
España muestra a los jóvenes de Senegal la cara menos conocida del cayuco
Dakar, 9 abr (EFE).- La Embajada de España en Senegal y Casa África muestran esta semana a jóvenes senegaleses la cara menos conocida de los cayucos, las duras condiciones que afrontan en Europa los emigrantes que logran sobrevivir a la travesía en el mar para enviar dinero a casa y las penurias que casi nunca cuentan a sus familias.
Lo han hecho a través de la proyección del documental autobiográfico del actor senegalés afincando en España Abdoluye ‘Thimbo’ Samb, ante dos auditorios muy diferentes: los vecinos de Kayar, una localidad de pescadores situada nos 60 kilómetros al norte de Dakar, y los estudiantes de la Universidad Cheikh Anta Diop.
«Mamá, hay cosas que no te he contado», confiesa a su madre en la cinta el actor, que llegó en cayuco a Canarias en 2006, antes de contarle por primera vez que durmió en la calle, que pasó hambre, que trabajó de vendedor ambulante clandestino, que lo detuvieron y que, muchas veces, ha sufrido en carne propia el racismo.
Es una de las escenas más impactantes de ‘Los cayucos de Kayar’, un trabajo del realizador madrileño Álvaro Hernández Blanco, que fue precandidato a los Premios Goya en el apartado de corto documental y se proyecta por primera vez en Senegal en Kayar por deseo de su protagonista. Es su pueblo natal y allí se rodó.
Unas 35.000 vecinos viven en Kayar, cuya economía depende fundamentalmente de la pesca, del fruto de los cayucos. Varios cientos se congregaron el martes por la noche en la plaza del pueblo para ver lo que su paisano Thimbo Samb tenía que contarles y, en algunos casos, para verse a sí mismos, porque el corto es una sucesión de conversaciones del actor con sus familiares y amigos.
Como el propio Samb dice en las primeras escenas del documental, la historia de ‘Los cayucos de Kayar’ parte de un meme: de una foto de una playa africana atestada de cayucos; una imagen que alguien usa en redes sociales para alertar de una «invasión» en ciernes.
La playa de Kayar es como la de ese meme: un arenal repleto de cayucos que salen a pescar y regresan con las capturas del día, cada vez menores, cada vez menos rentables. Es una de las circunstancias que explica que, dentro de Senegal, Kayar sea uno de los puntos más frecuentes de salida de cayucos con emigrantes hacia Canarias.
Los vecinos del pueblo que presenciaron la proyección lo saben bien. Lo que no se esperaban es que el tipo más popular de Kayar les dijera que no merece la pena jugarse la vida así y les confesara que se siente culpable de haber inspirado de forma involuntaria, con su éxito, a que otros tomaran un cayuco a España.
‘¿A cuantos he inspirado a coger una patera a España que han muerto en el mar?’, se pregunta en la cinta el actor, en unas palabras que cayeron como una losa durante en su pueblo, no solo por la reflexión, sino también por lo que mostraba la pantalla.
En ‘Los cayucos de Kayar’ no hay imágenes trágicas, ni naufragios, pero la cinta está llena de cargas de profundidad: aparecen en la playa una docena de adolescentes proclamando ante la cámara que, en cuanto puedan, cogerán un cayuco a España, por más que Thimbo Samb les alerte del peligro. Los vecinos de Kayar los conocen: saben que varios murieron intentándolo después de grabarse el documental.
El alcalde de Kayar, Aliou Ndoye, aprovechó el argumento que le daban las imágenes para subrayar que los esfuerzos que España hace en cooperación con Senegal no se ven en su pueblo.
Pidió Ndoye a la Embajada que explore acuerdos directos con su Ayuntamiento e hizo una proclama: si la flota pesquera española anda escasa de marineros, a Kayar le sobran. Faltan los visados, dijo.
De eso mismo se habló este miércoles en la Universidad Cheikh Anta Diop, cuyos estudiantes no tienen la misma conexión directa de los vecinos de Kayar con las imágenes del documental, pero también se sienten interpelados por la pérdida de miles de jóvenes senegaleses en el mar, jóvenes que no veían otro futuro que el cayuco.
En sus reacciones a la proyección, se repitió una solicitud: Europa debería facilitarles visados temporales, favorecer una migración legal y circular. Darles, en definitiva, la oportunidad de probar legalmente una experiencia laboral en Europa para poder luego regresar, sin sentir por ello el peso de un fracaso. EFE
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