Nestlé desafía la crisis argentina
A pesar de la profunda recesión económica de ese país, la multinacional suiza de la agroalimentación multiplica sus inversiones locales. La firma mantiene su confianza en el potencial de ese mercado clave en América Latina.
Nestlé invirtió 150 millones de dólares en Argentina el año pasado y decidió continuar sus operaciones. Además, el grupo helvético adquirió de nueva cuenta la división alimenticia animal de Cargill en Buenos Aires.
Esa ofensiva local se enmarca en una estrategia mundial del grupo. El mes pasado Nestlé se convirtió en el número uno del planeta en el ramo de alimentos para mascotas, con la readquisición de los activos de la empresa estadounidense Ralston Purina.
Esta serie de adquisiciones debería permitir al grupo helvético efectuar importantes economías. Más aún si se considera que Argentina ofrece abundantes recursos agrícolas.
Nestlé concluyó también una asociación con Quilmes, el gigante local en el rubro de las bebidas. La empresa se convirtió así en accionista mayoritario (51%) de la marca de agua mineral Eco de los Andes.
La red de distribución de Quilmes va a impulsar el lanzamiento de la marca Pure Life, comercializada ya en el vecino Brasil.
Esa operación intenta hacer frente a la ofensiva de la firma francesa Danone, la cual efectuó diversas adquisiciones en el sector del agua mineral en Argentina durante los últimos dos años.
El apetito de Nestlé puede parecer sorprendente en la medida en que Argentina está sumida en una grave recesión desde hace tres años. El gobierno no ha logrado estabilizar la economía del país a pesar de un empréstito por 40.000 millones de dólares concedido al final del año 2000 por el Fondo Monetario Internacional e instituciones bancarias privadas.
La paridad entre el peso argentino y el dólar, fijada hace ya una década, está amenazada. Los efectos de una dolarización total de la economía, inclusive de una devaluación, tendrían efectos inciertos en el sector de los bienes de consumo.
De cualquier forma, Nestlé parece desafiar la crisis con un cierto voluntarismo. La multinacional helvética es actualmente propietaria de cinco fábricas en Argentina y prevé mantenerlas en actividad.
Presente en el país desde los años 30, la firma ha aprendido a manejar los ciclos locales de la economía. Inclusive, parece que el hecho de invertir en la cresta de la ola, puede ser la mejor opción a largo plazo.
Thierry Ogier.
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