Romang, pequeña Berna
Enclavado en el noreste santafesino, Romang, el pueblo fundado por el suizo Peter Wingeier guarda parte de la historia de los inmigrantes berneses en la Argentina.
Un repaso por la historia de los suizos que muchas veces debían enfrentarse a los aborígenes y a los gauchos.
Si usted está en la ciudad argentina de Romang y consulta la guía telefónica, lo primero que va a pensar es que se equivocó y que tiene un directorio de la ciudad suiza de Berna entre sus manos.
Schmidt, Grieder, Althaus, Voegeli, Neter, Bormez, Sager, Gay, Bittel, Schafter, Kaufmann, Kruger o Ramseyer, son sólo algunos de los apellidos que, predominantes, se entremezclan en las páginas de la guía con los Fernández, Álvarez o Rodríguez.
Es que este pequeño pueblo, enclavado en el noreste santafesino, fue fundado por Peter Wingeier en 1873, un suizo bernés que llegó a la Argentina en 1860 y ocultó su identidad bajo el seudónimo de “doctor Teófilo Romang”
La historia del fundador
Emprendedor, jefe comunal y expedicionario, Wingeier –que también fundó Helvecia, otro de los pueblos suizos de los alrededores- tiene una historia controvertida, pero no por eso menos meritoria en cuanto a su labor colonizadora.
Según la escribana, docente y traductora Yansi Huber, Wingeier era oriundo de Trubschachen, y luego de un fracaso matrimonial partió solo para América. Tenía dos hijos para criar.
“Usó un dinero confiado a él para niños huérfanos, por eso cambió su nombre. Le facilitaron un pasaporte de un médico de Langnau llamado Teófilo Romang. Él era escribano y propietario de una fábrica de relojes que lo llevó a una situación de quiebra”, relata Huber.
“Aquí se dedicó a fundar pueblos”, explica la escribana y cuenta que allá, por 1850, en zonas rurales del cantón de Berna, el médico curandero era algo propio y auténtico.
“Wingeier, con su supuesto título de médico, en casos necesarios ejerció esa medicina casera que conocía de su pueblo”, asegura.
Según Huber, el peculiar “médico” limpió sus culpas antes de morir: “el dinero que una vez usó lo devolvió a la Iglesia cristiana de Truschauchen. El hecho no fue conocido sino hasta fines de siglo, cuando se celebró el centenario de la nueva Iglesia”.
La visión del historiador
Darío Orlando Sager es docente, periodista e historiador regional de reconocida trayectoria en el centro-norte santafesino.
swissinfo conversó con él acerca de las particularidades del pueblo y la historia de su inmigración.
“Romang es fruto de la colonización secundaria en la provincia de Santa Fe, que se inicia con la llegada de los grupos helvéticos que trajo Aarón Castellanos para fundar Esperanza, primera colonia agrícola argentina”, asegura Sager, y agrega:
“Actualmente es una ciudad cosmopolita que respeta sus tradiciones y en cada agosto, siempre, estamos haciendo la fiesta suiza. Se han conservado los apellidos pero se ha perdido la lengua, el dialecto suizo-alemán que, recuerdo, hablaban nuestros abuelos”.
Sager también destaca que la historia de los inmigrantes no ha sido sencilla. Muchas veces debían enfrentarse a los aborígenes, a los gauchos y hasta a los desafíos naturales, más allá de que siempre se apuntó a la integración entre colonos, criollos e indígenas.
Con los brazos y el corazón abiertos
Hoy Romang está rodeado de río y campo y alberga a 8.500 hombres y mujeres en toda su extensión. Su lema de bienvenida declara que recibe a los visitantes “con los brazos y el corazón abiertos.”
En la médula del pueblo, el espíritu suizo se refleja en los nombres de las calles, bautizadas con los apellidos de sus fundadores berneses, las que se cruzan con los próceres argentinos.
También en la denominación de los comercios, en su tradición agricultora y en su hospitalidad, condiciones que lo han tornado en un lugar preferido por los turistas, que eligen sus parajes para descansar o dedicarse a la pesca.
swissinfo, Norma Dominguez, Santa Fe.
El suizo bernés Peter Wingeier tomó el seudónimo de ‘Dr. Teófilo Romang’ al fundar el pueblo de Romang, en el noreste santafesino, Argentina, en 1873.
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