Una hermosa final, un justo ganador y un gran torneo
El Campeonato Europeo de Fútbol en Suiza y en Austria se acabó anoche (29.6.) en el estadio Ernst-Happel de Viena con una victoria final de España frente a Alemania (1-0). A la hora del balance domina la satisfacción.
Se cierra el telón del gran evento futbolístico de este año. Fueron tres semanas al ritmo del balón, de la fiesta y de las emociones.
No hubo disturbios, no hubo violencia. La organización fue impecable en los países anfitriones. Hubo millones de aficionados en las calles (2,7 millones sólo en Suiza, en Basilea, Zúrich, Berna y Ginebra), millones de teleespectadores en todo el mundo, beneficios récord (1.100 millones de francos) para la UEFA y, tal vez, futuros estímulos económicos para Suiza y Austria gracias a una exposición mediática sin precedentes.
El único fallo fue una retransmisión televisiva interrumpida por una fuerte tormenta en la semifinal entre Alemania y Turquía. Funcionarios y políticos no esperaron el fin del torneo para congratularse del éxito. Misión cumplida.
Y eso, a pesar de que desde el punto de vista deportivo, Suiza y Austria no han conseguido franquear la barrera de la fase de grupos y no han logrado brindar la oportunidad a sus ciudadanos que pudieran vibrar con sus éxitos. Con la única excepción de Bélgica en 2000, ningún país organizador ha tenido peores resultados.
Pero no importa, la fiesta del fútbol se ha celebrado sin ellos.
Marea naranja y epopeyas turca y rusa
Las imágenes de la marea ‘oranje’ de los seguidores holandeses (más de 120.000) invadiendo pacíficamente las calles de Berna donde su equipo nacional ha jugado —la gran favorita del torneo que desempeñó un juego tornasolado y resolutamente ofensivo— permanecerán para siempre grabadas en la memoria colectiva de este país.
Al igual que aquellas de los millares de portugueses que brindaron una acogida triunfal y un apoyo incondicional a Cristiano Ronaldo y a sus compañeros de equipo.
Por otro lado habrá que recordar sin duda la formidable fe de los jugadores turcos que una (contra Suiza), otra (contra la República Checa) y hasta una tercera vez (contra Croacia) han volcado situaciones más que comprometidas para imponerse en el último minuto, ver segundo, cuando todo ya parecía estar perdido.
O la fantástica cabalgada del sorprendente equipo ruso, dirigido por su pequeña joya y verdadera revelación del torneo, Andrei Arshavin.
El retorno del fútbol espectáculo
Holanda, Portugal, Rusia, Turquía y España —invicta durante la competición y magnífica ganadora final— han marcado esta Eurocopa y han protagonizado admirablemente el retorno del fútbol entregado al ataque; de un fútbol total en el que el objetivo principal consiste en marcar goles y no impedir encajarlos.
Apóstoles de la pusilanimidad, Francia, Italia, Rumanía o Grecia —que se coronó campeona hace cuatro años— no han tenido acceso al cabildo.
«Los atacantes se han claramente aventajado a los defensas, y sobre todo a los defensas centrales ya veteranos que no han sabido parar a esos atacantes siempre colocados a sus espaldas, al borde del fuera de juego», analiza el entrenador y ex internacional suizo Umberto Barberis.
Para el experto de swissinfo durante esta Eurocopa, «el ataque no consiste sólo de medias puntas sino también de laterales y de mediocampistas con cualidades artilleras. Fue el triunfo de la velocidad en combinación con la técnica.»
«También hay que subrayar el rol de los entrenadores que han osado arriesgarse», concluye. «Los más veteranos y más experimentados como Aragonés o Terim han tenido más éxito.»
A eso hay que añadir una evolución positiva del respeto y del ‘fair-play’ sobre el terreno de juego —un fenómeno no muy ajeno al rugby— que se desborda en las zonas reservadas a la afición y en las calles, además de un arbitraje sin grandes escándalos.
A semejanza del espléndido gol de Fernando Torres que condujo a la victoria final de España tras cuarenta y cuatro años de paciencia, el torneo ha sido un éxito.
¡Una hermosa final, un justo ganador y un gran torneo!
swissinfo, Mathias Froidevaux
(Traducción del francés: Antonio Suárez Varela)
Se han marcado 57 goles en la fase preliminar (un promedio de 2,37 goles por partido) y 19 goles en los cuartos de final y en las semifinales (un promedio superior a 3 por partido). Algo jamás visto a este nivel de la competición desde que la Eurocopa se juega con el actual esquema de 16 equipos (desde 1996).
Además, sólo tres tarjetas rojas (el mediocampista alemán Bastian Schweinsteiger, el guardameta turco Volkan Demirel y el defensa galo Eric Abidal) se distribuyeron a lo largo de este torneo.
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