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«La magnitud del sufrimiento es enorme»

En el campo de refugiados Dadaab, Kenia, mujeres hacen fila para registrarse. Unicef

El campamento de Dadaab, en Kenya, es la última esperanza para un número cada vez mayor de refugiados que huyen de la hambruna en Somalia.

Alexandra Rosetti, colaboradora de Unicef Suiza, acaba de regresar de ese campo, el mayor de su género en el mundo, donde fue testigo de la desesperación pero también de la esperanza.

swissinfo.ch: Toni Frisch, director general adjunto de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) ha calificado de desesperada la situación en Dadaab. ¿Cómo encontró usted a la gente allí?

Alexandra Rosetti: La magnitud del sufrimiento y la desesperación es muy grande, se puede ver en cada rostro.  

Aun así subsiste la esperanza. Conocí a una mujer madre de siete hijos, el menor de los cuales habían muerto dos días antes. Estaba de luto, pero al hablar con nosotros incluso logró sonreír. Dijo que lo importante ahora es la sobrevivencia de sus otros hijos.

Es un milagro la forma en que han podido salvar la vida de los niños.

swissinfo.ch: Dadaab está a punto de reventar, y cada día llegan alrededor de 1000 nuevos refugiados. ¿Es posible atenderlos a todos?

A.R.: Ya que es difícil prestar atención inmediata a todos, los recién llegados  reciben un paquete inicial que contiene alimentos, utensilios de cocina, lonas, mantas y otros equipos.

Esta ayuda de emergencia alcanza para tres semanas, hasta que quedan oficialmente registrados. Los niños gravemente desnutridos son trasladados al hospital de inmediato.

swissinfo.ch: Dadaab también atrae a criminales que violan a las mujeres y a las niñas por las noches. ¿Por qué no pueden proteger a todas las mujeres?

A.R.: El campo se extiende sobre un área tan vasta que algunas personas viven en zonas que quedan alejadas. No hay suficientes policías ni soldados para proteger a todos.

De las violaciones, las mujeres no hablan abiertamente porque no nos conocen lo suficiente, pero el miedo se les dibuja en las caras.  

Hablé con una madre cuyo esposo había regresado a Somalia en busca de sus otros hijos. Me dijo que prácticamente todas las noches entraban bandidos armados al campamento y que los hombres se han unido para proteger a las mujeres y a los niños, pero que es difícil porque están desarmados.

Se intenta ubicar a las mujeres solas con sus hijos en las partes más adecuadas del campo.

swissinfo.ch: ¿Qué sabe usted de las personas que se quedaron en Somalia, cuya región meridional está particularmente afectada por el hambre?

A.R.: La crisis era inminente desde hace años y ahora la situación es tan mala que las personas se han visto obligadas a huir. Además hay combates en algunas zonas, por lo que la situación puede cambiar casi a diario.

En el sur de Somalia la gente vive en zonas muy dispersas. Muchos de los refugiados con los que hablé provenían de zonas rurales tan remotas que no tenían acceso a poblaciones con atención médica disponible.

Los empleados de UNICEF en Somalia, con los equipos móviles de salud tratan de llegar incluso a zonas donde solamente viven dos o tres familias.  

swissinfo.ch: La comunidad internacional prometió más de mil millones de dólares (CHF 780 millones) en ayuda de emergencia, pero hasta ahora solamente la mitad de esa suma ha sido entregada. Los países africanos no han decidido ninguna acción de apoyo. ¿Por qué tardan tanto?

A.R.: Una parte tiene que ver con el tipo de desastre.  La crisis no estalló de un día para el otro sino que se instaló en forma gradual. Las organizaciones de las  Naciones Unidas lanzaron hace tiempo la advertencia, pero no fueron escuchadas.  

Por supuesto, es triste que primero tenga que declararse la hambruna para atraer la atención del mundo. Pero ahora el mundo se ha despertado, y podemos sentirlo.

Enormes sumas de dinero se necesitarán en los próximos meses. Pero queremos demostrar que se requiere también una ayuda a largo plazo, y no solamente en Somalia, sino en todos los países de la región.

swissinfo.ch: Esta ayuda a largo plazo estará destinada a la ganadería y la agricultura. Dada la persistencia de la sequía y de la guerra civil, ¿será realmente posible?

A.R.: Lo que lo hace tan difícil la situación  es la combinación inusual de los desastres naturales y los conflictos políticos que afectan a todo el Cuerno de África, donde ya hay mucha pobreza.

A largo plazo, no sólo la oferta agrícola, sino también la infraestructura hidráulica, la salud, la protección de la niñez y la educación tendrán que ser mejorados para que pueda lograrse un desarrollo social sostenible.

swissinfo.ch: Unicef es una de las pocas organizaciones de ayuda que ha operado continuamente en Somalia durante más de 20 años. ¿Qué cualidades se necesitan?

A.R.: Este seguimiento demuestra determinación y aceptación. En un entorno políticamente delicado se tiene que mostrar firmeza.

También tuvimos obstáculos. Pero solamente cuando usted está en el terreno puede suministrar ayuda urgente por una parte y, por otra, lograr  objetivos a largo plazo.

swissinfo.ch: ¿Los refugiados por el hambre de Dadaab y del África Oriental podrían correr la misma suerte que las víctimas del terremoto en Haití: Ser el foco de la atención pública y luego retornar al olvido?

A.R.: Por desgracia, eso es algo que puede suceder en cualquier situación de crisis.

Por un lado, es necesario hablar de la ayuda recibida y demostrar que es utilizada con buenos resultados. Por otro lado, señalar también las necesidades a largo plazo. Es un gran reto seguir adelante durante varios meses.

Cerca de 12 millones de personas en Somalia, Kenia, Etiopía, Yibuti, Sudán y Uganda padecen hambre.  De entre ellos, 2,5 millones son niños.

En Somalia, 3,7 millones de personas son afectadas por ese flagelo y 1,4 millones del total de 9,1 millones han huido de sus hogares.

Somalia – considerado un ‘Estado fallido’- sufre la peor sequía en 60 años, además de conflictos armados.  

Más de 400.000 personas viven en el campamento de Dadaab, en Kenia.

La comunidad internacional ha prometido más de mil millones de dólares en ayuda, pero solamente la mitad de esta cifra ha sido entregada.

Los expertos estiman que serán necesarios otros mil millones para satisfacer las necesidades urgentes.

La ONU estableció un puente aéreo para llevar ayuda de emergencia a la capital, Mogadiscio.

Su objetivo es extender el operativo a otras partes del país.

La milicia islamista Shabaab, que impedía la distribución de ayuda, fue expulsada de Mogadiscio. 

Sin embargo, aún controla gran parte del país, incluso en el sur, que es particularmente afectado por la hambruna.

Somalia lanzó un llamado (13.08) para la creación de una fuerza especial humanitaria que proteja a los convoyes de ayuda alimentaria.

Alexandra Rosetti, de UNICEF Suiza, regresó a Suiza el 12 de agosto después de pasar dos semanas y media en Kenia.

Visitó el campamento de Dadaab para tener una imagen más clara de la situación.

Habló con swissinfo.ch por teléfono desde Nairobi, a donde viajó para colaborar en la coordinación de la ayuda y la información.

Traducción, Marcela Águila Rubín

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