Perspectivas suizas en 10 idiomas

Un suizo crea un santuario de elefantes en Tailandia

Urs Fehr acariciando una cría de elefante
En su santuario el suizo Urs Fehr (42 años) acaricia a una cría de elefante nacida de una madre que rescató en 2019. màd

Urs Fehr se fue a vivir a Tailandia, donde ha creado un refugio para paquidermos maltratados -a veces el aburrimiento puede dar lugar a grandes proyectos. Ha convertido su pasión de toda la vida en su profesión.

Problemas con la justicia y riesgo de deportación

Urs Fehr, ciudadano suizo, es noticia en Tailandia desde finales de febrero de 2024. Ha sido acusado de maltratar a una mujer tailandesaEnlace externo que se había sentado en las escaleras de su villa con vistas a la playa de Phuket.

Pocos días después, declaró en una rueda de prensaEnlace externo que había sido un accidenteEnlace externo. Se había resbalado y se había dado un golpe sin querer. Urs Fehr y su esposa tailandesa también están acusados de hacer comentarios despectivos sobre la población tailandesa.

Tras el incidente, se produjeron manifestaciones en la playa, frente a su villa. Según el Bangkok PostEnlace externo, más de 500 personas se reunieron allí y enarbolaron pancartas pidiendo a las autoridades que devolvieran las playas al público y expulsaran al suizo. En los últimos años se ha construido un gran número de propiedades de lujo frente al mar y se ha privatizado ilegalmente el accesoEnlace externo a la playa.

Según The NationEnlace externo, muchos residentes de Phuket afirman que los elefantes del parque creado por Urs Fehr son en realidad alquilados a mahouts, en lugar de rescatados de malos tratos. Se dice que el refugio es una tapadera para hacer donaciones.

Las autoridades de la provincia de Phuket se han hecho cargo del caso y, al parecer, han pedido a los servicios de inmigración que revoquen el visadoEnlace externo de larga duración del oriundo de Argovia. Varios medios de comunicación informan de que es muy probable que Urs Fehr sea deportado porque no se le ha renovado el visadoEnlace externo.

Esta información también ha sido difundida por los periódicos BlickEnlace externo y 20 MinutenEnlace externo.

Esta caja informativa se añadió el 6 de marzo de 2024.

“Me aburría un poco en Suiza”, nos cuenta este hombre de 42 años de Lenzburg (cantón de Argovia) que trabajaba en seguridad. “Así que mi pareja tailandesa y yo decidimos mudarnos a su país de origen para cambiar de aires”. Eso fue en 2015. Urs Fehr tenía 36 años.
Sin planes concretos la pareja empezó alquilando una casa en Phuket, “porque es una región turística que ofrece más oportunidades que el norte, de donde es mi pareja”, explica el suizo. La provincia de Phuket y sus alrededores son destinos muy populares y concurridos para los veraneantes. En 2019, antes de la pandemia de coronavirus, Tailandia recibió 40 millones de turistas, 14 millones en Phuket.

Durante los dos primeros años Urs Fehr vivió de sus ahorros. En su tiempo libre, y como “siempre había admirado a los elefantes”, aprovechaba para ir a verlos dos o tres veces por semana. “Quise mirar más allá de las apariencias y rápidamente pude comprobar que los animales eran maltratados”. 

El lado oscuro del turismo

En Tailandia a los elefantes se les utilizaba en un principio en la industria maderera, en la agricultura o para fines militares. Pero cuando en 1989 el gobierno prohibió la explotación de los bosques naturales, miles de propietarios y sus animales se vieron sin fuente de ingresos, y se volcaron en el turismo.
Empezaron a surgir parques en los que la atracción principal era y es pasear en elefante. Algunos también ofrecen espectáculos con animales que realizan acrobacias. Sin embargo, las condiciones en las que se les entrena y mantiene son a menudo deplorables. Cuando no están paseando con turistas sobre sus espaldas, los mamíferos se encuentran atados a cortas cadenas que restringen sus movimientos.

Mahouts cuidando de elefantes en el Parque Green Sanctuary Elephant Park
Mahouts cuidando de los elefantes en el Parque Green Elephant Sanctuary, que ha recibido la certificación de bienestar animal de la SGS. màd

Para su adiestramiento, los mahouts (adiestradores de elefantes) utilizan la técnica del phajaan, que consiste en quebrar el espíritu del animal para que se someta. Utilizan una varilla rematada con una punta metálica afilada para que el animal entienda las órdenes básicas.
Urs Fehr fue testigo de estos abusos y decidió crear un refugio.

