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“La democracia directa suiza es perfectamente exportable a Europa”

De izquierda a derecha: Los candidatos a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos), con la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría durante un debate televisado. Reuters

El abogado y político Daniel Ordás, nacido en Suiza de padres asturianos, propone desde hace años una reforma de la Constitución española de 1978 y que España adopte elementos del sistema político helvético, como la participación y el control ciudadanos.

Daniel Ordás es, junto con Juan Cortizo, coautor de los libros ‘España se merece democracia directa’Enlace externo y ‘España se merece una Re-ConstituciónEnlace externo’. A escasos días de las elecciones generales en España, el próximo 20 de diciembre, recibe a swissinfo.ch para hablar de las perspectivas de cambio y acerca de cómo la democracia directa suiza puede servir de modelo e inspiración para ese cambio.

swissinfo.ch: ¿Podría definir que es la democracia directa suiza para los lectores poco familiarizados con el concepto?

Daniel Ordás: La democracia directa consiste en que, aparte de delegar la labor legislativa a un Parlamento, los ciudadanos mantengamos el poder de control y de participación. La gran diferencia es que en una democracia directa los ciudadanos disponen de instrumentos de participación.

Daniel Ordás, analista político
Daniel Ordás, abogado en Basilea, es analista político y promotor de Reforma 13. Milita en el Partido Socialista Suizo. Rodrigo Carrizo Couto, swissinfo.ch

swissinfo.ch: ¿Cuáles son esos instrumentos?

Daniel Ordás: Por un lado tenemos iniciativas populares, lo que significa que los ciudadanos pueden proponer leyes, enmiendas o incluso la modificación de un artículo de la Constitución. Y luego están los referéndums, que significa que una vez que el Parlamento ha legislado, los ciudadanos pueden recoger firmas durante un plazo determinado para exigir que la decisión se someta a votación popular.

Esta es la mayor diferencia entre una ‘democracia de delegación’, donde los ciudadanos votan una vez cada cuatro años, ceden todo el poder al Parlamento y se olvidan de la política, y la democracia directa, en la que el pueblo es órgano legislativo de forma permanente.

swissinfo.ch: Su primer libro se titula ‘España se merece democracia directa’. ¿Por qué?

Daniel Ordás: Porque considero que es el desarrollo lógico de la Constitución ‘provisional’ de 1978. Entonces se alcanzó un acuerdo de mínimos en circunstancias muy complicadas, pero siempre estuvo previsto que evolucionara. Nunca nadie ha visto la Constitución como un texto inalterable, sino temporal. Quienes critican la Constitución del 78 sin comprenderla me irritan mucho.

swissinfo.ch: ¿La democracia directa puede ser un arma contra la corrupción?

Daniel Ordás: Por supuesto, aunque debemos ser conscientes de que acabar con toda la corrupción es imposible e inviable. Aun sí, lo que puede evitar la corrupción es el control democrático, donde los políticos no puedan decidirlo todo solos. Y el mejor ejemplo de ello es, sin duda, Suiza. Recuerde cuando el ministro de Defensa quiso comprar 32 aviones de combate nuevos, y el pueblo le dijo: “No, gracias”. Esto es inimaginable en cualquier otro país.

En otras latitudes, un Gobierno con mayoría absoluta hubiera aplastado como un rodillo al Parlamento y comprado los aviones. Por eso pienso que las mayorías absolutas son un desastre para un país, sean del signo que sean. En una democracia directa, incluso los partidos minoritarios pueden parar un proyecto con el que no estén de acuerdo.

swissinfo.ch: La reforma de la Constitución será un tema central de la próxima legislatura. ¿Qué urge cambiar?

Daniel Ordás: Lo más necesario es introducir elementos de control democrático y participación ciudadana. Esto es lo imprescindible porque garantiza que luego se puedan seguir haciendo reformas puntuales. También es importante reformar cómo elegimos al Parlamento y definir con claridad qué competencias va a tener el Senado, porque ahora mismo no cumple las funciones previstas en la Constitución [cámara de representación territorial]. Además, hay que definir cuáles son las comunidades autónomas y sus competencias exactas, algo que ahora mismo no está claro.

swissinfo.ch: ¿Ve posible este cambio?

