
Hong Kong refuerza su red de videovigilancia con instalación de 60.000 cámaras para 2028
Hong Kong, 3 oct (EFE).- Hong Kong intensificará en los próximos años su sistema de videovigilancia con la instalación de 60.000 cámaras en todo el territorio, una ampliación que forma parte del programa policial ‘SmartView’ y que ha generado alertas dentro y fuera del centro financiero asiático por sus repercusiones sobre la privacidad.
El plan contempla añadir 20.000 dispositivos anuales hasta 2028 en áreas consideradas de alta criminalidad o gran afluencia pública. Según datos oficiales difundidos por el Consejo Legislativo, hasta el 31 de agosto se habían instalado 3.985 cámaras y se habían integrado otras 4.835 pertenecientes a distintos departamentos gubernamentales.
De acuerdo con cifras de la Policía, esta red ha colaborado en la resolución de 433 casos y permitido la detención de 787 personas.
Aun así, la iniciativa no ha conseguido disipar las críticas de organizaciones de derechos humanos y analistas internacionales, que observan en este despliegue un paralelismo con los sistemas de vigilancia omnipresentes que operan en China continental.
Las autoridades defienden el proyecto como una herramienta necesaria para garantizar la seguridad en la urbe, ubicada de manera constante entre las más seguras del mundo. La Policía sostiene que las cámaras reforzarán la capacidad de reacción frente a delitos y permitirán una gestión más eficiente en acontecimientos masivos o emergencias.
El secretario de Seguridad, Chris Tang, explicó que la inteligencia artificial ya se utiliza en dispositivos policiales para gestionar multitudes y leer matrículas de automóviles. Aunque consideró “inevitable” su futura aplicación para identificar personas, subrayó que ello requeriría bases de datos específicas y sistemas de actualización en estudio.
En mayo, la Policía puso en marcha un proyecto piloto con 700 agentes y 30 drones destinados a la vigilancia en zonas fronterizas. Los dispositivos, equipados con visión nocturna y transmisión en directo, vuelan a 60 metros de altitud y reducen el tiempo de patrullaje habitual de una hora a 15 o 20 minutos.
Según el superintendente Ko Chung-ying, los vuelos cumplen con la Ordenanza de Privacidad y se realizan con autorizaciones previas y anuncios públicos visibles en las áreas de operación. Los drones no están equipados con reconocimiento facial y las grabaciones, indicó, se limitan a pruebas en investigaciones criminales.
El debate se enmarca en un contexto de mayor control social tras las protestas prodemocráticas de 2019.
Miles de personas fueron detenidas entonces por desórdenes públicos, y centenares han sido procesadas bajo la Ley de Seguridad Nacional de 2020, que castiga actos considerados subversivos y limita la crítica hacia las autoridades.
El uso creciente de cámaras corporales de quinta generación (5G) por parte de los agentes refuerza los temores de que la ciudad semiautónoma avance hacia modelos de control similares a los de China continental.
Las organizaciones internacionales señalan que, aunque las autoridades insisten en el respeto a la privacidad, la combinación de cámaras de circuito cerrado, drones y potenciales sistemas de reconocimiento facial podría derivar en una vigilancia invasiva con implicaciones restrictivas para las libertades. EFE
msc/aa/cg