«Ghettorización de clase media» en América Latina

Un creciente número de Estados pierde el control de la seguridad interna y crece la "privatización de la violencia", advierte Suiza.
En diversas ciudades de América Latina el fenómeno provoca que la clase media busque protegerse erigiendo barreras.
«Los Estados están prácticamente frente a una situación en la que grupos privados quieren tomar la ley en sus manos y controlar la seguridad interna», destacó el director de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, Walter Fust.
Añadió que no hay perspectivas de futuro «cuando la seguridad se convierte en un producto que la gente rica puede pagar y los que no tienen dinero para comprarla quedan en manos de la violencia de ese agrupamiento».
Entrevistado en el marco de la Conferencia Anual de la Ayuda Humanitaria y del Cuerpo Suizo de Ayuda Humanitaria, en la que se destacó la situación generada por una eventual guerra en Irak, Walter Fust caracterizó este 2003 como un año pleno de esperanza pero también de conflictos, a escala militar y en cuanto a la seguridad humanitaria, merced a ese creciente fenómeno.
«Mi enorme preocupación es ese factor… que mata el desarrollo, que mata la seguridad. Es triste ver que el número de Estados que están perdiendo el manejo de la seguridad interna está en aumento», subrayó.
Al Qaida, un ejemplo
A guisa de ejemplo de organización internacional de violencia privatizada, el funcionario suizo se refirió al grupo Al Qaida, responsable de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Equiparó esos grupos a mafias que viven del tráfico de diamantes, de drogas, de la esclavitud de las mujeres… y agregó que esas organizaciones que privatizan la violencia imponen su voluntad por medio de las armas.
«No es una buena perspectiva», insistió Fust para destacar que ese proceso conduce a «la ghettorización» de la clase media, como en diversas ciudades de América Latina donde mucha gente «va a encerrarse detrás de muros para asegurarse» (en referencia a las rejas y las tapias con las que los ciudadanos pretenden paliar la acción de la delincuencia).
«Y los que no tienen nada -añadió-, no es que quieran la violencia, pero qué les queda, no tienen nada y son prácticamente arrojados a esas organizaciones criminales que les dan de comer y que los contratan para hacer el trabajo sucio», explicó el funcionario.
Destacó que ese es un fenómeno global repercute en los países donde esos grupos no son activos pero que utilizan para lavar dinero o para tejer sus redes.
Conferencia anual de Cosude
Bajo la temática, «Ayuda humanitaria para una mayor seguridad», la Conferencia Anual de Cosude reunió este viernes, en Lucerna, a más de 800 participantes.
En su alocución, la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey se pronunció por una cultura de la paz y reiteró las graves consecuencias humanitarias que implicaría una eventual guerra en Irak, que además de generar una mayor inseguridad, «atizaría más el terrorismo internacional».
Dijo que la política exterior y de seguridad de Suiza va más allá de la defensa y la promoción de los intereses nacionales, «es una política impregnada por nuestra tradición humanitaria, por principios humanistas y una verdadera ética de la acción política».
Se refirió también a las nuevas amenazas que acechan al mundo (el terrorismo, el extremismo violento, el espionaje, el crimen organizado) y subrayó la necesidad de concebir a la seguridad como un objetivo central del desarrollo durable y la condición previa para que éste pueda lograrse.
«Nuestra concepción de la seguridad y nuestras estrategias para realizarla deben evolucionar constantemente en función de esas amenazas (…) Estoy convencida de que la paz y la estabilidad deben ser construidas y que no están garantizadas para siempre», destacó la titular de la diplomacia suiza.
«Prepararse para lo peor»
Por su parte, el delegado de la Ayuda Humanitaria y titular del Cuerpo Suizo de Socorro, Tony Frisch, se refirió a la cumbre convocada por Suiza, a mediados de febrero pasado, sobre ayuda humanitaria en caso de guerra en Irak.
Destacó que las medidas de preparación humanitaria no deben confundirse con la aceptación de una guerra: «Incluso cuando de sea lo mejor, uno debe prepararse para lo peor», subrayó el funcionario.
De regreso de un reciente viaje a Irak, Tony Frisch habló de la angustia de la población ante la eventualidad de una guerra y de la difícil situación que atraviesa la población civil.
Cabe recordar que tras la invasión de Kuwait en 1990, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso un embargo a Irak y que, cinco años después, y como consecuencia de la degradación de la salud de la población civil, la organización introdujo el programa «petróleo por alimentos».
«Once años después de la segunda Guerra del Golfo y las sanciones comerciales que siguieron, la situación humanitaria en Irak aún es grave. Debido a un mantenimiento insuficiente, se constata una seria deficiencia en los servicios públicos y en la infraestructura, en particular en aquella para el aprovisionamiento de agua, de los servicios sanitarios y de salud», destacó.
swissinfo, Marcela Águila, Lucerna
Cosude prevé destinar 4,5 millones de francos para proyectos en Irak durante el 2003.
Suiza mantiene programas de ayuda humanitaria en Irak desde 1993.
Esas estrategias están enfocadas a los grupos más vulnerables, y a los niños en particular.
Desde 1993 y tras el embargo impuesto a Irak, la población civil empieza a sufrir un fenómeno de hambruna.
En 1995 se introduce el programa «petróleo por alimentos» y en 1999 se normaliza la disponibilidad de medicamentos.
En el 2002 la tasa de desnutrición grave entre los niños se ubicó en 4%. En 1996 la cifra había sido de 11%.
Sin embargo, la situación humanitaria en Irak aún es grave.
La posibilidad de una guerra en Irak casi ha paralizado la situación actual y ha dejado en segundo plano a otros países en conflicto.
La Conferencia Humanitaria de Ginebra despertó la conciencia sobre la necesidad de aumentar los esfuerzos en el ramo.
Diversos países proveedores de fondos para la ayuda humanitaria han incumplido sus compromisos.
Los ciudadanos suizos deben evitar viajar a Irak porque en caso de guerra la tarea de los organismos de ayuda humanitaria es ayudar a la población civil local.

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