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Descanso eterno con vista a los Alpes

Dietmar Kappelle en su actividad diaria.

Las leyes suizas no impiden lanzar ni enterrar cenizas mortuorias en plena naturaleza. Las alemanas, sí. Esa prohibición generó a un empresario germano la idea de ofrecer a sus compatriotas el último descanso en Suiza por 322.80 euros.

Aunque hay ciertos reclamos por esta actividad lucrativa que ha convertido un terreno en el Valais en cementerio natural de cenizas, el negocio tiene demanda.

El paisaje efectivamente, es excepcional en un lugar que rodea la comuna de Hérémence. La flora alpina cubre los prados frente a la belleza imponente de los picos nevados. Se trata de un sitio idílico y atractivo para el turismo local y foráneo, proveniente éste, sobre todo, de la vecina Alemania.

Uno de esos turistas germanos llegados al lugar ha sido justamente Dietmar Kapelle, de profesión vendedor, y su esposa Birgit. La idea le llegó de una conversación entre amigos, “una concepto que me permitiría poder vivir aquí”, dice Kapelle en alguna de las diversas entrevistas que ha concedido a múltiples medios de comunicación de Suiza y Alemania.

Así surgió, hace cuatro años y medio, la oferta del ‘Oasis de la Eternidad’, dirigido exclusivamente al mercado germano… y con tan buenos resultados que, según indica a swissinfo, Kapelle está ya muy avanzado en sus preparativos para extender su campo de acción a otros parajes naturales en otros cantones suizos, como el Valais o San Gallen.

Más de 800 personas se han decidido por esta alternativa

Se calcula que al valle de Hérens han llegado los restos cremados de más de 800 difuntos que en vida habían optado por tener su último descanso en la tranquilidad de la naturaleza helvética.

A la oficina postal local llegan día a día paquetes con las ánforas que los crematorios alemanes envían directamente a la dirección de la empresa de Kapelle.

Sin entrar en precisiones, en las entrevistas otorgadas a la prensa, el empresario calcula que al mes recibe unas 60 urnas mortuorias.

“En la imponente naturaleza de los Alpes valesanos pueden ser depositadas sus cenizas o las de sus seres queridos. Esta es la bella y confiable alternativa al cementerio en Alemania o a arrojar las cenizas al mar”, se indica en la página Internet de la empresa ‘Oasis de la Eternidad’.

La lista de opciones y de precios señala que por lanzar las cenizas al viento, al arroyo o enterrarlas, el costo es de 322.80 euros (aprox. 530 francos suizos). Si acuden miembros del difunto, los costos ascienden poco más de cien euros. Y si se elige un árbol o una roca como última morada para el difunto y sus parientes que le sigan en el último viaje, la cifra fluctúa entre 1.000 y 5.000 euros.

En Austria, también prohibido

Aunque en Suiza el tema pareciera sobre todo salido del oportunismo, en Alemania la idea resulta elocuente:

“No queremos ser expuestos en una vitrina de cristal en un cementerio. Nos congratula saber que usted ofrece una alternativa bien lograda. ¿Hasta pronto?”, escribe una pareja de Düsseldof a Kapelle.

En Austria tampoco se permite lanzar al viento o a la tierra las cenizas mortuorias: “Por fin encuentro la posibilidad de evadir las rígidas leyes austriacas para que mis cenizas sean sepultadas (entre la naturaleza), como es mi deseo.”

Dos tercios de los clientes de Kapelle llegan solos, sin familia que los despida. “Muchas personas que no tienen familiares o cuyos seres queridos ya son mayores optan por esta opción”, dice Kapelle poco tiempo antes de esparcir las cenizas de un hombre sobre el arroyo “que conecta con el río Ródano y fluye hacia el mar Mediterráneo, es decir, que parte de sus cenizas podrían llegar hasta allá”.

Para el sexagenario “no es un negocio, sino un servicio” el que ofrece.

Voces en contra

Servicio o negocio, no a todos les gusta: una moción en contra de esta actividad ha sido presentada por tres políticos valesanos.

A esto se suma que la dependencia sobre asuntos de construcción del cantón ha prohibido a Kapelle continuar colocando pequeñas placas con las iniciales de los difuntos cuyas cenizas yacen en dos de las siete parcelas que actualmente tiene su ‘cementerio natural’.

También hay vecinos que no ven con buenos ojos el concepto. “Siempre hay oposición a lo nuevo, también eso ocurríó cuando se instalaron los primeros teleféricos en las pendientes esquiables”, compara Kapelle, quien poco se inmuta por esas voces en contra.

swissinfo, Patricia Islas Züttel

Los costos por depositar las cenizas en un cementerio convencional se triplican en Alemania, en comparación con el precio del servicio básico del ‘Oasis de la Eternidad’.

Las parcelas que ocupa la empresa en el Valais son privadas.

La ampliación de la oferta se proyecta en el cantón de Vaud y en San Gallen, entre otros sitios en Suiza.

También el ‘Oasis de la Eternidad’ ofrece el servicio de lanzar las cenizas mortuarias al mar, cerca de las costas de Dinamarca.

En Suiza la urna con las cenizas del difunto se puede depositar en una tumba o en un nicho convencional.

En respuesta a la demanda creciente, muchos cementerios disponen además de un mausoleo colectivo donde se depositan las cenizas.

También está permitido conservarlas en casa o esparcirlas en un lugar escogido por el difunto.

Hasta ahora, no hay prohibición alguna para dispersar o enterrar las cenizas en la naturaleza.

En el caso de un terreno privado, hay que solicitar la autorización del dueño, y sólo allí se podrá colocar algún signo especial para reconocer esta última morada, como algún tipo de piedra o una pequeña placa.

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