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Campaña para que pagar en efectivo sea un derecho constitucional en Austria

Antonio Sánchez Solís

Viena, 4 oct (EFE).- Que poder pagar en efectivo sin restricciones sea un derecho constitucional en Austria, e impedir un supuesto plan de Gobiernos y bancos para acabar con el dinero en metálico, es el objetivo de una consulta popular que, sin apoyo institucional, ha logrado un gran respaldo y obligará a que el tema se debata en el Parlamento.

«El dinero en efectivo es libertad impresa», es el eslogan de una iniciativa que ha recibido el respaldo de casi 531.000 personas, un 8,35 % del censo electoral, y se ha convertido en una de las más exitosas entre las 73 que se han celebrado en Austria en 60 años.

La convocatoria de esta consulta partió del temor de sus iniciadores a que los sistemas de pagos digitales vayan arrinconando a las monedas y los billetes, hasta hacerlos desaparecer.

«Estoy convencido de que el plan final es ese, aunque tardará aún unos años, naturalmente», sentencia a Efe Josef Binder, uno de los impulsores de la consulta popular que se acaba de celebrar.

Preguntado sobre que el propio Banco Central Europeo (BCE) ha asegurado que seguirá habiendo dinero en efectivo y sobre si ese augurio del fin del efectivo no es alarmista, Binder insiste en que el cambio vendrá con restricciones progresivas.

Binder ha negado que se trate de una «teoría de la conspiración» y defiende que el efectivo es una garantía de anonimato en un mundo digital donde el ciudadano está cada vez más vigilado.

El pago digital, con tarjetas u otros medios, deja una huella, alerta Binder, sobre con quién nos encontramos, qué se ha comido, qué periódico se compran o qué medicamentos se necesitan.

Sabine Hatzl, que ha impulsado la consulta popular junto a Binder, argumenta que cada vez hay más sitios donde no se acepta efectivo y que eso supone también una discriminación para quien no tiene tarjeta o no se maneja bien en el mundo digital, como las personas mayores.

«No queremos demonizar los sistemas de pago digital, porque son prácticos, pero sí encontrar un equilibrio, o defender una alternativa. Quienes pagan en efectivo no deben quedar excluidos», afirma.

Hatzl mantiene que hay una campaña para crear una imagen del dinero en efectivo como algo que solo usan los abuelos o los criminales, y que incluso durante la pandemia de la covid-19 se creó la idea del dinero como algo sucio que transmite virus.

Otro de los argumentos es que una dependencia total del pago digital dejaría a los ciudadanos indefensos ante los bancos y sus comisiones por usar sus servicios, advierte Binder.

Por eso, la convocatoria de consulta afirmaba que «sin dinero en efectivo ya no hay forma de mantener el patrimonio privado, libre y anónimo bajo control».

APOYO DE LOS ULTRAS

El debate sobre el fin del dinero en efectivo no es nuevo en Austria, donde es parte del argumentario del FPÖ, un partido ultranacionalista, eurocrítico y xenófobo que tiene actualmente una intención de voto de alrededor del 20 %.

Binder y Hatzl insisten en que su iniciativa es apartidista e independiente, pero también que, tras contactar a todos los partidos y asociaciones de empresarios y de trabajadores, el FPÖ es el único que contestó ofreciendo su respaldo.

Esos 530.000 apoyos ciudadanos han hecho de la consulta «Por los pagos en efectivo no restringidos» la más popular, con mucha distancia, entre las siete que se han tramitado recientemente.

Ahora, el Parlamento tendrá que debatir la exigencia de que poder pagar en efectivo sin límites quede anclado en la Constitución.

El propio Binder duda de que se logren los dos tercios que se precisan para una enmienda constitucional, ya que sólo el FPÖ lo apoya sin reparos. Por eso, asegura que seguirán con su campaña para intentar forzar que se celebre un referendo sobre el tema.

Un informe del Banco Central Europeo de 2019, antes de que la pandemia acelerara la digitalización, mostraba que en la eurozona los pagos en efectivo suponían el 73 % de las operaciones y el 48 % del importe.

Austria, con el 79, % fue el séptimo país entre los 19 de la eurozona donde más a menudo se pagaba en metálico, superado por Malta, Chipre, España, Italia, Portugal y Grecia, todos por encima del 80.

Además, Austria es uno de los tres países donde los ciudadanos declararon tener en casa reservas de más de mil euros en efectivo, y donde ese dinero se guardaba en billetes de importe más alto.

También es uno de los cuatro donde los encuestados afirmaron preferir pagar en metálico.

En Austria no hay un límite a las cantidades que pueden pagarse en efectivo, a diferencia de países como España o Francia, donde hay un tope de mil euros para las compras en efectivo.

El año pasado la Comisión Europea anunció la posibilidad de establecer un límite de 10.000 euros, con el argumento de que esa cantidad no cuestiona la existencia del dinero en efectivo pero sí dificultaría el blanqueo. EFE

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