Daniel Ordás: Estoy seguro de que va a ocurrir. El pueblo español es muchísimo más sabio de lo que creen los políticos… Después del 20D tendremos un Parlamento equilibrado y un Gobierno en el que habrá al menos un partido que pide reformas, con una oposición muy fuerte que también exige cambios. Ya se ha dicho desde los partidos que esta será “la legislatura del cambio constitucional”. Creo que va a ser imposible gobernar sin cambios… y sin pactos.

swissinfo.ch: Todos los sondeos indican que se necesitarán coaliciones de dos o tres partidos para poder formar Gobierno. Pero en España no hay tradición de pactos…

Intención de voto

Según los últimos sondeos antes de 20D, el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy obtiene entre un 25,3% y un 29,9% de los votos, muy lejos del 45% que consiguió en los comicios de 2011 y que le permitió gobernar con mayoría absoluta.

En segundo o tercer lugar, según la encuesta, se sitúa el PSOE de Pedro Sánchez, con entre el 18,9% y el 22% de los votos, delante o a la par con Ciudadanos, el partido de centro derecha que encabeza Albert Rivera, que obtiene entre el 18,1 y el 19,6% de los votos.

Podemos, partido antiliberal que encabeza Pablo Iglesias, obtiene entre el 17% y el 19,1% de los votos.

A menos de una semana de la cita electoral, el número de indecisos sigue siendo muy elevado: un 25%.

Daniel Ordás: La inmensa ventaja de un pacto es que nadie va a poder salirse con la suya. De hecho, estas son las elecciones en las que menos importa el programa, pues todos los partidos saben que no van a cumplir sus promesas porque tendrán que pactar. Nadie va a poder cumplir a rajatabla con su programa.

swissinfo.ch: ¿Y cuáles son las desventajas?

Daniel Ordás: Los pactos no tienen nada de malo. En España se cree que la inestabilidad surge de gobiernos débiles, pero en realidad no hay nada más inestable que un Gobierno de mayoría absoluta. Eso provoca que cada cuatro años demos bandazos. La verdadera estabilidad nace de la capacidad de pactar, como en Suiza, donde el Gobierno es fruto de pactos y está sometido al control ciudadano.

Históricamente, los conflictos se resolvían eliminando a una parte de la población. El gran progreso de la Constitución del 78 es que permite que una parte de España pueda gobernar e ignorar por completo a la otra mitad. Y cuando llega el momento, una mitad entrega a la otra las llaves de la Moncloa sin necesidad de pegar un solo tiro…

swissinfo.ch: ¿El federalismo al estilo suizo puede ser una solución a las reivindicaciones soberanistas de Cataluña?

Daniel Ordás: Este es uno de los temas más difíciles. Un modelo federalista análogo al suizo, con comunidades autónomas fuertes que deleguen parte de sus competencias en la federación y ejerzan su soberanía limitada de forma solidaria, es deseable. Este modelo, similar al de los cantones suizos, podría satisfacer ciertas reivindicaciones de la mayoría de los catalanes, aunque siempre habrá descontentos. Nunca conseguiremos un sistema que satisfaga a todos los interesados, pero siempre será mejor que el modelo actual, que tiene más descontentos que satisfechos.

swissinfo.ch: Usted suele decir que no hay razones objetivas para que la democracia directa no pueda funcionar en España. ¿Puede ‘exportarse’ un modelo político?

Daniel Ordás: Yo no propongo exportar el modelo suizo tal cual, sino desarrollar la Constitución de 1978, que prevé la participación directa de los ciudadanos en el artículo y 23.1: “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal”. Es decir, que el Congreso sea elegido libre, democrática y representativamente, lo cual da a entender claramente que la semilla de las listas abiertas ya está sembrada. Nuestra idea, con Juan Cortizo es aportar a España elementos de la experiencia suiza sumados al ’best of’ de toda Europa.

swissinfo.ch: Usted defiende con convicción el modelo helvético. ¿Recibe algún apoyo de la Confederación o del Ministerio de Asuntos Exteriores suizo?

