Las escuelas suizas en el extranjero temen perder su alma
Hoy, la sombra de las medidas de ahorro de la Confederación se cierne sobre estas instituciones. Mientras algunas luchan por sobrevivir, otras temen perder su carácter suizo. Nos encontramos con algunos de los directivos de estas escuelas durante la conferencia anual de su organización paraguas, realizada en Suiza.
«Si entran en vigor los recortes previstos por la Confederación, no tendremos que cerrar nuestras puertas, pero correremos el riesgo de perder nuestra identidad suiza», advierte Daniel Aljure, presidente de la Escuela Suiza de Bogotá.
No es el único preocupado. Los responsables de las 17 escuelas suizas en el extranjero, reunidos el 9 de julio en la comuna glaronesa de Näfels para la conferencia anual de su organización educationsuisseEnlace externo, viven en la incertidumbre.
La fuente de sus temores: el programa de ahorro del Gobierno suizo, que busca reducir el gasto federal en 2.400 millones de francos suizos a partir de 2027, y hasta 3.100 millones en 2029. Si el Parlamento aprueba estos recortes, el presupuesto destinado a las escuelas suizas en el extranjero se reducirá en 7,9 millones de francos hasta 2028.
La historia de Daniel Aljure está íntimamente ligada a la Escuela Suiza de Bogotá: él mismo estudió allí, al igual que su esposa, y ahora sus hijos. Teme que el centro —el único con una sección francófona— pierda su carácter multicultural.
«En nuestra escuela conviven a diario las culturas germanófonas, francófonas e hispanohablantes», cuenta. Para ofrecer enseñanza en las lenguas nacionales suizas y transmitir los valores culturales helvéticos a su alumnado, compuesto por 760 personas, la escuela necesita contratar docentes de Suiza. En Bogotá, 34 de las 100 personas que componen el personal docente, son suizas. «Si se reducen las subvenciones, será difícil atraer a este personal», lamenta.
Colaboración público-privada eficaz
Preocupaciones similares expresa Barbara Stäuble, presidenta de la Escuela Suiza de Pekín, que acoge a 40 menores de edad en su alumnado.
«Las subvenciones federales nos ayudan, entre otras cosas, a cubrir las cotizaciones sociales del personal docente suizo, más altas que en otros lugares. Con menos dinero, podremos contratar a menos personal helvético y perderemos parte de nuestro carácter suizo», explica.
Insiste en la importancia de emplear personal suizo, familiarizado con el sistema educativo del país: «También queremos seguir transmitiendo nuestros valores democráticos».
Stäuble destaca que por cada franco invertido por la Confederación, los progenitores aportan cuatro. Para ella, esto demuestra que se trata de una colaboración público-privada muy eficaz. «Para la Confederación, hay un verdadero retorno de inversión: el personal docente regresa a Suiza con una valiosa experiencia, al igual que parte del alumnado que hemos formado», afirma.
Con menos recursos, también teme tener que reducir el número de becas para estudiantes con familias de bajos ingresos.
«Y en el peor de los casos, tendríamos que cerrar nuestras puertas, aunque espero que no lleguemos a eso», confiesa.
Instrumento de «poder suave»
Los mismos temores se repiten en otros continentes.
«Con una reducción de las subvenciones de la Confederación, simplemente dejaríamos de ser una escuela suiza para convertirnos en una escuela internacional más, como tantas otras», afirma Maurus Sommerer, director de la Escuela Suiza de São Paulo, en Brasil.
Considera que la Confederación estaría renunciando así a un importante instrumento de «poder suave».«Somos el mayor exportador de valores helvéticos, como la puntualidad o la precisión, en Brasil, uno de los países más grandes del mundo», subraya.
Los recortes en las subvenciones a las escuelas suizas en el extranjero también ponen en peligro una larga tradición. El primer centro educativo fuera de las fronteras suizas se construyó en 1892 en Bérgamo, Italia, para acoger a la infancia de la fuerza laboral ocupada en la hilandería de algodón Legler.
«Hoy en día, el alumnado suizo representa solamente el 15% de los aproximadamente 130 niñas y niños que asisten a nuestra escuela en Bérgamo», indica la directora Rita Sauter. Sin embargo, destaca que la población local está muy vinculada a la escuela suiza, la única que ofrece el alemán como lengua de enseñanza en la región.
«Sería trágico tener que resignarnos a cerrarla, pero los recortes presupuestarios ponen en duda nuestra viabilidad», estima.
>>¿Cuál es el papel de las escuelas suizas en el extranjero en 2025? La respuesta de varios responsables de establecimientos:
La Escuela Suiza de Madrid deja educationsuisse
La Escuela Suiza de Madrid ya ha decidido reorientarse, apostando por un socio privado. A partir de septiembre de 2026, se unirá al grupo Swiss International Schools (SIS), según anunció esta red de escuelas internacionales en mayo pasado en un comunicadoEnlace externo.
«Desde hace varios años, ya no teníamos suficientes alumnas y alumnos, especialmente en los cursos inferiores. Esto se debe al descenso de la natalidad en España, pero también a la feroz competencia de las escuelas privadas en Madrid. Solo en nuestro barrio hay 19», explica la directora del establecimiento, Christina Urech.
La dirección del centro implementó unas sesenta medidas para intentar aumentar la matrícula. Sin éxito. «Finalmente nos acercamos a SIS y decidimos establecer una colaboración con el grupo. Esto nos permite asegurar el futuro de nuestra escuela para nuestros aproximadamente 500 estudiantes», indica Christina Urech. No obstante, admite que las medidas de ahorro de la Confederación también influyeron en esta decisión.
Por lo tanto, la Escuela Suiza de Madrid dejará educationsuisse. «Lo lamento mucho, porque aprecio el sistema educativo suizo, pero es una cuestión de supervivencia. No veo otra solución», afirma su directora.
Serge Künzler, director de educationsuisse, no quiso comentar la salida de la escuela de Madrid del grupo de escuelas suizas en el extranjero. Presente en la conferencia anual, la directora de la Oficina Federal de Cultura, Carine Bachmann, intentó tranquilizar a las personas responsables de los establecimientos afirmando que la Confederación pretende seguir siendo un socio de las escuelas suizas en el extranjero. «Sin embargo, la Oficina Federal de Cultura no puede cambiar la mala situación financiera de la Confederación», declaró.
Por su parte, el grupo de expertos que elaboró este plan de ahorro escribió que «una reducción en este ámbito parece posible, dado los importantes montos de créditos residuales acumulados en los últimos años, especialmente porque el número de la infancia suiza escolarizada en el extranjero ha disminuido».
Texto leído y verificado por Samuel Jaberg, adaptado al español por Patricia Islas
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