?
Para ser un promotor de la paz con éxito, Suiza debe tener un perfil internacional adecuado, la voluntad política y - sobre todo - la aceptación de las respectivas partes en conflicto. ¿Sigue siendo este el caso?
Algunos creen que la consolidación de la paz pertenece a Suiza como el queso o el chocolate, en cierto sentido como un apéndice del papel humanitario que Suiza ha desempeñado desde la fundación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) por Henry Dunant desde Ginebra en el siglo XIX.
Aunque existe un vínculo histórico entre el compromiso humanitario de Suiza y su papel en la consolidación de la paz, el paralelismo no es en absoluto inevitable. Lo mismo ocurre con la neutralidad, cuya forma moderna se remonta a la misma época.
Los tiempos en los que Suiza – también por interés propio – se mantenía al margen de los conflictos en los países vecinos y circundantes y, en su lugar, internaba tropas extranjeras o facilitaba el intercambio de prisioneros como buen samaritano han pasado a la historia.
Europa hace tiempo que dejó de ser el centro del mundo. Y hacer frente a los conflictos violentos se ha vuelto más complejo. El emblema adecuado ya no basta para lograr la paz.
La neutralidad también hace tiempo que dejó de ser una razón suficiente: la narrativa rusa de que Suiza renunció a su neutralidad al aceptar las sanciones impuestas por la Unión Europea (UE) tras la invasión de Ucrania a veces queda atrapada en la guerra mundial de la información.

Mostrar más
Neutralidad suiza: ¿qué camino tomar?
La competencia es cada vez mayor
Los cambios geopolíticos de los últimos años también han hecho que aparezcan en escena nuevos actores, como Omán y Catar, deseosos de posicionarse como constructores de puentes y mediadores por razones políticas regionales y mundiales.
A pesar de su pertenencia a la alianza militar del Atlántico Norte, la OTAN, Noruega no ha dejado de desempeñar un papel muy activo y fructífero en la resolución de conflictos internacionales en las últimas décadas.
La buena noticia para los esfuerzos suizos de consolidación de la paz es que, a pesar de las actuales convulsiones de la política de seguridad en el mundo, o precisamente a causa de ellas, existe una gran necesidad, e incluso creciente, de Estados que no tomen partido principalmente, sino que quieran contribuir a la resolución de conflictos.
La noticia menos buena es que la competencia aumenta y Suiza no puede confiar en que el mundo entero piense que la paz sólo puede alcanzarse en Ginebra. En el futuro, Suiza tendrá que prestar aún más atención que antes a demostrar su credibilidad y fiabilidad en la consolidación de la paz.
Suiza no debería poner en juego el capital político internacional que ha acumulado a lo largo de los años en aras de la conveniencia a corto plazo: Suiza defiende el respeto del derecho internacional y la observación de los derechos humanos. Eso incluye también el derecho internacional humanitario en los conflictos armados.
Precisamente, eso significa que para Suiza no puede haber alternativa a una condena inequívoca del ataque militar de Rusia contra Ucrania. Sin embargo, la condena de las violaciones de los derechos humanos por parte de Hamás e Israel debe ser igual de clara.
Además, prohibir a las partes beligerantes al margen de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, como ocurrió en Suiza con la prohibición de Hamás, no se ajusta al perfil de un promotor de la paz. La política exterior debe primar sobre la interior. Para ello, el gobierno debe cumplir con su responsabilidad de liderazgo. Al fin y al cabo, la consolidación de la paz es una de las prioridades de la política exterior suiza. Incluso se menciona en la Constitución Federal.
¿Tiene Suiza el valor necesario?
La creciente necesidad de consolidar la paz no ha facilitado las cosas. En caso de guerra, la aplicación de las normas de la Carta de la ONU está sujeta aún más de lo habitual a los juegos políticos que se juegan en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por eso es aún más importante que Estados como Suiza tengan un nivel relativamente alto de credibilidad e imparcialidad. El éxito de su primera pertenencia a este órgano, que ha llegado recientemente a su fin, ha caracterizado positivamente a Suiza.
En particular, pudo dar un impulso importante en los ámbitos de la protección de los civiles en la guerra, el papel de las nuevas tecnologías en la consolidación de la paz y la importancia de la protección del medio ambiente para la seguridad internacional. A pesar de los temores previos del campo político conservador, la neutralidad no ha resultado ser un hándicap.
Los últimos años han demostrado que Suiza puede ser neutral y basarse en valores al mismo tiempo. Esta combinación sentó las bases para organizar con éxito la reunión sobre la guerra en Ucrania en Bürgenstock (Suiza). Fue valiente anunciar esta conferencia hace un año.
Su realización requirió la activación de todas las redes políticas de Suiza. También fue necesario que el Gobierno resistiera varios intentos de presión para echar por tierra la reunión en el formato previsto.
Si Suiza pretende seguir desempeñando un papel importante en la consolidación de la paz en el futuro, debe seguir cultivando esta ambición y valentía. También debería estar presente y comprometerse en los respectivos contextos de conflicto más allá de los tradicionales buenos oficios, que es lo que representó la reunión en Bürgenstock, sin poner en peligro sus valores fundamentales.

Mostrar más
Nuestro boletín sobre política exterior
Texto adaptado del alemán por Carla Wolff

En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.