
Caso por caso y por carreteras secundarias: así retorna Ucrania a sus menores de Rusia
Marcel Gascón
Kiev, 4 oct (EFE).- Empleados de ONG, funcionarios de Kiev y ucranianos, rusos y bielorrusos anónimos que cooperan con ellos desde el otro lado de la frontera, trabajan discretamente y sin descanso por el retorno de los miles de niños y adolescentes ucranianos que han quedado en territorios bajo control ruso desde el inicio de la guerra.
Caso por caso y de la forma más reservada posible para evitar el sabotaje de las autoridades rusas, buscan en zonas bajo control del Gobierno de Ucrania a familiares de los menores tutelados por el Estado que ahora están bajo custodia de Rusia.
Preparan de manera minuciosa documentación que pruebe la conexión y planean los tortuosos viajes que hacen posibles que los niños y adolescentes se reencuentren con sus seres queridos.
«No se puede decir que estemos retornando a una gran cantidad de niños. Hasta ahora hemos devuelto a unos 300. Todos son casos extremadamente difíciles». relata a EFE Daria Kasiánova, jefa de la Red Ucraniana para los Derechos de los Niños y la persona que coordina a golpe de teléfono desde Kiev los esfuerzos de esta coalición de oenegés.
El trabajo es poco agradecido desde el punto de vista de la estadística. El retorno de unos centenares de niños no tiene un impacto significativo en la problemática situación demográfica de Ucrania, que además debe destinar recursos públicos cada vez más escasos a atender y reintegrar a estos menores.
Pero tanto las ONG como el Estado se están volcando en la misión.
«Cuando tengo un caso muy difícil llamo a la oficina de Andrí Yermak y recibo inmediatamente todo el apoyo», dice Kasiánova, que es también director de programas de Aldeas Infantiles SOS en Ucrania, en referencia al jefe de gabinete del presidente Volodímir Zelenski, que se ocupa de la iniciativa presidencial ‘Bring Kids Back’ para aunar esfuerzos en el retorno de los niños.
«Podemos llamar sin ningún obstáculo a cualquier ministerio», agrega Kasiánova para ilustrar la eficacia del engranaje que se ha activado para agilizar unos procesos que requieren ingente trabajo administrativo, contactos no siempre fáciles con las autoridades a cargo del menor en Rusia y mucha preparación logística.
El proceso
La mayor parte de los procesos de retorno empiezan cuando una de las partes -el menor generalmente adolescente que les busca desde Rusia o la Ucrania ocupada, o el familiar que les reclama- se pone en contacto con las autoridades de Kiev o las oenegés.
«Con mis compañeros o con otros voluntarios buscamos entonces opciones para reunir a estos niños con sus familias», cuenta Kasiánova.
En casos que pueden resolverse directamente entre familiares del menor, Kasiánova intenta evitar el contacto con las autoridades rusas, de modo que sean ellos mismos los que obtengan todos los permisos legales necesarios para que el niño viaje a Ucrania a través de Bielorrusia y Polonia o Lituania.
Los puestos de control militar omnipresentes en los territorios ocupados pueden dar al traste con la operación de retorno, por lo que la opción más fiable es que los vehículos particulares en que suelen trasladar a los menores viajen por carreteras secundarias menos vigiladas.
Si los niños están en instituciones del Estado rusas o bajo el cuidado de una familia que no es la suya, el proceso se hace mediante contactos oficiales de las instituciones ucranianas con las rusas o con la mediación de países como Catar, que ha negociado la vuelta a territorio bajo control de Kiev de algunos menores.
Durante el primer año de la guerra las ONG ucranianas enviaban a los padres o familiares de los menores a traer de vuelta personalmente a sus hijos, una práctica que ha dejado de ser viable por los interrogatorios cada vez más severos y las expulsiones de ucranianos cada vez más frecuentes de los servicios secretos rusos en puntos de entrada como el aeropuerto moscovita de Sheremétievo.
Tampoco es una opción tratar de resolver varios casos en una sola vez.
«En una ocasión retornamos un gran número de niños. Eran de la región (ucraniana) de Járkov. Enviamos a padres, madres, abuelas y hermanas a territorio ruso. Eran en total 37 mujeres. Y volvieron con 38 niños. Pero fue muy complicado y decidimos que lo haríamos caso por caso porque es algo muy delicado, muy peligroso para los niños, para nuestra gente, para nuestros colaboradores», explica Kasiánova. EFE
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(Recursos de archivo en www.lafototeca.com códigos 22839795, 14255028 y 14255018)