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Espionaje: “Nada reemplaza el contacto humano”

En materia de espionaje, la tecnología ha dado pasos gigantes, pero el humano se mantiene como el recurso más importante. Reuters

La utilización de medios electrónicos ha ocultado un poco el espionaje tradicional. La 'Human Intelligence', sin embargo, es todavía una herramienta importante de los servicios secretos. Y Suiza es un territorio interesante de operaciones, como parece mostrarlo el reciente caso de Snowden.

Un banquero estimulado a beber por un agente del servicio secreto de EE.UU., que lo anima luego a volver a casa en auto. En el trayecto, un control de policía. Difícil en ese momento para el banquero de rechazar la ayuda del nuevo “amigo”. Un regalo envenenado. La CIA lo fuerza de esa manera a transmitir  información bancaria confidencial. ¿El escenario? Ginebra.

Cuando hablamos de la historia de la que habría sido testigo el ex empleado de la CIA, Edward Snowden, el otrora jefe del servicio secreto suizo, Peter Regli (en el cargo de 1991 a 1999) se muestra escéptico: “Por lo que yo sé, era un simple informático. No puedo imaginar que este joven, que nunca tuvo una formación de Inteligencia, haya tenido conocimiento de ese tipo de cosas”.

El caso, cierto o no, ha confirmado una cosa: la llamada Inteligencia Humana – servicio secreto por contacto humano, HUMINT en la jerga  – ocupa aún un lugar central en la actividad de los servicios de información de todo el mundo.

Las principales organizaciones internacionales, como la sede de la ONU en Ginebra, son sin duda un destino privilegiado para los servicios secretos de todo el mundo. En los últimos años, en el Palacio de las Naciones se han descubierto, en repetidas ocasiones, aparatos ilegales de escucha.  

Sin embargo, el eslabón débil se encuentra en otro lugar. “Las grandes empresas y las grandes instituciones son conscientes del problema y hacen todo lo posible, desde los puntos de vista informático y humano. Lo que me preocupa es, sobre todo, la ingenuidad de las pequeñas y medianas empresas. A veces, en su página web se encuentra todo, incluyendo un mapa de la fábrica y los nombres de los gerentes”, dice Peter Regli.

Análisis confirmado por el SIC, para el cual “existe un potencial de mejoramiento, especialmente para las PYME”.  Desde 2004, el SIC lleva a cabo un programa de prevención y sensibilización denominado Prophylax, que sugiere, por ejemplo, proceder a un examen exhaustivo de los empleados antes de contratarlos.

Recientemente, el SIC lanzó un programa similar, destinado principalmente a las universidades e institutos de investigación. Contactada por swissinfo.ch , la Escuela Politécnica Federal de Lausana declinó dar detalles sobre las medidas de seguridad adoptadas.

Imposible conocer la dimensión del fenómeno. Incluso para los servicios secretos. “Muchos de los casos de espionaje económico nunca llegan a la superficie, ya que las empresas temen nuevas filtraciones de información en caso de un proceso, además del daño a su reputación”, indica el SIC.

“¿Qué tiene en mente el adversario?”

“En la última década, todos los servicios, pequeños o grandes, han comenzado a utilizar, cada vez con más frecuencia, las redes sociales, Google, etc. Sin embargo, el medio más importante es la Inteligencia Humana”, dice Peter Regli.
 
“Cuando un servicio analiza una situación siempre se pregunta. ‘¿qué tiene en mente el adversario?’. Para saberlo, se puede, por supuesto, controlar su correo electrónico o su teléfono, pero al final, para comprender verdaderamente lo que el otro tiene en la cabeza, nada puede reemplazar el contacto humano. Y es aquí donde entra en acción el denominado agente”, explica el ex jefe de los servicios secretos suizos.
 
Suiza es interesante en más de un aspecto. “Debido a su posición central en Europa, por la presencia de la sede de la ONU y de otras organizaciones internacionales, la plaza financiera, el comercio de energéticos y materias primas”, indica por escrito Johner Simon, subdirector de comunicaciones del Servicio de la Actividad Informativa de la Confederación (SIC). Ginebra, en particular, es un “biotopo privilegiado” para estas actividades, como dijo, a mediados de junio, el ministro de Defensa, Ueli Maurer.
 
En el centro de atención de los espías extranjeros, también hay institutos de investigación, empresas de alta tecnología o sectores que permiten tener acceso a los bienes de “doble uso”, es decir, que podrían ser utilizados para la producción de armas de destrucción masiva.
 
Por último, los organismos de inteligencia extranjeros a veces tratan de controlar a los opositores políticos establecidos en Suiza. En 2012, por ejemplo, la policía de Zúrich detuvo a dos personas en posesión de equipos de alta tecnología, que resultaron ser funcionarios del Ministerio del Interior de Georgia, venidos a Suiza para controlar adversarios.

El ex empleado de la CIA Edward Snowden, en el origen de las revelaciones del Datagate, aseguró haber trabajado también en la representación de EE.UU. en Ginebra. Un hecho confirmado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza, según el cual Snowden laboró en la Misión Permanente de EE.UU. ante la ONU, en Ginebra, entre marzo de 2007 y febrero de 2009.

Durante su estancia en Suiza, habría participado en el reclutamiento de un banquero como informante. Un agente del servicio secreto de EE.UU. habría inducido al hombre a beber demasiado para animarlo luego a volver a casa en auto. En el camino, el hombre habría sido detenido por la policía y uno de los agentes encubiertos se habría ofrecido a ayudarlo. Gracias al vínculo surgido, el banquero habría comenzado a colaborar.

