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Ultima esperanza contra la guerra en Irak

Colin Powell pronuncia su discurso ante el Consejo de Seguridad. Keystone

Colin Powell presenta pruebas para convencer al Consejo de Seguridad de la necesidad de una intervención militar en Irak.

Los expertos suizos son unánimes: sin mandato de la ONU, tal acción constituye una violación del derecho internacional.

En su comparecencia este miércoles ante el Consejo de Seguridad, en Nueva York, el secretario de Estado americano, Colin Powell, declaró que Irak está llevando a cabo “un sistema destinado a esconder las cosas, a engañar, a disimular las cosas ante los inspectores”.

Powell presentó como pruebas fotos de satélite y conversaciones telefónicas que, presuntamente, demuestran que el régimen de Bagdad no colabora con los inspectores e incumple las resoluciones de la ONU sobre su desarme.

La resolución 1441 de la ONU, aprobada el 8 de noviembre del 2002, exige que Bagdad no obstaculice las inspecciones y haga público su programa de armamento, bajo la amenaza de que, en caso contrario, Irak se expondrá a “graves consecuencias”.

Para Washington, el informe que presentaron el 27 de enero pasado los inspectores de la ONU es inequívoco: Irak se niega a colaborar y se opone a un desarme voluntario, lo cual constituye una violación de la resolución 1441. Estados Unidos considera que el plazo acordado a Saddam Hussein ha vencido.

Una prueba para el derecho internacional

Los expertos suizos en derecho internacional son unánimes en afirmar que el Consejo de Seguridad es la única instancia autorizada para determinar si Irak respeta o no la resolución 1441 y para decidir medidas ulteriores.

El derecho internacional establece que las diferencias entre los estados deben solucionarse mediante un diálogo racional y en un espíritu de tolerancia.

El conflicto iraquí constituye una prueba importante para la aplicación de las disposiciones internacionales, señala Daniel Thürer, profesor de derecho internacional de la Universidad de Zúrich.

“Si se lograra una segunda resolución sobre Irak, adoptada por los miembros del Consejo de Seguridad y que autorizara expresamente el uso de la fuerza, sería un respaldo para el derecho internacional”, declara el experto a swissinfo.

Pero si los estados poderosos no respetan esas normas, eso significaría un duro revés para los esfuerzos emprendidos en favor de la convivencia pacífica de los pueblos, subraya.

Voluntad de las grandes potencias

Las resoluciones de la ONU sólo tienen valor, si los países más poderosos las respetan y las aplican, sostiene Albert A. Stahel, profesor de Ciencias Políticas y Estratégicas en Zúrich.

“Hoy sólo queda una superpotencia en el mundo. Esta y otros cuatro estados tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad”, de los que depende la aprobación de una resolución. Sin su apoyo, las resoluciones carecen de valor, puntualiza.

Según Stahel, sólo se sancionan las violaciones de las resoluciones de la ONU, si Estados Unidos está de acuerdo, y “esta tendencia se ha acentuado en los últimos años”.

Durante la Guerra Fría, salvo algunas excepciones (como el conflicto israelo-palestino), se solían aplicar las resoluciones, porque el enfrentamiento entre Estados Unidos y la extinguida Unión Soviética generaba un equilibrio de poder.

Si analizamos el discurso del George W. Bush, encontramos tres aspectos importantes, afirma Stahel.

“Existen intereses políticos de Estados Unidos en la región, existen convicciones religiosas del propio presidente y, obviamente, está el aspecto de la seguridad en Israel. Estos tres intereses demuestran que Estados Unidos quiere encabezar una guerra para desarmar a Saddam Hussein y a Irak”.

Suiza debe hacer prevalecer su neutralidad

El Gobierno suizo ha declarado y reiterado que apoya una solución pacífica del conflicto. Berna considera que sólo una segunda resolución de la ONU puede autorizar una intervención armada. En caso de ataque sin previa resolución, Suiza se atendrá a su neutralidad.

“La Confederación tiene toda la razón de adoptar una posición semejante, ya que se trataría de un conflicto ilegal”, sostiene Victor-Yves Ghebali, profesor en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra. Aún así, considera que será difícil defender una posición de neutralidad absoluta en una Europa dividida.

Numerosos expertos opinan que se han agotado casi todas las posibilidades para evitar una guerra.

“Los conflictos se pueden evitar, pero no cuando se ha llegado a este estado”, afirma Heinz Krummenacher, vicedirector de la organización pacifista swisspeace.

“El presidente Bush y sus colaboradores han entablado el camino de la guerra. No hay solución pacífica posible, cuando lo que está en juego son intereses enormes – como el petróleo – y el presidente no cesa de atizar el odio contra Irak”.

swissinfo, Jean-Michel Berthoud (Traducción: Belén Couceiro)

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