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Las esposas nepalíes, abandonadas por sus maridos migrantes y por el Estado

Mujer nepalí trabajando en el campo

La Copa Mundial de Fútbol de la FIFA 2022, celebrada en Qatar, evidenció la compleja situación que viven los trabajadores migrantes nepalíes en el Golfo. Pero se habla poco sobre el elevado coste que deben pagar sus esposas en su país de origen.  

Suntali Tamang quedó viuda hace poco más de seis meses. Su esposo, Tirtha Bahadur Tamang, dejó su hogar en 2021 en busca de trabajo en Qatar. Menos de un año después cayó enfermo y fue hospitalizado. El Comité de Coordinación Pravasi Nepal, una organización de apoyo a migrantes, lo ayudó a retornar a Nepal, pero Tirtha Bahadur no consiguió llegar hasta Padaali, su pueblo ubicado en el municipio de Chulikhel, a un par de horas por tierra de la capital. Thirtha Bahadur murió una semana después de haber sido admitido en un hospital de Katmandú.

“Ya no pudo regresar a su hogar y ver la casa que había ayudado a construir”, recuerda Suntali.

Suntali
Suntali Tamang secando maíz delante de su casa; una casa que fue construida con dinero enviado desde Qatar por su marido Tirtha Bahadur. Murió antes de poder regresar al pueblo y nunca llegó a ver la casa. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

El hogar de los Tamang fue destruido por un terremoto en 2015, lo que los obligó a mudarse a una improvisada choza en las cercanías. Para construir una nueva vivienda, Tirtha Bahadur invirtió sus ahorros de dos años de trabajo en Malasia, acumulados antes del terremoto, y pidió un crédito. Pero se fue a Qatar antes de que estuviera concluida.

Hoy, Suntali debe cuidar sola de sus cuatro hijos. Proveerles educación le cuesta entre 20.000 y 30.000 rupias mensuales (entre 135 y 200 francos suizos). Su posición social en la comunidad en la que habita está bajo presión. Le es difícil contribuir a las fiestas familiares.

“Me costó mucho conseguir dinero para la ceremonia del Bratabandha de mi sobrino”, dice, refiriéndose a un ritual tradicional nepalí que marca el inicio de la juventud de los adolescentes varones.

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Suntali tiene gallinas y una vaca, además de una pequeña parcela de cultivo que le permite cosechar los alimentos que serán el sustento de su familia durante al menos cinco meses al año. Además, trabaja como empleada agrícola para llegar a fin de mes.

Cuando se le pregunta cuál es su principal reto actual, las lágrimas corren por sus mejillas. Su vecina toma la palabra y asegura que es afrontar la pérdida de su marido, quien era un buen hombre. En el ciclo 2021-2022, murieron un total de 1.395 trabajadores migrantes nepalíes (39 eran mujeres), y en la mayoría de los casos quedó asentado que fue por “causas naturales”. Un precedente que no disuade a las jóvenes generaciones de querer partir a labrarse un futuro en el extranjero.

“Mi hija mayor está aprendiendo coreano porque quiere emigrar allí”, dice Suntali, “un curso de seis meses cuesta 20.000 rupias”, dice.

El Centro de Recursos para MigrantesEnlace externo (MRC en inglés), financiado conjuntamente por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y el gobierno nepalí, ayudó a Suntali a acceder a la indemnización a la que tenía derecho como viuda de un migrante fallecido en el extranjero. Recibió 700.000 rupias (4.700 francos suizos) de la empresa para la que trabajaba su marido, otras 700.000 rupias de la Junta de Empleo en el Extranjero de Nepal, y 1,3 millones de rupias (8.800 francos suizos) de la compañía de seguros. Suntali tomó la decisión de asistir a cursos de educación financiera en el MRC para aprender a sacar el mayor provecho posible a esos recursos.

Batallando para sobrevivir 

Suntali ha sido afortunada. Binod Ghorsaine -un migrante retornado que hoy es pagado por Suiza para identificar familias de migrantes que necesitan apoyo para contactarlas con el MRC- guía a SWI swissinfo.ch en su motocicleta hasta el pueblo de Mitinichhap para reunirnos con una viuda que ha corrido con menos suerte.  

Binod
Binod Ghorsaine trabajó como jornalero inmigrante en Malasia durante un año, pero ahora regenta su propia tienda y trabaja a tiempo parcial para el proyecto Migración Segura. Le pagan unos 65 dólares al mes por ayudar a identificar a personas, incluso familias enteras de migrantes en apuros y animarles a aprovechar los servicios que ofrece el Centro de Recursos para Inmigrantes. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

Encontramos a Rampyari Ghorsaine presurosa, teme llegar tarde a su empleo como trabajadora agrícola en los cultivos de unos vecinos. Pese a ello, no escatima en hospitalidad, y nos ofrece agua fresca y guayabas.

Su marido deseaba que sus dos hijos recibieran una mejor educación, pero no tuvo el apoyo de sus parientes cuando les expresó su intención de matricularlos en una escuela privada, así que decidió partir a trabajar a Qatar en 2008.

“Durante los tres primeros meses no tuve ninguna noticia de mi esposo. No teníamos teléfono en el pueblo. Después nos envió 40.000 rupias nepalíes (270 francos suizos) y unos meses después inscribí a mi hijo mayor en una escuela privada”, narra.

El esposo de Rampyari Ghorsaine murió 10 meses después de iniciar su trabajo como obrero en Qatar. Su empleador afirmó que fue por causas naturales, así que la familia no tuvo derecho a una indemnización. En ese momento, el gobierno nepalí no tenía previsto ningún apoyo para las viudas de los migrantes y el seguro para migrantes se introdujo seis meses después de la muerte del esposo de Rampyari. Así que lo único que recibió de la empresa fueron 100.000 rupias (675 francos suizos) y la agencia de contratación le otorgó 20.000 rupias adicionales (135 francos suizos) para cubrir los gastos funerarios.

“Mi marido no tenía estudios y a mí me preocupaba que le resultara difícil desenvolverse en el extranjero. Creo que aquí hubiéramos podido vivir mejor. Tenemos algunas tierras y es posible sobrevivir”, dice. 

Rampyari
Cuando Rampyari Ghorsaine se casó no había electricidad en el pueblo, ni carretera asfaltada, y el molino de arroz estaba muy lejos. Su marido se fue a trabajar a Qatar en 2008, pero murió allí 10 meses después. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

Tras la muerte de su esposo, Rampyari estaba mentalmente ausente, dormía mal y tomaba medicación para la depresión. Recibió apoyo psicológico del MRC para sobrellevar lo mejor posible su pérdida. También ha sido difícil para ella no tener a su hijo mayor a su lado. Pese a su reticencia, la viuda pidió un crédito de 1,5 millones de rupias nepalíes (10.100 francos suizos) para enviarlo a estudiar a Japón.

“Estoy en contra de la emigración y no aconsejo a nadie que envíe a su familia al extranjero”, dice.

Rescatando a sus esposos… hasta extenuarse

Sharu Joshi, experta independiente en empleo y migración laboral extranjera, asegura que el impacto más negativo de la migración nepalí es el importante incremento que ha experimentado la carga laboral de las mujeres. Las estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) refieren que las mujeres nepalíes realizan el 85% de las tareas del hogar y cuidados familiares que carecen de remuneración, lo que equivale a 29 millones de horas diarias. Los hombres, en contrapartida, consagran solo cinco millones de horas diarias a las mismas tareas.

Sharu
Sharu Joshi es una de las principales expertas en migración laboral extranjera en Nepal. Ha trabajado para ONU Mujeres, el gobierno nepalí y ahora es consultora independiente. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

“Esto nuestra que las mujeres realizan seis veces más trabajo no remunerado que los hombres nepalíes, frente a la media de cuatro veces que existe en la región del sur de Asia. Debido a la migración, la pequeña contribución que hacían los hombres de Nepal también ha desaparecido”, afirma Sharu Joshi.

Una prueba de lo anterior es que, pese a la escasez de fondos del Gobierno, Nepal ha cumplido exitosamente con los indicadores sociales de desarrollo. Las Naciones Unidas consideran que el país alcanzó, en 2019, las metas de empoderamiento social, económico y político establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

“¿Cómo fue esto posible? La razón es que las mujeres nepalíes se están haciendo cargo de las tareas que debe asumir el Estado, como la nutrición, la salud familiar y el bienestar”, afirma Sharu Joshi.

Maili y Bahadur
Maili Tamang tuvo que pedir un préstamo para pagar a una agencia de contratación para conseguir un contrato de trabajo en Malasia para su marido, Gyan Bahadur Tamang. Su apuesta fracasó, ya que le pagaban mal y además cayó enfermo, lo que le obligó a regresar. Anand Chandrasekhar SWI swissinfo.ch

Aldeas vacías y maridos desconfiados

La aldea de Dandagaun, en la localidad de Dhulikhel, tiene solo 91 hombres por cada 100 mujeres (la media nacional es de 95,6), según el Censo del 2021. Tiene además la segunda plaza en la categoría de hogares pequeños a nivel municipal, con solo 3,83 habitantes por casa, cuando la media nacional es de 4,37. La migración de los jóvenes al extranjero se hace patente.

