Relatora de la ONU pide a los Estados tratar la prostitución como un sistema de violencia
Ginebra, 24 jun (EFE).- Los Estados deben reconocer urgentemente la prostitución como un «sistema de violencia, explotación y abuso» que viola los derechos humanos de las víctimas que lo sufren, pidió este lunes la relatora de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y niñas, Reem Alsalem.
«La prostitución constituye una forma de violencia contra mujeres y niñas en si misma y debe ser tratada como tal», indicó Alsalem en rueda de prensa tras haber presentado al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas su primer informe dedicado a la situación de la prostitución.
En él, la relatora aboga por que los gobiernos apliquen un modelo abolicionista o «igualitario» de la prostitución y despenalicen la prostitución de mujeres y niñas, las traten como víctimas y les proporcionen apoyo integral y vías de salida.
También insta a los Estados a tipificar como delito la compra de actos sexuales y adoptar medidas estrictas contra el proxenetismo.
El documento, basado en la información recopilada por la experta a partir de testimonios de supervivientes, demuestra que las normas patriarcales, las desigualdades económicas y la globalización están contribuyendo a normalizar la prostitución.
Según Alsalem, esta normalización perpetúa la violencia sistemática contra las mujeres y las niñas, y difumina la línea que separa el sexo consentido de la violencia sexual.
«El concepto de consentimiento en la situación de prostitución es absurdo porque se trata de situaciones de abuso y explotación extremas y, por tanto, no podemos hablar de consentimiento en estas condiciones», aseveró.
Advirtió de que la normalización de la prostitución también crea expectativas sexuales perjudiciales y afecta al comportamiento sexual de hombres y niños, además de afectar negativamente la participación segura e igualitaria de las mujeres y las niñas en la sociedad.
Además de la desigualdad de género, la relatora denunció que en muchos casos la prostitución conlleva una marginación estructural que «sexualiza y racializa la pobreza» al aprovecharse de mujeres que carecen de acceso a servicios de protección o a oportunidades de subsistencia digna.
La relatora puso ejemplos como el de las mujeres migrantes, las cuales al llegar a los países de acogida se encuentran en un estatus «dudoso», una condición que «aumenta su riesgo de ser víctimas de esta lacra». EFE
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