Una carrera de obstáculos

Su idea, sin embargo, pronto se convirtió en una carrera de obstáculos. “Que un extranjero abra un santuario es ‘algo que no va’ y además supone competencia”, añade. Empezó a recibir amenazas y algunos vecinos colocaron grandes carteles frente a su casa pidiéndole que se fuera.
Afortunadamente para él, Urs Fehr pudo contar con el apoyo de su casero, un antiguo piloto del ejército tailandés que le respaldó y ayudó a realizar las gestiones necesarias con las autoridades.
El suizo empezó entonces a buscar un lugar adecuado. Pronto encontró un terreno de 40 000 m2 en alquiler en los límites de la selva.

Trabajadores manteniendo el Parque Green Sanctuary Elephant
Unos trabajadores mantienen el Green Elephant Sanctuary Park creado por Urs Fehr. màd

Lo único que faltaba eran los elefantes. Pero también en ese caso, el hecho de que fuera un farang (término utilizado en Tailandia para nomrar a los occidentales blancos) complicaba el proceso. “La comunidad de mahouts es pequeña en Tailandia. Intentaron darme mala fama. Así que al principio me costó encontrar propietarios que estuvieran dispuestos a venderme sus animales”. Sin embargo, eso no desanimó a Urs Fehr y, con la ayuda de su socio, recorrió el país en busca de elefantes maltratados que pudiera recomprar.
“Abrí el santuario con cinco paquidermos. Empleé todos mis ahorros en ellos. Poco a poco el parque fue obteniendo beneficios que invertí inmediatamente en el rescate de nuevos animales. Un elefante cuesta una media de dos millones de bahts tailandeses, unos 57 000 francos suizos. En la actualidad el Parque Green Elephant SanctuaryEnlace externo tiene quince residentes y da empleo a 63 personas.

Una especie en peligro

Urs Fehr se muestra indignado por la situación en Tailandia: “El gobierno no está haciendo nada para proteger o salvar a los elefantes”. Y añade: “Las personas que abusan de los elefantes no arriesgan prácticamente nada. Hay una oficina para denunciar los casos, pero es difícil conseguir pruebas”.

Turistas disfruntando de una de la actividades del parque, el baño de los elefantes.
Unos turistas disfrutan de una de las actividades del Parque Green Elephant Sanctuary: el baño de los elefantes. También pueden observarlos en la naturaleza. “Pero, por supuesto, no ofrecemos paseos en elefante”, asegura Urs Fehr. màd

A este nativo de Argovia le gustaría poder colaborar con las asociaciones de protección de animales, pero éstas “no son muy activas” y “sobre todo, son cobardes”.
Es cierto que la población de elefantes asiáticos se ha reducido progresivamente en las últimas tres generaciones. De los más de 100 000 ejemplares que había en el centro y el sureste de Asia a principios del siglo XX, ahora hay menos de 45 000 y están catalogadosEnlace externo en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Se calcula que en Tailandia hay algo más de 3 200 elefantes en libertad y unos 3 800 en cautividad.

Contenido externo

Proyectos a raudales

Aunque la pandemia de coronavirus y la consiguiente crisis del turismo han frenado las actividades del santuario de Urs Fehr, también han reforzado su compromiso con la causa animal.
Entre las ideas que tiene en mente, como la ampliación del santuario para acoger a elefantes machos o la producción de café de elefante, el proyecto que más le interesa es la creación de una fundación. El objetivo de esta fundación sería proteger a los elefantes en todo el mundo. Por un lado, permitiría recaudar los fondos necesarios para abrir una clínica gratuita para elefantes en Phuket, ya que la única que existe actualmente está a seis horas de distancia. Por otro lado, financiaría las unidades de vigilancia de la fauna salvaje en África.
Para ello, este suizo de 42 años espera trabajar con antiguos soldados estadounidenses, “después de hacerles un test psicológico”. Quiere lanzar un proyecto piloto en Kenia y ampliarlo más adelante si tiene éxito.

Traducido del francés por Carla Wolff

En cumplimiento de los estándares JTI

Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI

Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.

Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR