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Emigración: la fiesta de los Althaus

Albert Althaus (centro) saluda al ing. Orlando Pilatti, uno de los numerosos descendientes de los Althaus que se reunieron en Romang. (Foto N. Dominguez) swissinfo.ch

Para conmemorar los 125 años de la emigración de los Althaus de Suiza y los 120 años del arribo a Argentina, los familiares organizaron un encuentro con todos los descendientes.

Más de 400 personas llegaron a Romang, a 700 km. de Buenos Aires, para estrechar sus manos por primera vez.

Cuando en la madrugada del 28 de septiembre llegaban los autobuses a Reconquista desde distintas partes del país, y los pasajeros preguntaban “¿Cómo llego a Romang?”, la respuesta obtenida no era una indicación, sino otra pregunta inmediata: “¿Va a la fiesta de los Althaus?”

Es que aunque Reconquista es una gran ciudad, Romang es un pequeño pueblo ubicado a unos 45 kilómetros de allí, que rara vez vive tantas visitas al mismo tiempo fuera de la temporada estival. Y “la fiesta de los Althaus” había logrado quebrar la tranquila rutina de la zona.

“A las 10:30, en la Plaza de Romang”

Tímidos o eufóricos, desconcertados o expectantes, pero siempre alegres y curiosos. De esta forma empezaron a llegar los Althaus a la plaza, donde se habían dado “cita a ciegas” todos los familiares.

Solos o en pequeños grupos se fueron acercando hasta el monumento de Teófilo Romang, donde se presentaban y se saludaban. Pocos después, los abrazos y las charlas animadas se habían tornado comunes, mientras la plaza era copada por cientos de descendientes.

“Estoy fascinado. Me he encontrado con amigos que no sabía que eran parientes, de Reconquista, de Romang, de Malabrigo… y muchos me señalan y me dicen: ¿Vos también….? ¡Sí, claro que sí, mi mamá era descendiente directa de los Althaus!”, cuenta maravillado el ingeniero Orlando Pilatti.

Ganas más trabajo: sueño cumplido

“En realidad esto comienza hace casi tres años, por una vinculación con Carlos Althaus, que reside en Arlington, Estados Unidos”, afirma Alberto Althaus, uno de los espíritus más comprometidos en la ardua tarea de lograr el sueño de reunir a la familia.

“Carlos ya había realizado un estudio de los orígenes de la familia. Faltaba desarrollar la historia de los hijos de Ludwig y Bárbara, por lo que decidimos hacerlo, y sobre esa idea se comenzó a investigar”, cuenta Alberto.

Explica que fue una tarea ardua porque había algunas ramas familiares de las cuales se había perdido todo vestigio. “Esos trabajos se fueron completando casi totalmente y con esos elementos se decidió hacer un encuentro familiar”, asegura.

CDs de guías telefónicas, padrones electorales e interconsultas entre familias, fueron apenas algunos de los métodos por medio de los que ubicaron personas. Todo servía si ayudaba a encontrar a un nuevo descendiente.

“Se fue tejiendo una tela de araña en la que se iban completando los datos. Aún faltan algunos, pero el grueso ya está realizado”, señala Alberto con orgullo y sorpresa, y agrega satisfecho:

“Cuando comenzamos a organizar el encuentro, teníamos una aspiración de alrededor de cien personas. Pero a medida que se iba difundiendo la idea se fueron incorporando familiares y excedieron los cálculos. Hoy estamos alrededor de los 400 asistentes, con familiares que han venido de todas partes del país, incluso del extranjero!”

“Tirando la casa por la ventana”

La fiesta tuvo de todo: desde una “parrillada” espectacular de pollos y chorizos, un pastel enorme decorado con el escudo de la familia, hasta diferentes souvenirs para que todos los asistentes se lleven un recuerdo. Por supuesto, el folklore de la región invitó al baile.

Nancy Althaus, que fue una de las organizadoras de la reunión junto con Alberto y con Jorgelina Hazebrouck Althaus, contó a swissinfo:

“Desde hace unos dos años pude empezar a colaborar más en este proyecto. Hoy hay un libro con la familia de cada uno de los hijos de Bárbara y Ludwig, todo sobre base documentada y con fotografías. Fue un trabajo de hormiga”, enfatiza.

Ella y su hermano Yves fueron parte activa de la organización del festejo: “Vivo esto muy emocionada, nunca pensé que íbamos a ser tantos. Hicimos souvenirs y mi hermano talló mates para regalar como un recuerdo de los Althaus”

Las raíces que buscó el “tío Carlos”

Ricardo Althaus vino desde Madrid porque le pareció que esta reunión era “algo que tal vez se podría producir una única vez”, y Cristina Huber viajó desde Alemania guiada por sentimientos similares. Familiares de toda la Argentina se hicieron presentes, incluidos los tíos del presidente Néstor Kirchner.

“Esta fiesta es un trabajo que vivió toda la familia. Mi esposo Alberto trabajó intensamente con Carlos y han hecho una labor asombrosa en poco tiempo”, asegura Nelly Hein, quien actualmente se encuentra trabajando en un libro sobre los fundadores suizos de Esperanza.

“A Carlos no tenemos palabras para agradecerle. Valoro enormemente su constancia. Durante veinte años investigó y trabajó y éste es el florecimiento de eso que había cultivado. No se hubiera logrado nada sin su iniciativa”, concluye Alberto emocionado.

El sueño que el “tío Carlos”, como lo llama la familia, construyó y alentó desde Washington, está cumplido con creces. El amor por las raíces ha tenido su fiesta en Romang,


swissinfo, Norma Domínguez – Santa Fe.

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