“Al principio, la gente del pueblo se apoyaba mutuamente. Ahora el pueblo está vacío”, dice Yasodha Gautam, una de las habitantes de Dandagaun.

Yasodha
El marido de Yasodha Gautam trabaja como repartidor de comida a domicilio en Dubai. Están acostumbrados a estar separados, ya que él sirvió en el ejército nepalí y a menudo era destinado a otros lugares del país. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

Su marido, un ex soldado del ejército nepalí, trabaja en Dubái como repartidor de comida a domicilio desde hace año y medio. Yasodha atiende una pequeña tienda y cuida de sus dos hijos. Ella no quería que él partiera, pero su marido quería ver mundo y enviar a sus hijos a buenas escuelas para que lograran ser oficiales superiores del ejército.

“No estoy ni contenta ni triste. Él no está aquí, pero se ha ido para mejorar nuestro futuro”, afirma.

A Bhim Prasad Sapkota, administrador principal de Salud Pública del Ministerio de Salud y Población de Nepal, le preocupa el impacto que la migración tendrá en la demografía del país. La tasa de crecimiento anual de la población cayó del 1,35% consignado en el Censo del 2011 al 0,92% en el Censo del 2021, el nivel más bajo desde 1911. Por su parte, la tasa global de fecundidad pasó del 2,6% en 2011 al 2,1% en 2022, a pesar de que el uso de métodos anticonceptivos modernos entre las mujeres casadas de entre 15 y 49 años se ha mantenido estable en 43% durante este lapso, según la Encuesta Demográfica y de Salud de Nepal de 2022.

“La migración de la población joven está afectando la fertilidad, así como el desarrollo económico y social. Y los tomadores de decisiones, los políticos y la sociedad civil deben tomarlo muy en cuenta”, dice Bhim Prasad.

Bhim Prasad
Bhim Prasad Sapkota, del Ministerio de Salud y Población de Nepal, también está preocupado por el impacto de la emigración. Según él, el sistema sanitario nepalí no está preparado para hacer frente a las necesidades de las personas mayores que se quedan solas en el país. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

De acuerdo con el Informe sobre Migración Laboral en Nepal del 2022, solo el 7,4% de la población nepalí vive en el extranjero. Pero esta cifra no incluye la migración informal ni la que se dirige a India, porque esta última no requiere ninguna autorización laboral por parte del gobierno. Por lo tanto, el dato más cercano a la realidad se encuentra en el Censo del 2021, que refiere que 23,4% de los hogares tienen algún familiar ausente que radica en el extranjero.

“Tenemos pueblos despoblados y sin jóvenes. De los 77 distritos de Nepal, 14 tienen déficit de población”, afirma Sharu Joshi, quien previamente trabajó para ONU Mujeres y para el Gobierno. “Ahora sólo el 6% de la población vive en las montañas, frente al 40% que radica en las colinas y el 54% que está en Terai (zona de llanuras)”.

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Según Joshi, durante los 10 años de guerra civil que vivió Nepal emigraban una media de 200 personas por día. Hoy, en tiempos de paz y estabilidad relativas, el éxodo asciende a 3.000 personas por día. Y estas cifras no están reflejando la presión social que está llevando a los jóvenes a abandonar su país para ir a trabajar al extranjero.

“Hay una suerte de competencia en las familias con respecto al número de hombres que tienen trabajando en el extranjero. Los migrantes son percibidos como más masculinos, mientras que aquellos que se quedan parecen menos varoniles porque no se atreven a asumir riesgos”, dice Sharu.

En su turno, las mujeres que se quedan en Nepal son percibidas desfavorablemente en sus comunidades. Un estudio realizado por la COSUDE en 2019, resultado de una encuesta a más de 1.000 esposas de migrantes de los distritos de Saptari y Dhanisha, concluyó que la gente sospechaba frecuentemente que utilizaban mal las remesas y tenían relaciones extramaritales. Pero los investigadores del Instituto Nepalés de Investigación Social y Medioambiental que realizaron el estudio encontraron poca evidencia al respecto.

“Hubo en total tres casos en los que las mujeres tuvieron relaciones extramatrimoniales, y esto podría haber sucedido también si el esposo no hubiera emigrado. Pero las historias se extrapolaron y difundieron en todo el distrito, creando falsas narrativas”, dicen los autores del estudio.

Pero los artículos de prensa basados simplemente en anécdotas han creado una imagen negativa de las esposas de emigrantes echando leña al fuego. Existe un sentimiento generalizado de desconfianza entre las parejas.

“No todo el mundo emigra con éxito. Algunos hombres y mujeres tienen segundos matrimonios (un eufemismo que existe en Nepal para referirse a las separaciones)”, dice Yasodha.

