América Latina en la agenda económica helvética
En los últimos años el interés de buena parte de los mercados del mundo, incluido el de Suiza, se ha dirigido hacia el gigante asiático.
Empero, fuertes lazos comerciales unen a la Confederación con otras regiones, como la de América Latina, y una alianza con el MERCOSUR está en el interés de Berna.
“Está claro que en los últimos años los intercambios comenzaron a concentrarse en un mercado de crecimiento enorme, es decir, el de Asia; pero hay que decir también que Suiza tiene con América Latina relaciones tradicionales históricas y humanas extremadamente fuertes”, subraya Jörg Reding.
El responsable del área de Cooperación Económica al Desarrollo de la Secretaría suiza de Economía (SECO) precisa que en esa zona del continente americano “hay un nuevo impulso”, que sus países siguen siendo importantes para Berna, y que es menester “no perderlos de vista”.
En entrevista con swissinfo en el marco de la Conferencia Anual de la Cooperación al Desarrollo organizada por la SECO y por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) (En más sobre el tema: El desarrollo requiere el compromiso compartido) el embajador recuerda que desde hace más de un siglo se establecieron firmas suizas en países latinoamericanos.
Suiza ha firmado acuerdos de libre comercio con México y con Chile, y pretende establecer un convenio semejante con los países del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Una zona tan ocupada consigo misma
“No hemos logrado tener acuerdos de libre comercio ni hemos avanzado mucho aún con el MERCOSUR. Esa zona económica está tan ocupada consigo misma… Hemos tocado siempre a la puerta, como la Unión Europea, pero por el momento han hecho muy poco en lo que concierne a la apertura de mercados en un acuerdo preferencial”, lamenta.
Ya en febrero del año pasado, y en forma previa a una gira por Perú, Argentina y Uruguay, la ministra suiza de Exteriores, Micheline Calmy-Rey, había subrayado la pertinencia de “cuidar particularmente las relaciones con los países de América Latina” dado el relativo “aislamiento” de Suiza en el contexto europeo. (En más sobre el tema: Suiza redimensiona lazos con América Latina).
Poco más tarde, en el mes de mayo y al dar a conocer los grandes ejes de la política exterior, el gobierno suizo manifestó la necesidad de reforzar lazos con otros socios comerciales (además de la Unión Europea), incluidos los países latinoamericanos.
Una disparidad enorme
Además de la relación económica y de los nexos creados por las comunidades suizas establecidas en América Latina y, más reciente, en forma inversa, la Confederación Helvética está presente en esa región del nuevo mundo a través de proyectos de cooperación al desarrollo en Bolivia, Perú Ecuador y en los países de América Central; es decir, en las naciones con economías más débiles.
Empero, ONG helvéticas llevan a cabo diversas estrategias solidarias en básicamente toda la región latinoamericana. Por ejemplo, en Colombia (en guerra civil desde hace más de 40 años; en México, Argentina o Uruguay, con niños de la calle; en Paraguay, con productores de plantas medicinales…
Un amplio espectro de programas para una región caracterizada por diferencias profundas:
“América Latina es una región en la que la disparidad entre ricos y pobres es de lo más impresionante, de lo más doloroso”, constata el embajador Reding. En esos países, añade, hay que hacer mucho más en materia de educación, de salud. “Esperamos que los gobiernos hayan recibido la señal. En todos los países, los gobiernos y la población son responsables de luchar contra eso”.
Cambios interesantes
Inquirido al respecto, el vice director de COSUDE, Adrian Schläpfer, explicó que, en efecto, en América Latina hay situaciones preocupantes, pero que también se han producido cambios interesantes
“Lo que sí se nota por ejemplo, en Bolivia, en Venezuela, es que hay gobiernos que sí representan un cambio a la política tradicional, que representan también un cambio a las metas que persiguen”, enfatiza.
Añade que la dirigencia actual de ambos países tiene un discurso que resulta interesante para la cooperación helvética dado que pretenden ’empoderar’ a los estratos de la población que antes no tenían voz, que no podían hacer prevalecer sus intereses.
Comunidad de intereses con Venezuela y Bolivia
Suiza, dice, comparte esa inquietud pero subraya la imperiosa necesidad de que las acciones para lograr ese empeño se desarrollen dentro de un marco democrático, de un marco de transparencia y de participación.
Precisa que, por ejemplo, los gobiernos encabezados por Hugo Chávez en Venezuela y por Evo Morales, en Bolivia tienen esa inquietud “muy claramente, muy nítidamente en su agenda.
“Nosotros estamos en esa onda porque nuestra tarea es apoyar a nuestros ‘partenarios’ a superar la pobreza. Siempre y cuando repito, ciertas condiciones en cuanto a cómo gobernar, cómo hacer participar a la gente, el modelo democrático, sean respetados”.
swissinfo, Marcela Águila Rubín
Empero, existen puntos de partida positivos:
Para la opinión pública y parte del sistema judicial, las responsabilidades relacionadas con las violaciones a los derechos humanos y el enriquecimiento ilícito se han vuelto un tema recurrente. Los procedimientos judiciales contra Pinochet, Menem, Fujimori o Montesinos demuestran que la impunidad tiene límites.
En los Parlamentos, tienen voz los representantes de las poblaciones indígenas. Otro aspecto positivo es la presencia cada vez más importante de la sociedad civil en los procesos hacia la solución de los problemas sociales.
Fuente: Líneas directivas de COSUDE en América Latina
A mediados de los años 90, COSUDE compartió las justificadas esperanzas por el auge de la región latinoamericana. En gran medida, habían sido ejecutados los programas para estabilizar la situación macroeconómica y parecían quedar atrás las hiperinflaciones y crisis financieras de los 80.
La democracia había vuelto a casi toda la región. Estaba abierto el camino para una segunda generación de reformas para una administración estatal más eficiente y una nueva distribución de las responsabilidades entre actores estatales y privados. Se vislumbraba un crecimiento económico más equitativo y la consolidación de los sistemas democráticos.
Desde la perspectiva actual, muchas expectativas no se han cumplido: las crisis
financieras recurrentes de los últimos años, las débiles tasas de crecimiento,
los flujos de capitales a veces negativos, el nuevo incremento de la tasa de
endeudamiento, la pobreza que continúa expandiéndose; todo esto hace ver que la política económica y social no ha conseguido los resultados esperados.
La credibilidad del sistema democrático y del sistema económico neoliberal, así como de sus representantes han sufrido un deterioro. Las tensiones sociales aumentan porque las diferencias entre pobres y ricos crecen y porque los servicios sociales son considerados de mala calidad, caros y de difícil acceso.
La corrupción campea tanto en el Estado como en la economía privada. Los gobiernos carecen de la confianza de los electores y los sectores dominantes de la política se oponen a una participación amplia de la sociedad civil. La gente sufre más y más por falta de seguridad, por la delincuencia y la violencia cotidiana, por las deficiencias de los seguros sociales y de jubilación.
Fuente: líneas directivas de COSUDE en América Latina
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