
Sin esclarecer el secuestro de los suizos en Sáhara

Suiza y Argelia tienen dificultad para llevar a la práctica su acuerdo de ayuda judicial, como lo muestra la pesquisa sobre el secuestro en el Sáhara en 2003 de 32 turistas, entre ellos cuatro suizos.
Aduciendo el rechazo de cooperación por parte de Argelia, Ernst Roduner, juez suizo encargado de la investigación preliminar, solicita que se desista de proseguir con el caso.
«Probamos todos los caminos posibles, pero Argelia rechaza la colaboración judicial con Suiza, tal y como ocurre con los otros países concernidos. Es lamentable», afirma Ernst Roduner quien no esconde su malestar por los esfuerzos en vano.
Las averiguaciones suizas sobre el secuestro en el sur de Argelia de 32 turistas europeos en la primavera de 2003 –cuatro suizos, diez austriacos, un sueco, un holandés y dieciséis alemanes- parece que deberán quedar cerradas, pues no hay más por hacer sin el apoyo de Argel.
El juez federal de instrucción encargado del expediente ya solicitó al Ministerio Público de la Confederación (MPC) que se de carpetazo al caso. La decisión se tomará próximamente.
Suiza y Argelia tienen excelentes relaciones políticas y económicas desde finales de la década pasada, tras el término de la sangrienta guerra civil en ese país africano. Incluso, ambos países firmaron un acuerdo de cooperación judicial, en vigor desde el 16 de diciembre de 2007.
«¡Argelia coopera!», asegura su embajador
«Desde la entrada en vigor (del acuerdo), los estados se ven obligados a cooperar si se reúnen las condiciones requeridas para la pesquisa», subraya Folco Galli, portavoz de la Oficina Federal de Justicia.
Kamel Houhou, embajador de Argelia en Suiza, desmiente las afirmaciones del juez suizo: «Lo cierto es que en este asunto -como en otros más-, hemos cooperado y cooperamos plenamente con las autoridades helvéticas, especialmente en el sector judicial», asegura. «No puedo comentar declaraciones que habrían sido hechas por magistrados suizos», agrega el diplomático.
Pero Ernst Rodunger afirma que incluso no pudo esclarecer la situación del líder de los secuestradores, conocido bajo el nombre de Abderrazak el Para.

