Convenios de Ginebra: 75 años protegiendo a los prisioneros de guerra
Los Convenios de Ginebra existen desde hace 75 años y protegen a las víctimas de la guerra. En 1949, cuando se adoptaron, incluyeron disposiciones anteriores del derecho internacional humanitario y fueron más allá. Se hizo hincapié en que había que proteger a los prisioneros de guerra y a las personas civiles.
“El CICR tiene el derecho y el deber de innovar siempre que los principios de humanidad lo exijan”. Esta cita de Renée-Marguerite Frick-Cramer está inscrita sobre una pared de la sede del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Ginebra. Frick-Cramer fue la primera mujer delegada del CICR y la primera mujer nombrada miembro de la Junta Ejecutiva del CICR en 1918. Frick-Cramer contribuyó de manera significativa a desarrollar los Convenios de Ginebra de 1949.
En 2024 se cumple el 75 aniversario de los Convenios de Ginebra, que constituyen el núcleo del derecho internacional humanitario. Estos cuatro convenios protegen a las personas víctimas de la guerra.
“Desde la antigüedad y en todo el mundo, en las guerras ha habido acuerdos para proteger a las personas vulnerables, como niños, mujeres y ancianos”, afirma en una entrevista con SWI swissinfo.ch Daniel Palmieri, historiador del CICR. Pero a diferencia de esos acuerdos, a menudo temporales, el derecho internacional humanitario es permanente y universal.
Mientras que los dos primeros Convenios de Ginebra de 1949 protegen a los soldados heridos y enfermos en la guerra terrestre y naval, el III Convenio incluye disposiciones sobre el trato que hay que dispensar a los prisioneros de guerra. El IV Convenio, por su parte, protege a las personas “civiles en tiempo de guerra”, especialmente en los territorios ocupados. En el derecho internacional humanitario la protección de las personas civiles es una novedad. El IV Convenio también prohíbe atacar las instalaciones sanitarias.
95 años protegiendo a los prisioneros de guerra
Las normas internacionales para proteger a los prisioneros de guerra se establecieron en un convenio de 1929; hace 95 años. Una de los autores principales de este convenio, cuyas disposiciones se adoptaron en el III Convenio de Ginebra de 1949, fue Frick-Cramer.
Durante la Primera Guerra Mundial, Frick-Cramer había adquirido experiencia poniendo en marcha la Administración Internacional de Prisioneros de Guerra (AIPG), de la que fue miembro fundador. Una organización que creó el CICR poco después de que en 1914 estallara la guerra. Su objetivo era localizar a los prisioneros de guerra y restablecer la comunicación con sus familias.
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El largo camino hacia los Convenios de Ginebra de 1949
La AIPG recibía hasta 30.000 cartas diarias de familiares de soldados que buscaban a sus seres queridos. Los países en guerra, además, le enviaban todas las semanas una lista actualizada de los prisioneros de guerra en sus campos.
En los archivos de la AIPG, que ahora se encuentran en el Museo Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de Ginebra, aparece un tal capitán Charles de Gaulle. El futuro presidente francés fue capturado por los alemanes en la batalla de Verdún en 1916. Su carnet de prisionero de guerra original que se exhibía en el museo, sin embargo, se perdió tras prestarlo para una exposición.
También fue prisionero de guerra el cantante francés Maurice Chevalier. En el archivo se conservan varias cartas de sus amigos y familiares en las que preguntan por su paradero.
Durante la Primera Guerra Mundial, hasta 3.000 personas se dedicaron a recopilar fichas que registraban el destino de dos millones y medio de prisioneros de guerra. Incluso hoy, cuando estalla una guerra entre Estados, el CICR activa su centro internacional de búsquedas. La Agencia Central de Búsquedas intenta localizar a soldados desaparecidos o hechos prisioneros en la guerra entre Rusia y Ucrania.
El CICR toma la iniciativa
“Es interesante observar que no fueron los Estados, sino particulares, quienes desarrollaron el derecho internacional humanitario, concretamente el CICR”, nos dice Palmieri. El CICR tomó la iniciativa de los convenios de 1949 y elaboró los proyectos de texto con expertos militares.
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Invitados por el Consejo Federal (Gobierno), 63 países participaron —en abril de 1949—en una conferencia diplomática para adaptar la normativa a las experiencias de la Segunda Guerra Mundial. China, India y Rusia participaron junto a los países occidentales. El 12 de agosto de 1949, al finalizar la conferencia, dieciocho Estados —Suiza, Estados Unidos y Austria, entre ellos— firmaron los convenios y Suiza se convirtió en el Estado depositario de los mismos. En la actualidad, todos los países (196) han ratificado los cuatro convenios.
Desarrollo del derecho
Según Palmieri, a menudo, la guerra ha sido el motivo para desarrollar el derecho internacional humanitario. Los primeros acuerdos internacionales sobre prisioneros de guerra fueron las Convenciones de La Haya de 1899 y 1907, basadas en las experiencias de la guerra franco-prusiana de 1870, cuando Alemania ocupó partes del norte de Francia.