Daniel Ordás: El embajador de Suiza en Madrid ni sabe que existo (risas). Hablando en serio, yo creo que esto es parte del éxito del modelo helvético.

swissinfo.ch: ¿Por qué?

Daniel Ordás: Porque Suiza no exporta su democracia directa. Históricamente, Suiza ha estado siempre rodeada de grandes potencias, y su intento de expansión acaba en el siglo XVII. A partir de ahí, lo único que quiere Suiza es pasar desapercibida y no meterse en problemas. Desde entonces conviven dos mitos. El mito en Suiza de que la democracia directa es una exclusividad helvética: el famoso concepto del ‘Sonderfall’, o excepción suiza. Y una especie de falta de autoestima que hace que muchos europeos (como en el caso español) crean que este sistema no puede ser para ellos. Lo cierto es que la democracia directa es la solución potencial a la mayoría de los problemas del mundo y es perfectamente ‘exportable’ a toda Europa.

Daniel Ordás

Nace en 1974 en Basilea, en el seno de una familia de emigrantes asturianos.

Estudia Derecho en la Universidad de Basilea. Tras completar sus estudios en Berna funda el bufete Advokatur & Rechtsberatung TRIASEnlace externo en 2003. Es copresidente del International Lawyers Network.

Ha sido secretario general del PSOE en Suiza, miembro de la ejecutiva de la Federación del PSOE en Europa y de su Comité Central. Milita en el Partido Socialista Suizo y se ha presentado a las elecciones al Parlamento de Basilea en 2009, cuando promovió el voto cantonal para los inmigrantes.

Junto con el abogado Juan CortizoEnlace externo, ha publicado ‘España se merece una democracia directa’ y ‘España se merece una re-Constitución’ (Zumaque Editorial Grupo RCA) y ha creado el proyecto Reforma 13Enlace externo, que incluye propuestas para reformar el Congreso, el Senado, la elección del Gobierno, así como las listas abiertas y la inclusión de elementos de participación ciudadana

swissinfo.ch: ¿Y qué pasa cuando el pueblo vota ‘mal’ como cuando aceptó prohibir la construcción de nuevos minaretes en Suiza?

Daniel Ordás: El pueblo nunca vota mal. Lo que sí puede ocurrir es que no estemos de acuerdo con el resultado de una votación. Pero casi todas esas votaciones que condenó la comunidad internacional fueron implementadas en otras latitudes sin necesidad de referéndum. Los únicos límites que cabe desear son cosas elementales como los derechos humanos, que son intocables.

swissinfo.ch: ¿Cuál es la diferencia entre la campaña suiza y la española?

Daniel Ordás: La mayor diferencia es que en Suiza las listas son abiertas, por lo que todos los candidatos se implican a fondo y no solo los que encabezan la lista. Además, los ciudadanos pueden juzgar a sus representantes a partir del trabajo que han realizado a lo largo de cuatro años. En España, en cambio, tenemos que elegir en función de lo que nos prometen que harán en los próximos cuatro años.

swissinfo.ch: ¿Cuál sería la idea central que quisiera dejar clara de esta charla?

Daniel Ordás: Que hay en España el renacimiento de la ilusión, similar a lo que vieron nuestros padres. El desarrollo económico ha tapado muchas carencias a nivel político, y es por eso que veremos cambios pronto. Pero yo no soy tan amigo de los grandes cambios. Mi mayor deseo es que España sepa emprender ahora las reformas necesarias y a partir de ahí podamos proseguir con cambios pequeños y templados para evitar los bandazos que hemos vivido: Cada nuevo gobierno arrasa con todo lo que ha hecho el anterior. Si se fija usted, nadie hace campaña en Suiza prometiendo grandes cambios. Creo que esa estabilidad es deseable y de ella podemos aprender los españoles.

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