No todo es dinero 

Frente a la tienda de Yasodha hay un restaurante a cargo de Mirani Lama. Su esposo comparte habitación con el marido de Yasodha y ambos realizan el mismo trabajo. Mirani debe atender un negocio que es muy demandante y cuidar también de su hijo y de su hogar.

“No es fácil manejar el restaurante sola. Mi hermano y mi hermana me apoyan”, dice.

Mirani
El marido de Mirani Lama no pudo enviarle dinero desde Dubai durante los cuatro primeros meses porque tenía que sacarse un nuevo carné de conducir. Recomienda a los emigrantes que mejoren y actualicen sus conocimientos antes de partir. Anand Chandrasekhar / SWI swissinfo.ch

La familia de Mirani necesita el dinero de Dubái para vivir. Su marido envía 92.000 rupias (620 francos suizos) mensuales a su cuenta nepalí. La estadística oficial refiere que los migrantes enviaron remesas por un total de 1,06 billones de rupias nepalíes (7.150 millones de dólares) en 2021, que equivalen al 23,8% del PIB de Nepal. Es común que la mayoría de las conversaciones cotidianas sobre migración en Nepal giren en torno a las remesas enviadas a los hogares. Pero en tiempos recientes también se reflexiona sobre sacrificio social que supone que tantos jóvenes emigren al extranjero. El Censo del 2021 confirmó, por ejemplo, que 17,1% de los niños viven sin su padre.

“Las familias migrantes tienen un mejor acceso a los servicios de salud y educación como resultado de las remesas. Pero su estilo de vida no es el mismo debido a la ausencia del padre, que provoca que el crecimiento y desarrollo de los niños, así como su proceso de socialización, se vean impactados negativamente”, afirma Bhim Prasad.

El funcionario nepalí aboga por que el Gobierno tome medidas políticas para que los migrantes en el extranjero puedan regresar a Nepal a crear negocios propios aprovechando los conocimientos y habilidades que han adquirido en otros países. Esto podría fortalecer la economía nacional. Pero solo será posible si los retornados y sus esposas sienten que tienen realmente un mejor futuro en Nepal que en Qatar o Malasia.

Por ahora, la mayoría parece preferir la opción del trabajo en el extranjero, ya que el Departamento de Empleo en el Extranjero de Nepal ha renovado 1,8 millones de autorizaciones de trabajo desde el año fiscal 2011/2012. Un informe sobre la evaluación de la pandemia de COVID en Nepal realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) mostró en 2021 que el 64% de aquellos que regresaron a Nepal por razones sanitarias querían volver a emigrar.

chicos sentado en el interior de un aeropuerto haciendo una videollamada por el móvil
Un migrante que se dirige a los Emiratos Árabes Unidos hace una última llamada telefónica a su familia cerca de la puerta de embarque del aeropuerto internacional de Tribhuvan. Anand Chandrasekhar SWI swissinfo.ch

Dada la importancia de las remesas para la economía, el gobierno facilita la renovación de permisos laborales permitiendo que se realice en las embajadas de los países de destino (hasta dos veces) o que puedan tramitarse por Internet.

“El país funciona gracias a las remesas, pero los políticos aseguran que no quieren que la gente se vaya y quieren que los emigrantes vuelvan”, afirma Sharu.

El futuro de cada una de las dos familias entrevistadas por SWI swissinfo.ch en el pueblo de Dandagaun se anticipa distinto. El marido de Yasodha cumplirá 40 años en 2024 y tiene previsto regresar de Dubái dentro de seis meses. Yasodha no quiere que él se vaya nuevamente a Dubái abandonando a su familia, pero tampoco puede impedirle que lo haga mientras él goce de buena salud.

“No es que no tenga futuro en nuestro país, pero si las cosas siguen como están, volverá al extranjero nuevamente”, explica.

En tanto, el marido de Mirani volverá a casa dentro de 10 meses. Y ella lo aguarda con impaciencia porque han tomado una decisión muy importante juntos.

“Hemos acordado que él no volverá a trabajar en el extranjero. En lugar de ello, planeamos ampliar el restaurante”, dice.

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La investigación para este reportaje fue apoyada por el programa suizo EQDAEnlace externo (“buscando más allá”, en francés), que organiza un intercambio anual de periodistas suizos y de países en desarrollo, con el respaldo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE). El tema elegido en 2023 fue “Demografía”.

Medios de comunicación de países en desarrollo son seleccionados por EQDA para estos intercambios editoriales y los periodistas de cada tándem se ayudan mutuamente en la realización de reportajes en sus respectivos países.

Texto adaptado del inglés por Andrea Ornelas 

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