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Un país próspero que tiene suerte e inteligencia

El dinero es el valor tomado como tema central en Biel durante la última exposición nacional. RDB

¿Por qué Suiza es rica? Gracias a una suerte benévola, a su capital humano y al arte de saber evitar los errores mayúsculos, responde Tobias Straumann, profesor de Historia económica en las universidades de Zúrich y Basilea. Y eso no es todo…

El historiador, originario de la Suiza alemana, es autor de un artículo para ‘La Vie Economique’ en el cual se muestra muy positivo acerca de la competitividad suiza y la validez de su ‘modelo’. Entrevista.

swissinfo.ch: La historia económica demuestra que no existe el éxito sin circunstancias favorables. ¿Cuáles fueron las circunstancias que permitieron a Suiza lograr el éxito económico en el siglo pasado?

Tobias Straumann: Ante todo, la paz. Suiza no fue atacada durante la Primera ni la Segunda Guerra Mundial. Luego, la situación. Suiza está en Europa, que es un continente muy rico. Siempre ha estado en contacto con economías muy poderosas, como pueden ser Alemania, Francia o el norte de Italia. En eso no hubo ninguna elección, sólo fue un golpe de la suerte.

swissinfo.ch: Regiones ricas y un banco central alemán eficaz.

T.S.: Alemania es el principal socio comercial de Suiza. Siempre ha llevado a cabo una política monetaria similar a la del país alpino. Algo que ha sido muy positivo en un sistema de tipos de cambio flotantes, factor de estabilidad para Suiza.

Hoy, el Banco Central Europeo debe llevar adelante una política monetaria para todo el continente, con economías muy heterogéneas. La proximidad es menos fuerte. Por otro lado, el euro da estabilidad a Europa, y por tanto a Suiza. Pero las cosas podrían cambiar, como se observa con las recientes crisis ligadas a los déficits en Grecia, España o Portugal.

swissinfo.ch: ¿Y la inmigración?

T.S.: Se trata de una tradición muy antigua. Desde tiempos de la Reforma, Suiza atrajo gran cantidad de talentos. En la Suiza occidental primero, con la Ginebra calvinista, Lausana o Neuchâtel. Luego en la Suiza alemana.

Sin esta inmigración de talentos, venidos sobre todo de Francia, Suiza no hubiera conocido el espectacular desarrollo económico que llega hasta nuestros días. Estos refugiados revolucionaron la economía suiza en los siglos XVII y XVIII. Con la inestabilidad europea de los siglos XIX y XX, unida al enorme atractivo de Suiza, los profesionales de talento continuaron viniendo. Lo que representa una enorme ventaja.

swissinfo.ch: Suiza tuvo otra suerte: la casi total ausencia de materias primas.

T.S.: La estructura económica de un país depende en gran medida de su existencia. En el siglo XIX, Gran Bretaña y Bélgica tuvieron mucha suerte con su carbón. En el XX eso se convirtió en desventaja. Les costó más que a otros hacer las necesarias transformaciones hacia una industria moderna e innovadora.

Por el contrario, en Suiza no hay nada más que agua. Al importar sus materias primas, Suiza se vio obligada a optar por industrias con fuerte valor añadido para poder vender en los mercados mundiales. Igualmente, se vio en la necesidad de diversificarse.

swissinfo.ch: Suiza tuvo entonces mucha suerte, pero la suerte no es suficiente. La prosperidad de una nación depende también de su capital humano. ¿Ha sabido Suiza valorizar este capital?

T.S.: Sin duda. Suiza es un centro cultural de Europa desde los tiempos de la Reforma y pudo aprovechar la llegada de pensadores como Erasmo. Al mismo tiempo, se desarrollaba una tradición propia de pensadores deseosos de transformar el sistema educativo.

Los grandes progresos datan del siglo XIX, con instauración de la enseñanza primaria obligatoria, la creación de universidades y de escuelas profesionales y politécnicas. Todas estas iniciativas fueron muy progresistas.

En esta época, Suiza supo igualmente aprovechar la presencia de inmigrantes alemanes, a menudo profesores que tejieron una red de lazos permanentes con los grandes centros científicos de Francia y Alemania. Las Escuelas Politécnicas de Zúrich y Lausana son aún hoy las mejores del continente europeo. Es todo una herencia de las sólidas bases establecidas en el siglo XIX.

swissinfo.ch: Usted habla también del “arte de evitar los grandes errores” en política económica. En su opinión, Suiza ha triunfado porque cometió menos equivocaciones que otros países.

T.S.: Es así. Su sistema político es muy estable y no permite demasiados cambios. Con el federalismo y la democracia directa, es imposible desarrollar un plan económico y llevarlo a cabo. Eso fue algo muy positivo en el siglo XX.

