
Sindicato se declara preocupado por «violencia» contra periodistas en Paraguay
Asunción, 14 oct (EFE).- El Sindicato de Periodistas de Paraguay (SPP) expresó este martes su preocupación ante lo que consideró como una «expansión de la violencia» contra los reporteros en el país, luego de tres ataques denunciados por comunicadores en menos de un mes en la localidad de Lambaré (centro), vecina de Asunción, la capital.
«Vemos una expansión de la violencia de periodistas», dijo a EFE el secretario general del sindicato, Santiago Ortiz, un día después de que Aníbal Benítez, director de un medio digital especializado en noticias judiciales, denunciara que un desconocido arrojó una bomba molotov y una bala envuelta en un papel con un mensaje amenazante contra su vivienda.
Ortiz advirtió que estos hechos evidencian una «extensión» de las agresiones hacia los periodistas, que, aseguró, se concentraban en las zonas fronterizas, pero ahora ocurren en otras regiones del país.
En ese sentido, consideró que «no hubo una reacción suficiente por parte del Estado para poner un freno a eso».
El dirigente indicó que la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) catalogó, en 2017, algunas regiones de Paraguay como «zonas silenciadas» por el riesgo que, dijo, representa el ejercicio del periodismo.
Además, urgió a aprobar un «Proyecto de Ley de Protección a Periodistas y Personas Defensoras de Derechos Humanos», que se encuentra estancado en el Congreso desde abril de 2023.
Benítez es el tercer integrante del gremio en ser víctima de un ataque en Lambaré.
En septiembre pasado, el jefe de Comunicación de la municipalidad (alcaldía) de esa localidad, Fabián Costa, denunció que su vivienda fue baleada, al igual que la casa del periodista Carlos Benítez, director del diario El Observador, también especializado en noticias judiciales.
La Fiscalía realizó igualmente investigaciones sobre las amenazas a los periodistas Aníbal Gómez, en la ciudad Pedro Juan Caballero (norte), y Mabel Portillo, en el departamento de Guairá (centro). EFE
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