Pero a partir de la Primera Guerra Mundial, las Convenciones de La Haya resultaron insuficientes. Se basaban en la idea de que las guerras serían cortas: la Primera Guerra Mundial duró cuatro años. Y las Convenciones de La Haya no contemplaban la atención a los prisioneros de guerra gravemente heridos o muy enfermos. El entonces presidente del CICR, Gustave Ador, junto con el Vaticano, recomendó que estos prisioneros —por razones humanitarias—fueran repatriados a su país de origen con la ayuda de terceros países, como Suiza. En 1915, Suiza propuso repatriar a los prisioneros de guerra alemanes y se ofreció a ayudar.
Hacer hincapié en la neutralidad
Hasta el final de la guerra, solo los prisioneros ligeramente heridos o enfermos fueron internados en países neutrales, como Suiza, Holanda o Dinamarca. El objetivo era evitar que, tras su recuperación, los soldados volvieran a combatir. Varios miles de prisioneros británicos, alemanes, franceses y belgas fueron internados en Suiza. En hoteles de lujo de Davos, por ejemplo, donde por la guerra no había turistas, se alojó a quienes padecían tuberculosis. La mayoría de los prisioneros, sin embargo, fueron alojados en campos.
El mismo procedimiento se aplicó durante la Segunda Guerra Mundial. En aquella época en Suiza fueron internados alemanes, británicos, estadounidenses, franceses y polacos. “Suiza pudo demostrar que era neutral”, explica Palmieri. Pero no siempre fue una historia positiva. En el cantón de Lucerna, el campo de Wauwilermoos se hizo famoso cuando acusaron a su comandante de maltratar a los prisioneros de guerra.
Como respuesta al maltrato dado durante la Primera Guerra Mundial a los prisioneros de guerra, en 1929 se adoptó el Convenio de Ginebra “sobre el trato a los prisioneros de guerra”. Los Estados que lo ratificaron acordaron que un soldado que ya no luchaba porque había sido capturado debía ser tratado con humanidad.
Guerras no internacionales
Un nuevo tipo de conflicto surgió tras la Segunda Guerra Mundial: las guerras de descolonización. Una de las novedades de los Convenios de Ginebra de 1949 es que también se aplica el derecho internacional humanitario en estas guerras no internacionales y que deben acatarlo, asimismo, las partes beligerantes no estatales.
El correspondiente artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 exige que sean tratadas con humanidad las personas que no participan en combate. Se prohíbe, además, tomar rehenes y realizar ejecuciones arbitrarias.
Una cuestión política
Pero en varios casos ha habido disputas sobre quién podía ser considerado prisionero de guerra. Para Palmieri “era más una cuestión política que jurídica”. Lo cual no significaba que los Convenios de Ginebra no debieran respetarse.
En el caso de la Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962), Francia no se refería a los rebeldes capturados como “combatientes argelinos” porque, en aquella época, Argelia seguía siendo un departamento francés. Pero como los combatientes argelinos a menudo llevaban uniforme y estaban bajo un mando, se les podía identificar como miembros de un ejército. Esta fue una de las razones por las que el CICR intervino para darles un estatus especial en el caso de que fueran capturados, explica Palmieri.
Pero ¿cuál era su estatus una vez capturados? Si Francia hubiera llamado bandidos o terroristas a los combatientes argelinos capturados, según el derecho penal civil, podrían haber sido condenados a muerte como criminales si hubieran matado a un soldado francés, apunta Palmieri. Con el estatuto del combatiente, sin embargo, matar a un enemigo forma parte de la guerra.
Al final, Francia los etiquetó como “Pris les armes à la main” (PAM) [“detenidos con armas en la mano”]. Esto evitó que Francia tuviera que hablar de guerra. Para el Gobierno francés, oficialmente, se trataba de una operación de seguridad, una operación militar relacionada con disturbios civiles. Pero, al permitir que el CICR visitara los campos de prisioneros, Francia reconoció implícitamente que podía aplicarse el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra
¿Combatientes ilegales?
En el caso de las personas retenidas por tiempo indefinido y sin juicio en la base naval estadounidense de Guantánamo, en Cuba, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la posterior invasión estadounidense de Afganistán, también se planteó la cuestión del estatuto de los prisioneros. El Gobierno estadounidense los calificó como “combatientes ilegales”.
Desde el punto de vista del CICR, no obstante, toda persona en manos del enemigo debe tener un estatus según el derecho internacional: o bien es un prisionero de guerra y cae bajo la protección del III Convenio, o bien es un civil y está protegido por el IV Convenio. Palmieri subraya que el derecho internacional humanitario no reconoce términos como rebelde, bandido o terrorista. El CICR pudo visitar a los prisioneros de Guantánamo y exigió que fueran acusados o puestos en libertad.
En un caso más reciente —el pasado mes de julio— Amnistía Internacional pidió a Israel que pusiera fin a la detención indefinida en régimen de incomunicación de población palestina de la Franja de Gaza ocupada. La ONG sostiene que la detención sin cargos ni juicio en virtud de la ley de “combatientes ilegales” viola el derecho internacional y afirma que también se les debe permitir el acceso a defensa y al CICR.
¿Siguen siendo pertinentes hoy los Convenios de Ginebra? Mientras haya gente sufriendo en las guerras, son pertinentes, concluye Palmieri.
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Texto y galería de fotos adaptados del inglés por Lupe Calvo / Carla Wolff
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