A lo largo del siglo pasado, el panorama económico suizo, carente de fantasías, no fue muy fascinante para el observador externo. Pero cuando uno piensa en términos de crecimiento económico, es preferible mantenerse moderadamente conservador.

Un país como Gran Bretaña, por ejemplo, ha intentado diversos modelos de desarrollo, pasando de un extremo al otro. Del liberalismo al intervencionismo para volver al liberalismo. Esta inestabilidad sistémica no es productiva, en particular para los países pequeños. Por otra parte, la mayoría de países europeos han cometido menos errores que Alemania, Italia o Francia.

swissinfo.ch: Según usted, el partenariado social y el bajo nivel de endeudamiento han contribuido a la riqueza de Suiza. ¿Pero seguimos en buena posición en 2010?

T.S.: Sí. Suiza dispone de ventajas institucionales que se expresan en su política económica, aburrida pero eficaz en vistas del balance de la crisis. Lo mismo se aplica a la fuerte atracción de talentos extranjeros, como los alemanes en Zúrich. Los mismos elementos valen para ambos casos.

swissinfo.ch: Sin embargo, el partenariado social ya no parece tan sólido. Los medios destinados a la formación son insuficientes y Europa está en declive económico relativo. ¿La realidad estaría alcanzando a Suiza?

T.S.: Hay que puntualizar que Suiza ha pasado por momentos extremadamente duros en el pasado. Los años 30, las dos guerras mundiales, los años 70. A pesar de ello, Suiza se ha mantenido siempre competitiva. El secreto bancario es blanco de ataques y es una cuestión que debe ser resuelta. Pero el modelo suizo no está en tela de juicio y sigue siendo muy fuerte. Es por ello que soy muy optimista.

swissinfo.ch: La falta de dirección en el Gobierno suizo es una crítica frecuente en los medios de comunicación. ¿Está usted de acuerdo?

T.S.: Sí, pero el pueblo lo ha querido así al no dotarse de un régimen presidencialista fuerte como, por ejemplo, los Estados Unidos. Aparte de ello, el sistema suizo es multicéntrico, donde se suman los diversos intereses de los cantones, las comunas, los diferentes actores sociales, etc.

Al mismo tiempo, pienso que el periodo actual es muy difícil a causa del secreto bancario. El secreto era agradable para los bancos, pero la economía no depende tanto de él como algunos piensan. Nos veremos obligados a resolver el problema, pero la competitividad de Suiza no se verá afectada de manera fundamental.

swissinfo.ch: En otras palabras, según usted, el modelo suizo está adaptado a la modernidad.

T.S.: Yo diría que la visión de la economía suiza que tiene el gran público es parcial, pues jamás ha sido cierto que la plaza financiera haya sido el pilar central de la economía. Es por ello que es necesario prestar más atención al trabajo de nuestros ingenieros y científicos a todos los niveles. No ver cuál es la real base de nuestra prosperidad constituye un peligro,.

Pierre-François Besson, swissinfo.ch
(Traducción: Rodrigo Carrizo Couto)

La economía suiza ocupa el quinto puesto mundial en términos de PIB por habitante y octavo en poder adquisitivo.

Su Producto Interior Bruto por habitante era de 56.651 dólares en 2007. Esto representa un 49% más que Reino Unido y el 45% y 40% más que Alemania y Francia, respectivamente.

Cerca del 70 % del PIB suizo proviene del sector servicios y el 28% de la industria (química, maquinaria, farmacia y relojería).

La economía suiza está fuertemente orientada a la exportación y la Unión Europea es su socio prioritario, con un 62% de las exportaciones y un 79,5 % de las importaciones.

Más del 99% de las empresas activas en Suiza emplean menos de 250 personas y son consideradas por tanto como PYMES (pequeñas y medianas empresas).

El PIB suizo pasó de 53.000 millones de francos en 1920 a 492.000 millones en 2008, (tomando como base los precios del año 2000), lo que equivale a una progresión real del 2,5% anual.

Establecido en 13.790 francos en 1920, el PIB por habitante (valores de 2000) ha alcanzado los 64.357 francos en 2008, con una subida anual del 1,8 %.

En el mismo periodo, la población suiza ha pasado de 3,88 millones a 7,7 millones de habitantes, y las personas activas de 1,87 millones a 4,49.

El índice de desarrollo humano (IDH) de Suiza ha pasado de 0,679 en 1913 a 0,960 en 2007

Alemania: de 0,632 a 0,947

Francia: de 0,611 a 0,961

Italia: de 0,441 a 0,951

Reino Unido: de 0,730 a0,947

Estados Unidos: de 0,733 a 0,956

El IDH es un intento de cuantificar el desarrollo humano de cada Estado. Es publicado anualmente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El valor 1 es el máximo posible.

Fuente: ‘La Vie Économique’

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