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Ministerio Público de la Confederación
Un hombre misterioso
«Se nos dice que él está encarcelado en Argelia. Pero la justicia argelina lo juzgó por rebeldía. ¡Lo que es contradictorio!», se muestra sorprendido Ernst Roduner. «Este asunto tiene una dimensión política».
Actualmente, el Ministerio Público de la Confederación y la Oficina Federal de Justicia guardan silencio sobre los motivos de este bloqueo de información y sus consecuencias en la colaboración judicial entre Berna y Argel.
Un silencio que también comparte el Ministerio helvético de Asuntos Exteriores. «Mientras que el procedimiento siga en curso en el Ministerio Público de la Confederación, no nos pronunciamos sobre este asunto», declara su portavoz, Jean-Philippe Jeannerat.
Infantería estadounidense en las dunas
Una fuente cercana al expediente que pidió permanecer anónima comenta una primera explicación del rechazo argelino: «Tras su captura por los rebeldes chadianos, Amari Saïfi, alias Abderrazak el Para fue liberado en 2004 y entregado a las autoridades argelinas, bajo la condición de que no fuera llamado ante un tribunal. Razón por la que los argelinos, al encarcelarlo, terminaron juzgándolo por rebeldía».
El interlocutor añade que el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), debilitado y en busca de legitimidad, justificó su afiliación a la nebulosa Al Qaeda con la intervención desde 2003 de soldados estadounidenses en suelo argelino, a nombre de la lucha antiterrorismo. Y justamente esta presencia es la que Argelia busca mantener lo más secreta posible.
El poder en Argel
Un expediente complejo y ultrasensible. Razón por la que Hasni Abidi –director del Centro de Estudios y de Investigación del Mundo Árabe y Mediterráneo- no imagina a Suiza forzando este asunto.
«Se trata de evitar apuntar a los argelinos. Alemania renunció a un procedimiento tal en enero de 2007», subraya el investigador ginebrino.
Hasni Abidi recuerda también que una parte de la población argelina está convencida de que los atentados reivindicados por el GSPC –como aquellos cometidos el 11 de diciembre pasado contra la Corte Constitucional Argelina y contra los locales de la ONU- son consecuencia de la guerra de clanes en el seno del poder argelino.
De acuerdo a esta tesis, el GSPC sería instrumentalizado por los servicios secretos argelinos actualmente opuestos al presidente Abdel-Aziz Buteflika y a su reelección por un tercer mandato.
Sin validar esa explicación, Hasni Abidi recuerda que el GSPC es una organización especialmente opaca. «Y como todas las organizaciones opacas, puede estar sujeta a manipulaciones y a infiltraciones», sostiene.
La pista de los servicios secretos
Una infiltración de la que está convencido el francés François Gèze, director de las ediciones ‘La Découverte’ y miembro de la asociación de defensa de los derechos humanos ‘Algeria-Watch’.
«Realizamos una investigación a profundidad sobre el asunto de los rehenes europeos en el Sáhara. Un estudio meticuloso de los hechos muestra que no hay otra explicación para esa operación que la de un pilotaje del secuestro por el Departamento de Información y Seguridad, es decir, los servicios secretos del ejército argelino», sostiene François Gèze.
Y sobre el papel de Amari Saïfi alias Abderrazak el Para, menciona: «Él fue el jefe de los secuestradores y fue presentado como uno de los responsables del GSPC. Pero ese grupo jamás reivindicó ese secuestro. Además, ya prisionero en Argelia fue juzgado, no obstante, por rebeldía».
«El rapto de los turistas europeos permitió hacer creíble la tesis rocambolesca de un Sahel convertido en base de repliegue de Al-Qaeda y sirvió para reforzar la legitimidad del poder argelino, empañada ante la mirada occidental por los años de guerra civil», indica finalmente François Gèze para apuntalar la tesis de la instrumentalización del GSPC por parte de los servicios secretos argelinos.
Una explicación totalmente estrafalaria, concluye, por su parte, el embajador de Argelia en Berna, Kamel Houhou.
swissinfo, Frédéric Burnand, Ginebra
(Traducido del francés por Patricia Islas Züttel)
Entre el 22 de febrero y el 8 de marzo de 2003, 32 turistas europeos fueron raptados en el Sáhara argelino. Una alemán perdió la vida en el marco de esos raptos.
El 12 de abril de 2003, el Ministerio Público de la Confederación abrió una investigación.
En mayo de 2003, 17 rehenes fueron liberados por el ejército argelino. Al mes siguiente, otros 14; entre ellos, cuatro suizos. Fueron puestos en libertar al norte de Malí.
Después de su liberación, Micheline Calmy-Rey, ministra de Asuntos Exteriores de Suiza, afirmó que los secuestradores no debían permanecer impunes. Michael Kläy, jefe del grupo de crisis formado por la Policía Federal sentenció: «Esto no ha terminado. Debemos saber lo que pasó exactamente.»
En marzo de 2004, el expediente fue confiado al juez de instrucción para llevar a cabo una investigación preliminar.
Del lado suizo
1998: reapertura de la Embajada de Suiza en Argelia
1999: visita oficial de Joseph Deiss en Argelia, la primera de un ministro suizo desde la independencia de Argelia en 1962.
2005: Joseph Deiss, en su papel de ministro de Economía, visitó de nuevo Argel para abrir el camino de un mercado anunciado como prometedor para las empresas suizas.
2006: Tocó el turno a la ministra suiza de Exteriores Micheline Calmy-Rey de viajar a Argel. La jefa de la diplomacia suiza firmó tres acuerdos bilaterales y reafirmó los lazos de amistad con el presidente Abdel-Aziz Buteflika.
2007: El también ministro suizo del Interior Pascal Couchepin viajó a Argel.
Del lado argelino
1999: El presidente Buteflika eligió a Suiza como destino de su primer viaje al extranjero. Asistió al Déximo Foro de Crans-Montana, donde se reunió con el consejero federal Pascal Couchepin.
2001: Visita de una numerosa delegación parlamentaria argelina en Suiza, como respuesta a un viaje de sus homólogos helvéticos a Argel, realizada ese mismo año.
2004: El presidente argelino Abdel-Aziz Buteflika, en visita oficial en Berna, firmó con el entonces presidente suizo Joseph Deiss un acuerdo sobre la promoción y la protección a las inversiones.

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