Washington rencuentra al Consejo de los Derechos Humanos
Con la 12ª sesión del Consejo de los Derechos Humanos, Estados Unidos entra de lleno en esta institución de la ONU que había boicoteado desde su creación. Un retorno que suscita esperanzas y decepción.
Estados Unidos quiso marcar su vuelta con la elección de Esther Brimmer, subsecretaria de Estado encargada de las organizaciones internacionales, como su representante.
La diplomática afroamericana fue miembro de la delegación de su país ante la Comisión de los Derechos Humanos, disuelta en 2006 en favor del actual Consejo.
Sin embargo, algunas personas lamentan que Estados Unidos no haya nombrado a un nuevo representante permanente en Ginebra, en sustitución del embajador designado por la anterior administración.
Abogan incluso por la creación en Ginebra de un puesto de embajador de los derechos humanos – a la imagen del representante americano ante la OMC – una elección que permitiría, a su modo de ver, enviar una señal aún más fuerte sobre las intenciones estadounidenses en este ámbito.
Actualmente, este nombramiento está entre las manos de la secretaria de Estado, Hillary Clinton y de Michael Posner, nombrado por Barack Obama a la cabeza de la Oficina los Derechos Humanos del Departamento de Estado, una elección que debe aún ser confirmada por el Senado en las próximas semanas.
Política de la silla vacía
Recuérdese que, bajo la administración Bush, Estados Unidos eligió no integrar el Consejo de los Derechos Humanos, con el argumento de que estaba dominado por países con notorias violaciones de los derechos humanos como Cuba, Egipto o Pakistán y que se concentraba solamente en las violaciones cometidas por Israel.
La administración Obama considera que Estados Unidos no puede ejercer su liderazgo en esa instancia sin estar en ella. Ciertamente, la elección en mayo pasado de Estados Unidos como nuevo miembro del Consejo no modifica básicamente las relaciones de fuerza entre los 47 miembros del Consejo. Pero numerosos partidarios de los derechos humanos percibieron esta elección como una señal positiva en favor de su combate.
Intereses estratégicos
Una opinión que matiza Adrien-Claude Zoller: “No basta que Estados Unidos se disculpe con respecto a Guantánamo. La política estadounidense debe ser modificada, en particular con respecto a Egipto o Pakistán.”
El director de la ONG Ginebra por los Derechos Humanos añade: “El problema es que Egipto es un protagonista clave en los esfuerzos estadounidenses para solucionar la crisis en Oriente Medio. Pakistán, es percibido como un aliado esencial en la guerra que lleva Estados Unidos en Afganistán. Mientras siga esa situación, las violaciones de los derechos humanos en estos dos países seguirán descuidados”.
Una opinión que comparte Rachid Mesli. El director de Alkarama – una ONG con sede en Ginebra que denuncia las violaciones de los derechos humanos en el mundo árabe – teme que Estados Unidos sea demasiado conciliador con los regímenes dictatoriales.
“La reciente recepción de Washington al presidente egipcio Hosni Mubarak nos decepcionó mucho. Los ciudadanos del mundo árabe saben que los dictadores que los gobiernan están respaldados financieramente por los países occidentales y que pueden mantenerse en el poder gracias a esos apoyos. Las palabras de Barack Obama nos dieron una gran esperanza. Falta ver cómo se traducirán en actos.”
El tiempo cambia
William Shultz, del Centro para el Progreso Americano –un club de reflexión progresista– considera que sopla ya un viento de cambio. Y esto, en referencia al mensaje enviado al mundo musulmán por el presidente Obama, en su famoso discurso pronunciado en El Cairo en junio pasado, al nombramiento de un representante para los asuntos musulmanes, sin olvidar su decisión de cerrar Guantánamo y de prohibir la tortura.
“Por supuesto, Obama debe concentrarse actualmente en asuntos considerados primordiales por los estadounidenses, sea la reforma del sistema de salud, la economía y nuestra presencia en Afganistán, reconoce este antiguo director de Amnistía Internacional. Pero los derechos humanos son precisamente un componente importante de estos expedientes. Estados Unidos no puede lograr sus objetivos estratégicos ignorando los derechos humanos.”
En cualquier caso, “el cambio no se producirá en Ginebra. Se manifestará en primer lugar en Washington, cuando la secretaria de Estado Hillary Clinton se dirija directamente a esos países para ejercer presión sobre la cuestión de los derechos humanos”, garantiza, por su parte, Adrien-Claude Zoller.
Llamada a Suiza
A la espera, el director de Ginebra por los Derechos Humanos aboga por presiones sobre Suiza para que facilite – concediendo visados – la llegada a Ginebra de las víctimas de violaciones para que puedan rendir testimonio en las sesiones públicas del Consejo.
“Uno de los principales problemas actuales del Consejo es la ausencia de verdaderas víctimas. Las ONG de África, Sudamérica y los países musulmanes están cada vez menos presentes en Ginebra”, concluye.
Pamela Taylor, Infosud /swissinfo.ch
(Traducción y adaptación: Marcela Águila Rubín)
El Consejo de los Derechos Humanos celebra en Ginebra su 12ª sesión ordinaria del 14 de septiembre al 2 de octubre.
El Consejo sostendrá, el 17 de septiembre, un reunión-debate sobre los derechos humanos de los emigrantes en los lugares de detención.
Analizará el informe de la misión de establecimiento de los hechos en la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, así como un informe del Comisionado a los Derechos Humanos sobre la aplicación de la Resolución respectiva.
Se prevé que el Consejo proceda, el último día de su sesión, el 2 de octubre, al nombramiento de dos nuevos titulares de mandato: un experto independiente sobre la cuestión de los derechos culturales y un experto independiente sobre la situación de los derechos humanos en Sudán.
Miembro del Consejo durante los 3 primeros años de su existencia, Suiza no se ha representado este año.
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