A raíz de esas revelaciones, el Ministerio de Exteriores helvético solicitó aclaraciones a la embajada de EE.UU. en Berna. El presidente Ueli Maurer se dijo a favor de la apertura de una investigación penal contra el espía estadounidense que trabajó en Ginebra, en caso de que hubiera indicios concretos.

Encontrar a la persona adecuada

¿Cómo se procede para establecer el contacto humano? “En primer lugar, es necesario identificar a la persona que puede servir a nuestros intereses. Si tomamos como ejemplo los problemas que Suiza tiene actualmente con Estados Unidos, sería interesante saber qué sucede con el Servicio de Impuestos Internos  (ndlr: IRS, fisco estadounidense) y quién es la persona clave que decide la estrategia a seguir con nuestro país, explica Peter Regli. A continuación, un agente intenta acercarse a esa persona. Son operaciones que pueden durar años y que deben ser llevadas a cabo con guantes de sed, ya que, si surge algo, se está en problemas”.

Los agentes – explica el SIC – actúan a menudo “como diplomáticos, periodistas o empresarios” y como tales entran en contacto con representantes de la vida política y económica, que pueden poseer informaciones interesantes. O con los intérpretes, traductores, estudiantes de postgrado, que a veces tienen acceso a datos confidenciales. “Con pequeños regalos e invitaciones se conquista la amistad”, luego la relación de confianza “se profundiza y, finalmente, se obtienen informaciones secretas”. O se procede al chantaje. “En algunos países, por ejemplo, se acusa a las personas seleccionadas de violaciones a la ley. Un servicio de información puede ofrecer entonces su ayuda a cambio de información y colaboración”.

Gracias a sitios como LinkedIn y similares, identificar fuentes potenciales es casi un juego de niños. ¿Usted se interesa en un especialista en componentes para satélites empleado por una empresa suiza de renombre? Escribe el nombre de la empresa y la palabra satélite y en la pantalla aparece una pequeña lista con las generalidades y el currículum vitae de cinco ingenieros activos en la firma.

Cuando un espía es descubierto, las autoridades suizas pueden ordenar su expulsión, emitir una prohibición de entrada al país o, en el caso de los miembros del cuerpo diplomático, declararlo persona non grata.

Sobre estos datos se mantiene una reserva total. En cuanto a la declaración de persona non grata, el Ministerio de Exteriores se limita a indicar que “estos casos son muy raros”. Solamente a partir de un cierto nivel, “la controversia se trata públicamente a fin de que también sirva como señal”, escribe por su parte, el SIC.

El Servicio de la Actividad Informativa de la Confederación (SCI) no está exento de fugas de informaciones, como el reciente caso de Datagate o el de Wikileaks.

A principios del verano de 2012, un informático empleado por el SIC sustrajo una serie de “discos duros” que contenían “datos muy sensibles”, según declaraciones del procurador general de la Confederación, Michael Lauber. El empleado trató de vender la información en el extranjero, sin éxito.

El caso salió a la luz gracias a un empleado del UBS, que sospechó de las respuestas del informático, que quería abrir una cuenta numerada. Esto provocó muchas críticas contra el SIC y el ministro de Defensa, Ueli Maurer, por las medidas de seguridad insuficientes y la lentitud en reaccionar. La comisión de gestión del Parlamento ordenó una inspección en el SIC, cuyas conclusiones deben ser conocidas próximamente.

De la navaja a la bayoneta

En sus actividades de contraespionaje, el SIC también debe tener en cuenta las barreras legislativas que representan diversas limitaciones, en particular, con respecto a la investigación preventiva de información, como la interceptación de comunicaciones. Además, en la actualidad, la protección de la plaza financiera no entra en la competencia del SIC.

“A principios de los años 90, cuando me convertí en jefe del servicio de información, señalamos al poder político que el final de la Guerra Fría había generado una situación de amenaza asimétrica y que debíamos hacer más en el rubro de la economía y de la plaza financiera”, dice Peter Regli. “Sin embargo, no se hizo nada. Tenemos la seguridad nacional adecuada para los períodos de buen tiempo. Aquí nunca pasa nada, lo que ha hecho al poder político muy pasivo. Pero habría que tener cuidado en caso de que el cielo se ensombreciera”.

El gobierno está actuando. La nueva ley sobre el servicio de información se encuentra en consulta. El nuevo texto posibilita al SIC el uso de nuevas medidas para allegarse información, tales como la vigilancia de telecomunicaciones o el uso de aparatos de localización, y extiende el alcance de su actividad al sector financiero. Un paso que, después del caso de Snowden, muchos creen ineludible: “El servicio de información ya no es adecuado para un trabajo de contraespionaje eficaz. Por eso es absolutamente necesaria la nueva ley”, declaró de manera reciente al periódico Blick, el diputado Pierre-François Veillon (UDC), de la comisión de gestión.

Para Regli, esta ley representa sin duda un paso adelante: “Los otros tienen una lanza. Nosotros podemos pasar de la navaja militar a la bayoneta”.

Nacido en 1944, el divisionario Peter Regli se hizo cargo del servicio secreto suizo (Grupo suizo de información, GSI) en 1991, después de haber estado a cargo de los servicios de inteligencia de las tropas de aviación.

En 1999 Regli fue enviado a la jubilación anticipada por el ministro de Defensa, Adolf Ogi, debido al escándalo provocado por el ex contador del GSI, Dino Bellasi, detenido por abuso de confianza. Bellasi Regli declaró que Regli le había encomendado crear un ejército secreto.

En el mismo año, Regli fue puesto en tela de juicio por Wouter Basson, antiguo jefe del programa de armas químicas y biológicas en Sudáfrica, que afirmó haber contado con el apoyo del jefe de la GSI.

En los años siguientes, Regli fue exculpado de todas las acusaciones y rehabilitado.  

Traducción, Marcela Águila Rubín

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