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Suiza al encuentro del mundo

Por fin la bandera helvética figurará en la sede de la ONU. RTS

A partir del 10 de septiembre es miembro de la Organización de las Naciones Unidas. Un paso histórico para salir del aislamiento.

Prácticamente el último país del mundo en adherirse a la ONU, luego del visto bueno, en marzo pasado, de la ciudadanía helvética.

La posición especial de Suiza, fuera de la ONU, comenzó a ser vista de forma más perjudicial que favorable. Este singular alejamiento de la Confederación se volvió cada vez menos comprensible para la mirada internacional.

También dentro de la misma Suiza comenzó a verse de forma extraña el aislamiento helvético. En marzo pasado la ciudadanía decidió por ligera mayoría en votación popular, la adhesión de la Confederación a Naciones Unidas.

Con esta decisión se puso fin a un largo debate sobre la defensa de la neutralidad helvética y sus efectos ante la adhesión a la ONU.

Aún en 1986 una iniciativa de ingreso a la ONU fue rechazada, y no sólo por los temores de la pérdida de la neutralidad helvética.

Mentalidad distinta

El embajador Erwin Hofer, responsable en el Ministerio de Exteriores de las relaciones entre Suiza y la ONU, habla de un cambio de mentalidad.

«El mensaje principal es que los suizos y suizas se sienten hoy en día plenos en una organización mundial. Están dispuestos a compartir problemas y esperanzas con otras naciones», dice Hofer en conversación con swissinfo.

El ingreso de Suiza (y poco después el de Timor Oriental) en las Naciones Unidas tiene un carácter simbólico para la ONU, en opinión del profesor ginebrino Victor-Yves Ghebali: «Naciones Unidas será verdaderamente universal».

En la práctica, la membresía de Suiza al club de Naciones Unidas no repercutirá en mucho en la política internacional. Pese a ello, es siempre bienvenida una voz neutral en el concierto de naciones.

Amistades y coaliciones

Los observadores internacionales y el mismo Ministerio de Exteriores helvético esperan que Suiza, con su ingreso a la ONU, se vuelva más segura en el foro internacional.

Especialmente desean que se refuerce en el marco de su desempeño en acciones que Berna ha considerado tradicionalmente importantes: ayuda humanitaria, medio ambiente, lucha contra la pobreza, derechos humanos, derechos ciudadanos y comercio.

«La población helvética se dio cuenta de que el aislamiento no tiene más sentido. Y la neutralidad debe ser ahora una esperanza aprovechada por el mundo y no sólo escudo de una nación» considera Ghebali.

Suiza se convierte tan sólo en uno más de los 190 miembros de la ONU. Pero este paso en el club de Naciones Unidas le abre a la diplomacia suiza nuevas perspectivas y le permite el acceso a otras redes de cooperación.

También el estratega político Curt Castevger observa nuevas oportunidades para la Confederación. «Suiza hasta ahora sólo ha tenido experiencias limitadas en el sector de la diplomacia multilateral. Ahora tiene la posibilidad de fraguar amistades y coaliciones».

Suiza recibe acceso a una nueva plataforma, con la que podrá negociar activa y directamente con sus contrapartes. «Podrá hacer alianzas a fin de promover cambios en sectores que le son importantes» dice Gasteyger. «Estar adentro es sin duda mejor que permanecer afuera».

Una larga historia previa

Con la entrada formal en la ONU de Suiza se da por terminada una larga historia del acercamiento de la Confederación a la Organización.

Entre esos fuertes enlaces se destaca el hecho de que Suiza aloje en Ginebra no sólo a la sede europea de Naciones Unidas, sino también que ha sido miembro de numerosos brazos de la ONU como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Además, Suiza es una importante contribuyente financiera de los proyectos onusianos.

Hasta el 3 de marzo de este año la población había evitado la adhesión de Suiza a los órganos políticos de la ONU: el Consejo de Seguridad y la Asamblea General.

Como miembro pleno de la Organización, el gobierno suizo deberá emitir su voz ante preguntas de peso. Un hecho que no agrada a los círculos políticos de derecha del país. Reclaman que de esta forma Suiza ve amenazada su tradicional política de neutralidad, una razón de su oposición a la entrada de Suiza a la ONU.

Tales reparos no son válidos para el embajador Hofer: «El concepto de neutralidad no será amenazado por la membresía a la ONU».

«Neutral significa mantenerse fuera de los conflictos armados entre Estados. Y por ello la ONU es el sitio perfecto para permanecer neutral ya que es tarea de las Naciones Unidas el evitar conflictos e impulsar la creación de estructuras de Estado de Derecho», aclara Hofer.

Para reforzar la figura neutral del país, el gobierno suizo presentó a la ONU una explicación sobre su posición específica en ese sentido, junto con la solicitud de adhesión al organismo.

Disposición al compromiso

Las ONG llamaron a las autoridades suizas a seguir un camino independiente dentro de Naciones Unidas para poder concentrarse en los dominios en los que Suiza tiene una profunda experiencia propia, como es el caso en los ámbitos de los derechos humanos y el desarrollo sostenido.

El ministro de Asuntos Exteriores, Joseph Deiss, por su parte, recalcó que Suiza dentro de la ONU podrá mostrar sus caminos, pero no procederá de forma aislada.

«Debemos estar listos al compromiso» advirtió. A fin de alcanzar los objetivos de política exterior, Suiza deberá en el futuro fomentar su cooperación con países de intereses similares.

De nuevo la carta de «los buenos oficios»

La membresía a parte entera en las Naciones Unidas puede ayudar a Suiza a fortalecer un papel protagonista en la tarea de solución de conflictos, según opinan los observadores políticos. Una tarea que hoy día juegan principalmente los países escandinavos.

Con el paso histórico de la adhesión existen buenas oportunidades de creer que «los buenos oficios» de Suiza serán nuevamente solicitados.

El marco de estas tareas no estaría bajo las mismas condiciones que en la época de la Guerra Fría, sino dentro de los retos actuales de política de paz y solución de conflictos.

Suiza podría intervenir, por ejemplo, a favor de un cese a fuego en Sudán, en donde el estado de país neutro y la ausencia de un pasado colonial le otorga a la Confederación una posición confiable.

swissinfo/Rita Emch und Roy Probert

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