Una década después de la masacre que traumatizó Egipto, ni se perdona ni se olvida
El Cairo, 14 ago (EFE).- Hace diez años, las calles de Egipto se llenaron de sangre por la violencia en las manifestaciones organizadas en protesta por el golpe de Estado de 2013 que derrocó al gobierno de los Hermanos Musulmanes de Mohamed Morsi. Pero fue el desalojo de la sentada en la plaza Rabaa al Adauiya el que traumatizó a un país entero en una de las peores tragedias en este siglo, que los egipcios todavía no perdonan ni olvidan.
El 14 de agosto de 2013 cambiaría la historia reciente de Egipto cuando cientos de manifestantes murieron en tan solo unas horas en la plaza Rabaa al Adauiya, donde se erigió un campamento entre los simpatizantes islamistas, situada en el este de El Cairo.
Las cifras varían según las fuentes: 632 muertos de acuerdo con el Consejo Nacional de Derechos Humanos de Egipto en su informe final en 2014, en el que se incluyen ocho policías, así como 1.492 heridos y 800 arrestados; mientras que organizaciones como Human Rights Watch elevan los fallecidos a 817 manifestantes.
Por esta razón, varias ONG comparan lo que sucedió en Rabaa con la masacre de Tiananmen en 1989 o la de Andijan, en Uzbekistán, en 2005.
Hoy Amnistía Internacional (AI) ha tildado estos últimos diez años en Egipto como el «decenio de la vergüenza».
DOCUMENTAR LAS MUERTES PARA UNA FUTURA JUSTICIA
Hay una página web llamada «Killed in Egypt» (Asesinados en Egipto), cuya idea nació en 2011 en los albores de la revuelta popular que derrocó las tres décadas de poder del exdictador Hosni Mubarak, que muestra las fotografías de las víctimas por las autoridades egipcias desde ese año y, entre ellas, las de Rabaa.
Los nombres y apellidos, fotografía y biografías de los fallecidos se mantienen en una especie de museo virtual que puede servir posteriormente para rendir cuentas en una posible justicia transicional.
«Esperamos que en el futuro nuestro proyecto pueda contribuir a cualquier esfuerzo de justicia transicional en Egipto, ya que las historias de las víctimas estarán presentes y recopiladas en un solo lugar para la rehabilitación completa de sus familias y sus hijos», cuentan a EFE miembros de esta plataforma que prefirieron mantenerse en el anonimato por miedo a represalias.
El grupo indica que «no hay registros definitivos de la masacre de Rabaa, de la que no hay datos exactos ni siquiera cuando han pasado 10 años» y aclara que «se asumió que la única parte capaz de producir un informe preciso serían los Hermanos Musulmanes».
IMPUNIDAD DIEZ AÑOS DESPUÉS
Precisamente la impunidad de los que perpetraron esta masacre es lo que ha perseguido este suceso.
Hussein Baoumi, actual investigador para Amnistía Internacional de asuntos europeos sobre Oriente Medio y Norte de África pero que se ha dedicado durante años a cubrir Egipto y Libia para la ONG, dice a EFE que «hasta la fecha, ni un solo oficial egipcio ha rendido cuentas por la matanza de Rabaa».
De hecho, «son los supervivientes de esta masacre los que han sido castigados con penas que van desde la muerte hasta largas condenas de prisión», aclara, en referencia a los juicios masivos y posteriores sentencias contra los participantes de esta sentada, considerados «terroristas» por Egipto.
Baoumi considera que la gran mayoría de los egipcios no han sido capaces de procesar lo ocurrido.
«Yo, desde luego, no lo he hecho. Lo que tenemos ahora es un gobierno represivo decidido a aplastar la memoria de su pecado original, presentando su narrativa a través de la propaganda y borrando cualquier recuerdo de la masacre», asegura en referencia al Gobierno de Abdelfatah al Sisi, el militar que dio el golpe de Estado contra Morsi y que un año después se convirtió en presidente.
«No creo que este episodio desaparezca nunca», sentencia.
EL DÍA MÁS NEGRO PARA EL PERIODISMO
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) aseguró que ese miércoles negro del desalojo fue el día más mortífero para los periodistas en Egipto desde que la organización comenzó a llevar registros en 1992, con tres informadores muertos, entre ellos el estadounidense Mick Deane, camarógrafo de Sky News, tras ser disparado.
Ahmed, nombre ficticio de uno de los fotógrafos egipcios que cubrió ese día trágico, recuerda a EFE esa sensación de «confusión» mientras cubría los eventos trágicos de ese día.
Decenas de periodistas locales e internacionales fueron detenidos por las fuerzas de seguridad egipcias, pero fue el fotógrafo «Shawkan», ahora en libertad provisional, quien se convirtió en un símbolo internacional del periodismo egipcio tras ser condenado por «terrorismo» mientras cubría el desalojo.
«Casi un mes después del desalojo, era imposible la idea de parar en la calle para grabar», afirma Ahmed, que trabajaba para un importante canal del país, y hasta hoy «la presencia de una cámara en la calle con una persona que no pertenece a una entidad mediática del Gobierno, significa la detención», zanja. EFE
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